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Tapa del libro El tesoro bíblico

Por Guillermo McGrath ©1985

Introducción Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3 Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 Capítulo 7 Capítulo 8 Capítulo 9 Capítulo 10 Capítulo 11 Capítulo 12 Capítulo 13 Capítulo 14 Capítulo 15

Capítulo 2 - El estudio de la Biblia

Cómo estudiar y entender la Biblia

La Biblia misma dice: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2.15). Este versículo nos manda a hacer varias cosas: procurar con diligencia la aprobación de Dios en la palabra, obrar en la palabra, y usar bien la palabra. Estudiar quiere decir “adquirir conocimiento por medio de leer sobre un tema y examinarla cuidadosamente”. A los miembros mundanos de la iglesia no les gusta estudiar la Biblia; son demasiado como el hombre que rehusó comprar una colección de libros porque ya sabía más de lo que quería poner por obra. A otros no les gusta el estudio de la palabra de Dios porque es un trabajo duro y no les gusta el trabajo duro. Tal vez no tengan miedo del trabajo manual y hasta puedan tener músculos fuertes en sus brazos, pero los músculos de su mente son débiles por falta de ejercicio. Otros no quieren estudiar la palabra porque un pastor o sacerdote les ha advertido que es peligroso estudiar por sí mismos. Se les ha dicho que deben estar satisfechos con sólo creer lo que oyen sin averiguarlo por sí mismos en la palabra de Dios. Pero la Biblia nos dice que debemos estudiar la palabra de verdad.

En el capítulo anterior aprendimos por qué la Biblia es la palabra de Dios, santa e inspirada. Si en verdad creemos eso, ¿cómo podemos dejar de estudiarla? Un poeta, M.F.Jackson, lo ha expresado bien:

Hipocresía

La Biblia es la palabra de Dios:
Completa, inspirada, sin error;
Pero si pasan los días ...
Y no la leo todavía,
Si no entiendo la ley del Señor;
Si no la leo para aprender,
Pero siempre me atrevo a defender
La bíblica verdad
¿Vale acaso mi hablar?

—Versión española de Pablo Yoder

Estudiar la palabra es la obligación y el privilegio diario del hijo de Dios. George Mueller, bien conocido como un hombre de oración en el Orfanato Bristol, dijo:

La fuerza de nuestra vida espiritual corresponde directamente con el lugar que tiene la Biblia en nuestras mentes y vidas. Solemnemente digo esto por la experiencia de cincuenta y cuatro años. Los primeros tres años después de mi conversión, me descuidé de la palabra de Dios. Desde que comencé a estudiarla diligentemente, la bendición ha sido maravillosa. He leído la Biblia de principio a fin cien veces, y cada vez con mayor deleite. Cada vez me parece como un libro nuevo. Me ha sido de gran bendición el estudio consecutivo, diligente, y diario. Me parece un día perdido si en él no me he gozado en la palabra de Dios.

La falta de estudio de la palabra es la causa mayor de los problemas en las iglesias. Por que no estudian la Biblia, los miembros no conocen bien la palabra de Dios. Resulta que casi no hablan con Dios, porque los que estudian la Biblia, oran. Y si no oran, ¡no es de extrañar que muchas veces no están en buenas relaciones con otros! Sin alimento diario del estudio de la Biblia, la fe padece hambre y se declina hasta que no tiene fuerza. Romanos 14 nos recuerda que los que son débiles en la fe son los que más a menudo están envueltos en dudas y disputas. D. L. Moody dijo:

Oré por fe, y pensé que un día la fe habría de venir y me golpearía como el relámpago. Pero parecía que la fe no vendría. Un día leí en Romanos 10 que “la fe es por el oír, y el oir, por la palabra de Dios”. Yo había cerrado mi Biblia y había orado por fe. Ahora abrí mi Biblia, y comencé a estudiar, y desde entonces mi fe está creciendo.

Sin el estudio de la Biblia y sin la oración no podemos crecer en nuestra vida cristiana. Estudiar la Biblia es permitir que Dios nos hable; orar es hablar nosotros con él.

