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Como introducción a esta serie, hay que decir que falta mucho en la vida familiar de los cristianos de hoy. El hogar debe ser un refugio ante las tentaciones del mundo y los pecados. Debe ser un lugar donde reine el amor de Dios; lleno de paz y gozo. Pero, tristemente, no son así la mayoría de los hogares cristianos. Los padres discuten entre sí, casi nunca se sientan juntos todos de la familia para comer a la misma mesa, faltan miembros de la familia en muchos de los cultos públicos de la iglesia y un tiempo diario de culto familiar falta en muchos hogares.

Pero, Dios quiere cambiar todo esto. Y para animar a los padres en el quehacer ante esta falta, se les da estas "Historias del Hogar" de cristianos muy conocidos. Tengo que decir que tal vez no fueran buenas todas las doctrinas y prácticas de las personas quienes se escriben. De igual modo, las denominaciones mencionadas no fueran siempre rectas en cuanto a sus doctrinas y prácticas. Sin embargo, podemos aprender de los puntos correctos y desechar lo demás.

Carlos Spurgeon

Y en los postreros días, dice Dios,
derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,
y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;
vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños;
(Hechos 2:17)

Hay tiempos cuando llega una gran tragedia, y tenemos que decir, "Dios es soberano." Todos nosotros conocemos estos tiempos, cuando no se entiende el porqué de las cosas que Dios permite pasar. También incluye esto los eventos milagrosos que igualmente no pueden entenderse. Dios es soberano y puede obrar cómo quiera. La vida de Carlos Spurgeon es un ejemplo de estos milagros. Predicó su primer mensaje a la edad de 16 años, con unción y celo. Al llegar a sus 19 años, predicaba a grupos de 5000 mil, dirigiéndolos al Señor. Quizá te estás preguntando, "¿Cómo puede ser esto?" Yo no sé; Dios es soberano. Parece que el versículo inicial permite que los de 16 años prediquen. Tengo que confesar, quiero que tengamos más hombres jóvenes que estén tan llenos del Espíritu Santo que no podrían "dejar de decir lo que han visto y oído". (Hechos 4:20)

Cuando Carlos era todavía joven, vivió con sus abuelos durante casi seis años, quienes fueron dedicados al Señor. Su abuelo fue predicador del evangelio y pastor de una misma iglesia durante 54 años. Mientras vivía con sus abuelos, casi a sus diez años de edad, un evento muy extraño impresionó a su corazón profundamente. Un evangelista piadoso se alojaba en la casa por algunos días y se interesó en el hambriento niño Este predicador Knill, conmovido por los intensos deseos de Carlos por conocer la Biblia, brotó en una intercesora oración por el niño. Terminó la oración en una profecía, diciendo que el niño amaría a Jesús y predicaría el evangelio en la capilla más grande del mundo. Estas palabras proféticas trazaron el rumbo de la vida de Carlos H. Spurgeon. Empezó a soñar sueños y ver visiones desde entonces. Su corazón se unió a las palabras de Pablo, quien escribió de ser apartado "desde el vientre de mi madre... para que yo le predicase entre los gentiles..." (Gálatas 1:15-16)

ANTEPASADOS PÍOS

Dios puede hacer cualquier buena cosa para quién él quiera usar. Pero es digno de notar cuantas veces saca Dios a un siervo especial de la descendencia de un linaje piadoso. Spurgeon (como es llamado y conocido en el inglés) es un ejemplo de eso. Había una historia de 200 años de piadoso linaje antes de su vida. En Holanda, 200 años antes, sus antepasados por la fe fueron encarcelados. Aquellos días fueron tiempos en los que se criaron varias generaciones pías, una tras otra, quienes seguían al Señor de todo corazón. Por fin, sus antepasados partieron de Holanda con deseos de encontrar un lugar donde vivir y adorar a Dios, según sus conciencias y se fueron a Inglaterra, donde sí había libertad. En esta libertad, estuvieron manifiestas las sólidas convicciones cristianas y la dedicación a Dios; que embellecían el testimonio de la familia hasta los días de su famoso hijo, Carlos.