El propósito de estudiar la palabra es para poder usarla bien. Eso quiere decir que hay maneras correctas y también maneras incorrectas de estudiar la Biblia. En este capítulo examinaremos siete reglas útiles para el estudio de la Biblia: (1) Discernir correctamente la santidad espiritual de la palabra de Dios; (2) Distinguir correctamente entre las épocas del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento de la palabra de Dios; (3) Diferenciar correctamente entre las clases de literatura y palabras de la Biblia; (4) Descubrir correctamente cada libro de la Biblia en su totalidad; (5) Dividir correctamente el texto bíblico en sus partes; (6) Averiguar correctamente el ambiente histórico y el escenario del texto; (7) Digerir correctamente el mensaje y aplicarlo a nuestra vida. No se puede estudiar completa y correctamente ningún pasaje de la Biblia sin usar todas estas siete reglas sencillas. El estudio incorrecto puede ser tan dañoso como no estudiar nada.

1. Discernir correctamente la santidad espiritual de la palabra de Dios: La primera regla del estudio de la Biblia es que debemos acercarnos a la palabra de Dios con reverencia y en oración, sabiendo que la letra sin el Espíritu está muerta. Por tanto, en las inspiradas palabras de la Santa Biblia debemos buscar un encuentro con Cristo, la palabra viva. Lo llamamos el método devocional de estudio bíblico. Este método no es sólo leer sino leer permitiendo que el Espíritu nos hable por medio de la palabra leída. Comienza tu estudio con oración, pidiendo que Dios te revele directamente lo que tus necesidades demandan. De allí lee, escuchando el silbo apacible y delicado que habla a tu conciencia; luego, obedécelo. Si lees la Biblia con una actitud incorrecta, con liviandad, resentimiento, restricciones mentales, aburrimiento, te traerá resultados malos y no te satisfará. Si lees la Biblia con admiración y temor reverentes y con sumisión, Dios te hablará y estarás satisfecho. Escudriña las escrituras. Pide al Espíritu Santo que te muestre tesoros nuevos y viejos. Está listo para aprovechar la instrucción, la corrección, la reprensión, el consuelo, y el adiestramiento. Luego oye y obedece, ¡y serás bendecido! (2 Timoteo 3.16–17; Juan 5.39; Mateo 13.52; Apocalipsis 1.3; Proverbios 30.5; Hechos 17.11). Lo mejor es fijar una hora diaria para el estudio de la Biblia, y guardar tu cita con Dios.

Jardín, mina,estrellas, y cuartel

La Biblia es como un jardín de flores salpicado
Y nadie ha entrado allí sin haber un ramo hallado.
Cual mina es tu Biblia, Dios, llena de joyas bellas,
Y todo aquel que busca allí gozará de sus centellas.
Como el cielo es, tan estrellado; como un gran cuadro fino
Que sirve como guía y luz al viajero en su camino.
Tu palabra es como un cuartel, donde todo soldado halla
Las armas y luego valor de salir a la batalla.
Yo quiero amar tu Biblia, Dios, quiero gozar las flores;
Quiero que me alumbre, sí, y que la mina explore.
En tu palabra quiero hallar mi espada y mi armadura
Que me dé valor de pelear en la batalla más ruda.

—T. Gill
Versión española de Pablo Yoder

Quizá la cosa que más confunde a los estudiantes de la Biblia es que no distinguen correctamente entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Hombres tan inteligentes como Lutero y Calvino hicieron mucho daño por mezclar los dos pactos. Mandaron que los cristianos bautizaran a los infantes porque en el Antiguo Testamento los infantes fueron circuncidados. Mandaron que los cristianos guerrearan porque lo hicieron en el Antiguo Testamento.