LA CASA DEL ABUELO- UNA ESCUELA ESPECIAL

Mientras es fácil ver la aprobación divina de esta escogida vasija desde los días de su niñez, a la vez es cierto que había influencias humanas en su formación y moldeo. Carlos fue uno de los 16 hijos, nacido en un hogar pobre y humilde, igual que nuestro Señor Jesús. Quizá la pobreza fue la razón de su crianza en el hogar de sus abuelos durante los seis años. Sus padres eran pobres y no podían satisfacer sus necesidades de él. Cualesquiera que fueran las razones humanas, Dios tuvo su propia razón para poner a Carlos bajo el cuidado de este anciano predicador sabio. Aprendió la Biblia del abuelo, quien le enseñó a Carlos fielmente a cada mañana y a cada tarde. Aprendió a orar de su abuela, quien se sentaba al lado del fuego, en su silla mecedora, orando varias horas diariamente. Además, aprendió las lecciones escolares de "Tía Anita", quien fielmente le enseñó en el hogar durante los seis años de su estancia con sus abuelos. El Señor le ordenó una mezcla hermosa de piedad a Carlos: la firmeza y el carácter de un defensor de la fe; el gracioso amor y el tierno cuidado de una abuela del tipo de la mencionada en Proverbios 31; y la ordenada disciplina de una tía inteligente. Esto se sumó a una escuela especial, para el niño que tenía un llamado santo en su vida. Miremos unos puntos señalados en su educación.

La Sala de Estudio del Abuelo. El Padre Celestial tenía buenos planes para esta sala. Carlos invertía muchas horas allí, leyendo varios comentarios y libros teológicos. Esto trajo muchas preguntas a su mente inquisitiva, a las cuales el abuelo estaba listo para dar respuestas. Imagínate de la instrucción espontánea que aconteció durante estos años de desarrollo del niño.

La Finca. Los quehaceres diarios del niñito, le formaron el carácter, el cual duró todos los días de su ministerio público. Tenía que ordeñar mañana y tarde, diariamente; además, había otras responsabilidades que demandaban que él cesara a su propia voluntad continuamente. Esto fue una escuela muy apreciada, que no se puede comprar con dinero.

Los Visitantes. Con los visitantes vinieron visiones al corazón del niño, mientras estaba sentado escuchándoles charlar. Predicadores, misioneros y jóvenes estudiantes del ministerio, le dieron mucho en qué meditar. Como padres sabios, debemos proveer de tales oportunidades inspiradoras de intercambio espiritual a nuestros hijos. Si prodigamos la honra debida a los piadosos hermanos, nuestros hijos van a escucharles con reverencia.

Leyendo La Biblia Con El Abuelo. Carlos fue muy privilegiado al tener la responsabilidad de leer diariamente la Biblia en voz alta. Cada mañana y cada tarde, durante seis preciosos años, fue el responsable de esta tarea. Esto le enseñó a leer las sagradas páginas con vitalidad y reverencia. También, tuvo la libertad de preguntar al abuelo sobre cualquier asunto del versículo del día. Al terminar, el abuelo expuso los versos leídos.

El Refinado Carácter de los Ancianos. ¿Cuántos de nosotros, los padres de hoy, anhelamos dar a nuestros hijos un ejemplo más refinado y maduro? Spurgeon tuvo el amoroso cuidado, como el de un padre, junto con una piedad que vino del andar con Dios por largos años. Y, el ejemplo de la abuela fue igualmente claro y recto. Esto me desafía en gran manera, al reflexionar sobre mis propios hijos. Tengo que dejarles un ejemplo maduro para seguir. "Cuál el cuervo, tal su huevo"; así es en toda la creación de Dios. De la misma manera, la piedad pasa de una generación a otra a través de las palabras y ejemplos.

La Chimenea. Una sana imaginación es una parte importante en el desarrollo y enseñanza de un niño. Dios ocupa varios canales y vías para estimular el pensar imaginativo y libre. De su estancia con sus abuelos, tres lugares especiales se plasmaron en la memoria de Spurgeon. La quebradita murmurante, el jardín de oración del abuelo y sobre todo, la chimenea, con todos reunidos a su alrededor en las noches frías. Parece que las lenguas bailantes de las llamas, provocaron la imaginación de Spurgeon noche tras noche. Se refirió con frecuencia a ese fuego durante los largos años de su ministerio.