Hay que reconocer que hay dos partes principales en la palabra de Dios. En el Antiguo Testamento, Dios escogió una nación mesiánica y una familia mesiánica para preparar el camino para Jesucristo el Mesías, por medio de quien todas las naciones serían bendecidas. Así es que el pueblo de Israel nunca fue un fin en sí mismo, sino fue el medio para llegar a un fin (Gálatas 3.16). Hay un progreso de revelación desde el Antiguo hasta el Nuevo Testamento. Ahora el Nuevo Testamento es nuestra regla de fe y práctica. Los que se olvidan de eso han causado gran daño y confusión. El Antiguo Testamento tenía la promesa; el Nuevo tiene el cumplimiento. El antiguo muestra el símbolo; el Nuevo la realidad. El Antiguo tiene leyes para los de corazones duros; el Nuevo tiene leyes para los de corazones regenerados. El Antiguo subraya la ley; el Nuevo subraya la gracia y la verdad. El Antiguo tuvo un pueblo natural, un reino natural, un terreno natural, mientras que el Nuevo se concentra en un pueblo espiritual, un reino espiritual (la iglesia), y una patria celestial. El Antiguo era sólo una revelación parcial y preparatoria; el Nuevo es completo, la culminación del plan de Dios. Por esto, de cualquier versículo que estudiamos, debemos preguntamos: ¿A cuál pacto pertenece?

Si esto se entiende bien y se toma en cuenta, evitará mucha confusión. Los cristianos ya no tratarán de aprobar los permisos o las costumbres del Antiguo Testamento, porque éstos han sido cumplidos y reemplazados por la ley espiritual del nuevo pacto. Aquí incluimos cosas como: la poligamia, la guerra, el divorcio, la política, el baile, los instrumentos musicales, los sacrificios de animales, el guardar el día séptimo, los días de fiesta, la dieta, el nacionalismo, el racismo, un templo natural, etc. Estudia Mateo 5.38–39; Gálatas 3.24–25; 2 Timoteo 2.15; Mateo 19.8; 2 Corintios 3.6–11; Hebreos 7.18–22; 8.7; 9.1,15; 11.16; 12.28. Todos éstos subrayan la sencilla verdad que el Antiguo Testamento era un ayo para llevarnos a Cristo, y “si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo” (Hebreos 8.7). Hay maestros falsos llamados “dispensacionalistas” que menosprecian la iglesia y exaltan el judaísmo. Aun procuran separar el Nuevo Testamento en supuestas partes judaicas y partes cristianas. Las notas en la Biblia de Scofield dicen audazmente que el Sermón del Monte es para un reino futuro y que no es para la iglesia. Su tema repetida es la restauración de un reino terrenal judaico en el cual Cristo reinará sobre un grupo mezclado de personas mortales e inmortales, gobernando a los pecadores por fuerza, etc. Muchos dispensacionalistas quieren reconstruir el templo y restaurar los sacrificios de animales, etc. No pueden entender los cumplimientos espirituales de las profecías, y parece que más que otra cosa quieren volver a las cosas naturales del pacto viejo.

3. Diferenciar correctamente entre las clases de literatura y palabras de la Biblia: Este método de estudiar se puede llamar el método literario. Hay que reconocer que hay siete clases de literatura en la Biblia: ley, historia, poesía, sabiduría, profecía, apocalipsis, y epístolas. También hay siete clases de palabras gráficas usadas en las escrituras: hecho literal, hecho abreviado, símbolo, sombra, alegoría, metáfora, y parábola. La inhabilidad de distinguir entre la verdad literal y la verdad figurativa tuerce el significado de la Biblia. Por ejemplo, cuando nuestro Señor llamó a Herodes “aquella zorra”, ¡seria necio pensar de él como de un animalito pelirrojo de cola peluda! En la parábola del hijo pródigo, Cristo habló de la música, el baile, un anillo, y hacer fiesta, pero no estaba dando permiso de hacer o tener esas cosas. Sin embargo, hay quienes toman esto por excusa, rechazando la enseñanza clara del Nuevo Testamento al contrario. Cuando habla en los Salmos de protección bajo las alas de Dios, no pensamos que Dios tiene plumas y garfas. Tampoco entendemos en sentido litoral la parábola en el Antiguo Testamento que hace mención de una zarza que habló (Jueces 9.15). Cuando los libros apocalípticos como Daniel y Apocalipsis usan números, necesitan ser interpretados (setenta semanas, diez días, etc.). Tenemos que preguntar siempre: ¿Se entiende mejor este texto como una verdad literal o como una verdad figurativa? Una buena regla que seguir es ésta: Cuando se puede entender algo en el sentido literal, interprétalo así. Pero cuando algo no tiene significado al entenderlo literalmente, o cuando está al contrario de la santidad de Dios o de cualquier principio bíblico, es mejor interpretarlo en el sentido figurativo.