La Vida Organizada de la tía Ana. Mucho de ella está escrito en las biografías acerca de la influencia del abuelo de Spurgeon sobre su nieto, y esto es justo. Indudablemente él fue un instrumento en las manos de Dios para moldear al "Príncipe de los Predicadores", cómo se le llama a Carlos. Sin embargo, la tía Ana, según lo que parece, contribuyó lo equivalente, o aun más, de la influencia positiva a Carlos, pues ella fue su guía en los pequeños diarios asuntos de su niñez. Una mente apta y una vida ordenada fueron sus características prominentes. El joven Carlos aprovechó todo esto. Entremezclado con los tiempos de paseo en los campos y las meditaciones sobre la creación, tuvo una vida estructurada, puesta por la querida tía. La seguridad y la estabilidad de la vida estructurada resultan en una cosecha tan abundante en nuestros hijos, que es difícil medirse.

Un Dibujo Santo. Había un dibujo especial colgado en la chimenea de la casa de los abuelos. Y, este tocó a Carlos profundamente todos los días de su vida. "Un dibujo vale mil palabras" se dice, y así este dibujo de David y Goliat influyó a Spurgeon, abundantemente. En sus meditaciones cada tarde, Carlos a cuántos gigantes mató; y después, en su vida ministerial, muchos más de los gigantes espirituales cayeron a sus pies, vencidos por la fe. Ten cuidado de los dibujos y cuadros que pongas a la vista de tus hijos. Ellos se alimentan de su mensaje. Spurgeon se refirió a ese dibujo frecuentemente en sus sermones, durante cuarenta años. ¿Es un dibujo, un dibujo nada más? ¡No! Porque un dibujo pregona un mensaje y nuestros hijos lo escuchan a menudo.

La Soledad Sagrada. ¿Has estado en la presencia de un hombre pío mientras tal medita intensivamente? Hay un sagrado silencio allí que es poderoso. La plena presencia de Dios se siente mientras el hombre piadoso medita u ora. Carlos se gozó de esto muchas veces. Al principio, fue un chico bullicioso que no se daba cuenta de lo que pasaba. Con todo, al pasar el tiempo, se rindió al silencio y llegó a ser un recipiente de sus glorias. Así pasó muchas veces, cuando el abuelo tuvo que cuidar a su nieto, mientras las mujeres habían salido de la casa. ¡Dios nos ayude a los padres para proveer de tal silencio venerable en nuestros hijitos!

LA VIDA EN EL HOGAR DE LOS PADRES

Aunque fue impresionante la enseñanza en la casa del abuelo, Carlos luego cambió a otra enseñanza igualmente influencial. Se mudó de un hogar quieto y meditabundo a uno muy activo, lleno de hermanos y hermanas. ¡Oh, la multiforme sabiduría de Dios! (Gálatas 3:10) ¡Cuán bellamente dirige la vida de sus hijos! En la casa de los padres, Spurgeon encontró la pobreza otra vez y la realidad de la vida diaria. Y, también, buenas oportunidades para compartir, porque entre los necesitados es menester compartir. La mezcla de los dos hogares fue perfecta en prepararle para su futuro ministerio. Dos cosas hicieron que Spurgeon fuera uno de los más influénciales hombres de su época. Primero, amaba a Dios con todo su corazón (aprendido en la vida quieta y meditativa del abuelo), y segundo, vivía para el bien de otros con toda su capacidad (aprendido en la vida activa y dadivosa del hogar de sus padres). Los días de su provechoso ministerio fueron una mezcla hermosa de los dos primeros mandamientos- Ama a Dios y ama a tu prójimo. Podemos ver a Dios adiestrando a su siervo en los dos, muy diferentes, hogares piadosos. Como padres, podemos cosechar de los dos ejemplos. A veces, podemos pensar que el tener muchos hijos es una molestia en el entrenamiento de ellos. Debemos resistir la tentación del pensar así, y contar las experiencias diarias como oportunidades para enseñarles. Si nuestros hijos llegan a ser poderosos en la tierra, como es prometido en Salmo 112:2, es por la razón de que han aprendido a vivir para el bien de otros.

UNOS POCOS LIBROS PODEROSOS

Al estudiar los hogares de los hombres píos, siempre veo la influencia de los libros. El leer no es una cosa insignificante en el entrenamiento de la siguiente generación. "Los que leen guían" se dice, pero ¿Qué clase de lectores y guías tendremos? Si permitimos a nuestros hijos leer cualquier clase de libros vanidosos, ¿Qué tipo de líderes vamos a producir? No faltan libros hoy. Sin embargo, sí, faltan libros sanos y edificantes que guíen bien las mentes de nuestros jóvenes. El padre de Carlos proveyó los mejores libros a sus hijos. A pesar de que fue un hombre pobre, puso mucha prioridad a los buenos libros para sus hijos. El Progreso del Peregrino, por Juan Bunyan, fue un constante compañero de Carlos por toda su vida, y cada año lo leyó completamente. Su padre compró libros acerca de los mártires y publicaciones sencillas sobre evangelismo. Está escrito de Carlos, que se sentó con los ancianos, discutiendo sobre teología, a la edad de 12 años, igual que Jesús, quien sorprendió a los maestros de su era con su conocimiento sobre las cosas espirituales. Los padres de los dos, los de Jesús y los de Carlos, guardaron del mal a las preciosas mentes puras de sus hijos. Debemos notar que hay una grave necesidad de purificar las libreras en muchos hogares cristianos de hoy día.

EL PADRE Y LA MADRE

Fácilmente se nota cómo Dios usó el ideal hogar del abuelo para entrenar y moldear a su siervo Carlos. Pero, también Dios usa los hogares un poco menos ideales. Estoy agradecido por esto, ya que la mayoría de nuestros hogares no son tan ideales. El papá de Carlos trabajaba todo el día y servía como ministro por las noches y los fines de semana. Algunos de nosotros estamos en la misma situación y sabemos que esto no es fácil cumplir. No tenía suficiente tiempo para la familia. (¡Gloria a Dios por su fiel esposa, que lo comprendía bien!) A pesar de que Juan Spurgeon estaba muy ocupado proveyendo para su gran familia, siempre realizaba los cultos familiares, mañana y tarde, cada día. Fue amado y reverenciado por todos sus hijos. Siempre anhelaban su regreso del trabajo, reuniéndose con anticipación para escuchar los sucesos del día y de su ministerio.

La madre fue un modelo santo en el hogar de los Spurgeon. Llevaba en oración a sus hijos ante el Señor, continuamente. A razón de la vida muy ocupada que tenía su marido, ella tuvo que llevar la carga de la crianza de los hijos más de lo normal. Estoy seguro que hubo tentaciones de responder con amargura y pensar que su esposo debiera estar más en la casa. Pero las venció, sabiendo que rendirse a tales tentaciones traería el desastre al hogar. En lugar de esto, se puso a sí misma esa tarea y en recompensa recibió la alabanza y el respeto de todos sus hijos. El ejemplo de la vida de esta mujer pía guió a la familia hacia el camino de la santidad. Se sentaron a sus pies, miraron su ejemplo, y luego, se levantaron para seguir en pos de ella.

ENTRENAMIENTO PARA EL MINISTERIO EN EL HOGAR

Este último punto es un golpe para muchos de los predicadores de hoy en día, quienes estudiaron en un seminario para ejercer el ministerio. Spurgeon no asistió a un Colegio Bíblico para prepararse para la obra de predicar el evangelio. Pero, mirando el pasado de su vida, es obvio que se preparó bien para esto. No obstante, su preparación no fue la común. Fue aderezado en el hogar. Su padre, su abuelo y el Padre Celestial colaboraron en esto. ¿Es una buena mezcla, verdad? Dios, en su providencia, no permitió que Carlos Spurgeon asistiera a un seminario. Al reconocer el llamado de Dios en su vida, había algunos que le aconsejaron que buscara entrenamiento formal. Pero, al orar sobre esto, Carlos no se sentía en paz y empezó a dudar que fuera realmente el llamado de Dios, que él entrara al ministerio. Luego, buscó a Dios más intensamente y una vez que iba orando y meditando mientras caminaba, él le reveló claramente algo. Spurgeon dijo después, "Fue como que si Dios me hubiera hablado en voz alta "No entres en el Colegio Bíblico, confía en mí."" Esto era lo que necesitaba. Lo recibió y nunca miró hacia atrás. Comenzó, entonces, uno de los ministerios de más envergadura de esa época: sin preparación en un seminario. Spurgeon tenía al Espíritu Santo y a la Santa Palabra en su corazón. Parece que no necesitaba más.

Vivimos en una época cuando puede ser peligroso entrar a algunos seminarios. Hay muchas cosas bonitas en muchos de ellos, pero también hay algunos que tienen influencias para "desaprender" después. Me gusta más el tipo de enseñanza que Spurgeon recibió. Hay que recordar que la iglesia primitiva no tenía seminarios teológicos. Ellos tuvieron a Cristo adentro de sí y no necesitaban más que esto. No hemos alcanzado a la eficacia de ellos en 2000 años. ¡Señor, guíanos a "las sendas antiguas, cuál sea el buen camino". (Jeremías 6:16)

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