Muchas veces la misma Biblia nos enseña el significado de las verdades que se han de entender figurativamente. Por ejemplo, Gálatas 4.24 enseña que la historia de los dos hijos de Abraham es una alegoría hermosa de los dos pactos (¡y la esclava representa ahora el pacto viejo, y la libre el pacto nuevo!). En Hechos 2.31–36, Pedro explica en sentido espiritual la profecía de Dios que dice que él levantaría al Cristo para que se sentase en el trono de David. ¡Pedro nos explica que esto habla de su resurrección y ascensión al cielo para sentarse ala diestra de Dios! En Hechos 15.15–17, Santiago interpreta la profecía de Amós acerca de la reconstrucción del tabernáculo, enseñándonos que se refiere a un tabernáculo espiritual, la iglesia. No podemos contradecir lo que la Biblia misma nos dice. La verdad figurativa siempre es verdad, no es ficción.

Libros apocalípticos de la Biblia, como Daniel y Apocalipsis, usan mucho lenguaje figurativo. El obispo George Brunk escribió:

El Apocalipsis contiene muchas figuras: mujer significa iglesia; bestia significa reino; cuernos quiere decir reyes; aguas, gente; vino, ira; copa, indignación; lino fino, justicia; candelero, la iglesia; estrella, ángel; incienso, oración; etc. Por tanto, es muy probable que las arpas de Apocalipsis no son arpas reales, sino que en armonía con lo de arriba, esto debe ser interpretado como lenguaje figurativo. En Apocalipsis 5.8 se mencionan juntas las arpas y las copas de oro llenas de incienso. Explica que el incienso es la oración de los santos, demostrando que las copas no son copas reales. Esto muestra que las arpas mencionadas con ellas tampoco son arpas reales.

A la vez, reconocemos que la interpretación figurativa de los mandamientos bíblicos quita el sentido. Cuando la Biblia manda: “Saludaos los unos a los otros con ósculo santo”, se equivocan los que lo dan sólo un sentido figurativo de que debe haber amor en la hermandad. Claro que lo debe haber, pero también debe haber la obediencia en la práctica del ósculo santo. El estudiante de la Biblia que sigue el Espíritu tendrá cuidado de no quitar el sentido espiritual de los versículos de la Biblia por ver sólo el significado superficial. Tampoco procurará hacer una alegoría la obediencia literal a los mandamientos y las ordenanzas de la Biblia.

4. Descubrir correctamente cada libro de la Biblia en su totalidad: Esto se llama a veces el método telescópico. Esto quiere decir que para ver el bosque por completo hay que ponerse a una distancia y verlo en conjunto en vez de examinar primero un solo árbol o una sola rama. La Biblia fue revelada,inspirada, y coleccionada por libros, no meramente por versículos solos y separados. Si quiero entender el plano de una casa, no me apresuro al último piso de la casa, sacando una sola tabla de la pared. Mas bien examino la estructura completa, consigo el plano general, y busco los cuartos más importantes. De la misma manera, es un método incorrecto de estudiar la Biblia sacar un versículo de su capítulo y libro sin referirse a su contexto original. Una regla segura es que cualquier versículo de la Biblia sacado de su contexto llega a ser no más que un pretexto. Se puede derivar casi cualquier doctrina falsa de una porción de la escritura sacada de su contexto. Pero la verdad se puede derivar sólo de la totalidad. Cuando quieres saber qué es la voluntad de Dios sobre cierto tema, no comiences con cerrar los ojos, abrir la Biblia a la ventura, y apuntar un versículo con el dedo. El que eso hace no está estudiando la Biblia, sino está jugando con ella.

Si estás estudiando seriamente alguna porción de la Biblia, saca el tiempo para ver el libro en su totalidad. Descubre su tema general, su estructura completa, su propósito, sus materias mayores, y su conclusión. Toma el libro de Romanos como ejemplo. Mirándolo en conjunto, se ve que tiene dieciséis capítulos que se dividen en dos partes (como la mayoría de las epístolas más largas de Pablo); capítulos 1–8 son doctrinales y capítulos 9–16 son prácticos. El tema de la carta entera es obvio:la justificación por fe y el vivir por fe. Los versículos claves son Romanos1.16–17. Los primeros ocho capítulos explican el plan de la salvación, cómo se puede ser justificado y santificado por fe en Cristo. Los últimos ocho capítulos explican cómo vivir la vida cristiana práctica. Capítulos 9–11 dan advertencias contra la apostasía. Capítulos 12–13 dan enseñanzas sobre la disconformidad, la unidad, y la no resistencia. Capítulo 14 habla de cómo tratar con diferencias de creencia. El libro concluye con más enseñanza sobre la unidad (capítulo 15) y con comentarios personales, salutaciones, y la bendición (capítulo 16).Conociendo la estructura y el propósito entero del libro, no nos equivocaremos como los que sacan sólo una parte fuera del contexto.

Por ejemplo, un error que se hace es predicar la disconformidad al mundo según Romanos 12.2 sin explicar que primeramente hay que ser justificado, santificado, y transformado por la misericordia de Cristo. Sin esto primero, no se puede ni siquiera principiar con la disconformidad al mundo.

Muchas doctrinas falsas e ideas erróneas están basadas sobre algún versículo de la Biblia sacado de su contexto. Son fácilmente expuestas y corregidas cuando el versículo se ve en el contexto en que Dios lo ha puesto. Es un pecado contra la palabra de Diossacar versículos del contexto y basar alguna idea favorita sobre ellos. El método de sacar un texto para probar una idea infringe la integridad de la escritura. Los predicadores que de costumbre buscan un texto en el cual basar un sermón generalmente son demasiado perezosos e ignorantes como para escudriñar el contexto y estudiarlo en conjunto para predicar un mensaje expositivo del texto en su escenario. Tendremos más santidad con más predicación según la Biblia.

5. Dividir correctamente el texto bíblico en sus partes: Podemos llamar éste el método analítico. Analizar significa “desarmar y entender las partes elementales”. Un mecánico puede analizar un carro si lo puede desarmar y volver a armar. También a veces se dice que éste es el método microscópico. Se toma una porción de la escritura; se analiza el capítulo, dividiéndolo en párrafos, los párrafos en oraciones, las oraciones en frases, y después en palabras solas. Se estudia la gramática, el énfasis, la puntuación. Entonces se discierne más del significado por identificar las palabras claves, las ideas claves, las personas,los lugares y eventos claves; se discierne la acción por medio del análisis gramático. Tomemos como ejemplo Apocalipsis 4.1:

Después de esto miré,y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.

Ahora, primero pregunta: ¿quién habla? Es Juan el apóstol. ¿Quién habla con él? Alguien del cielo. ¿Cuándo sucedió esto? Inmediatamente después del mensaje de Cristo a las siete iglesias en Apocalipsis 1, 2 y 3. ¿Qué significa este versículo? Una voz celestial invita a Juan a que suba al cielo por medio de una visión (Apocalipsis 4.2) y que oiga lo que va a suceder después de estas cosas. Notamos que en el contexto está claro que la voz se dirige a Juan personalmente. Pero imagínate que hay quienes sacan de ese versículo las palabras “sube acá” y ¡afirman que se refieren al “rapto de la iglesia de este mundo”! Usar bien la palabra de verdad significa permitirla tener su significado correcto, no hacerla decir algo inventado.

6. Averiguar correctamente al ambiente histórico y el escenario del texto: Esto llamamos a veces el método histórico. Incluye investigar suficientemente los datos históricos,políticos, culturales, geográficos, biográficos, arqueológicos, teológicos, y lingüísticos pertinentes al texto. Cualquier compendio bueno de la Biblia contiene esta clase de información. (Recomendamos el “Compendio manual de la Biblia”, 770 páginas, Casa Bautista de Publicaciones). Es útil saber de los días en que vivía el escritor porque el verdadero significado del lenguaje utilizado por el escritor se deduce mejor conociendo las condiciones a que se dirigía. La Biblia misma es su mejor comentario; así que un estudio del ambiente histórico de un texto tiene que incluir buscar sus palabras claves en una concordancia bíblica, comparando la escritura con la escritura. Es muy útil referirse a varias versiones o traducciones sanas de la Biblia y leer en ellas la porción que estás estudiando. Un traductor primitivo de la Biblia inglés, Miles Coverdale, escribió en el año 1538 del valor de las varias traducciones de la escritura:

Ahora por tu parte,lector más afable, toma como de buen valor lo que te ofrezco aquí con una buena voluntad, y no permitas que esta traducción presente cause detrimento a las otras que antes han sido traducidas del griego, o a las que serán traducidas en el futuro. Porque si abres los ojos y consideras bien el don del Espíritu Santo en eso, verás que una traducción declara, abre, e ilustra otra, y que en muchos casos una es un comentario claro de otra.

Otra ayuda muy buena es el libro por Daniel Kauffman, Doctrinas de la Biblia.

7. Aplicarlo a nuestra vida:A esto se puede llamar el método práctico porque su propósito es simplemente deponer en práctica lo que hemos aprendido de nuestro estudio de la Biblia. Al estudiar y usar bien la palabra de Dios y al mantenernos accesibles con oración a la dirección del Espíritu Santo, (“él os guiará a toda la verdad” Juan 16.13),andamos en la luz por medio de instrucción, convicción, rendición, confesión,obediencia, santidad, amor, y paz. La fe, si no tiene obras, es muerta, y el estudio de la Biblia sin estos frutos también es muerto. Si tu estudio de la Biblia no te causa crecer en amor para con Dios y tus compañeros, no estás usando bien la palabra. El famoso hombre de oración, George Mueller de los orfanatos de Bristol, atribuyó su felicidad y satisfacción en la vida a su amor a la Biblia:

Yo creo que la razón mayor por la cual he permanecido en servicio feliz y útil, es que he sido un amador de la santa escritura. Ha sido mi costumbre leer toda la Biblia cuatro veces por año, en un espíritu piadoso aplicarla al corazón, y practicar lo que encuentro allí. Por sesenta y nueve años he sido un hombre feliz; ¡feliz, feliz,feliz!

Sí, amigos, usen recursos para el estudio de la Biblia como un compendio bíblico sano, una concordancia, versiones o traducciones sanas, etc. Más que todo usen la Biblia misma, ¡procuren usar bien la palabra de verdad! Si la usan bien, serán útiles al Maestro y a toda la humanidad.

Preguntas de estudio

1. ¿Por qué molestarnos a estudiar la Biblia? ¿Por qué no la estudian algunos?

2. Si no estudiamos la Biblia, ¿qué clase de miembros tendremos en la iglesia?

3. ¿Qué significa discernir correctamente la santidad espiritual de la palabra de Dios?

4. Explica qué es distinguir correctamente entre las épocas.

5. Explica el diferenciar correctamente entre las clases de literatura y palabras bíblicas.

6. Explica qué es estudiar correctamente cada libro de la Biblia en su totalidad.

7. Hablen de dividir correctamente el texto bíblico en sus partes.

8. ¿Qué es averiguar correctamente el ambiente histórico y el escenario del texto?

9. Explica qué es digerir correctamente el mensaje y aplicarlo en nuestra vida.

10. ¿Hoy estudiaba usted la Biblia?

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