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A.T. Pierson— Guerrero Dotado

Como introducción a esta serie, hay que decir que falta mucho en la vida familiar de los cristianos de hoy. El hogar debe ser un refugio ante las tentaciones del mundo y los pecados. Debe ser un lugar donde reine el amor de Dios; lleno de paz y gozo. Pero, tristemente, no son así la mayoría de los hogares cristianos. Los padres discuten entre sí, casi nunca se sientan juntos todos de la familia para comer a la misma mesa, faltan miembros de la familia en muchos de los cultos públicos de la iglesia y un tiempo diario de culto familiar falta en muchos hogares.

Pero, Dios quiere cambiar todo esto. Y para animar a los padres en el quehacer ante esta falta, se les da estas "Historias del Hogar" de cristianos muy conocidos. Tengo que decir que tal vez no fueran buenas todas las doctrinas y prácticas de las personas quienes se escriben. De igual modo, las denominaciones mencionadas no fueran siempre rectas en cuanto a sus doctrinas y prácticas. Sin embargo, podemos aprender de los puntos correctos y desechar lo demás.


Se necesita de una breve introducción para comenzar esta historia del hogar. Arturo Pierson no es tan conocido como otros personajes de este libro. Nació en el año 1837, y vivió en la época del gran avivamiento en Norteamérica. Sus contemporáneos fueron hombres como Carlos Finney, D.L. Moody, Ira Sankey y Carlos Spurgeon. Aunque no es tan conocido como estos, sus contribuciones a la iglesia de Jesucristo fueron grandes. Era uno de los pastores más exitosos de su época, edificando sus congregaciones sobre prédicas bíblicas y un personal cuidado pastoral.

Le he nombrado ‘Guerrero Dotado’, porque Dios le dio varias capacidades. Estas capacidades no las escondió bajo tierra, sino que fueron reconocidas, desarrolladas y usadas para la gloria de Dios. Las habilidades de A.T. Pierson eran multiformes. El Padre Celestial usaba a este hijo como pastor de varias congregaciones. Podía manejar bien las palabras como predicador y maestro. Dios le usó para escribir muchos libros con profundidad y convicción. He mencionado varias veces su clásico libro: The New Acts of The Apostles (El Nuevo ‘Hechos de los Apóstoles’) acerca de la obra misionera en mis predicaciones. Nunca he leído algo igual; el poder de sus palabras es muy impactante. Quiero reimprimirlo en el futuro, por lo menos en parte.

A.T. Pierson era un pastor misionero. Tenía una gran influencia sobre cientos de misioneros en todas las partes del mundo.

Estos múltiples ministerios del cuerpo de Cristo no se realizaron por accidente no más. Más bien, las semillas de las bendiciones se identificaron temprano y fueron cuidadas para que crecieran durante muchos años. En esta Historia del Hogar, se tiene como objetivo mirar entre los soportes que tuvo ese cuidado. Encima de todo, Dios es el vigilante artesano, que ocupa instrumentos humanos para moldear a Sus siervos. Mi oración es que nos entreguemos inspiradamente en las manos del Maestro, viendo Su obra en otro vaso.

Su Herencia

Mirando la herencia de este hombre piadoso, otra vez me maravillé de cuán largo es su linaje pío. Nosotros casi no podemos comprender una herencia que durara por 200 años. Sí, es correcto, la herencia de Arturo se traza durante todo este tiempo. Probablemente es más prolongada, pero vamos a empezar desde cuando los Pierson se mudaron a Norteamérica, en al año 1639. Ocho generaciones antes de Arturo Pierson, Abraham Pierson y dos de sus hermanos arribaron a Plymouth, Massachussets.

Parece que Abraham fue el cimiento de muchas generaciones puras y piadosas, en los primeros días de América del Norte [por supuesto, los días de los europeos]. Era un poderoso predicador del Colegio de la Trinidad en Cambridge, Inglaterra, en el tiempo que él y sus hermanos partieron para el Nuevo Mundo. Era un independiente no-conformista que buscaba la libertad para poner en práctica sus firmes convicciones, sin la intervención de la Iglesia Anglicana. Estableció tres diferentes pueblos durante su vida. Creo que su firme punto de vista acerca de la iglesia gobernando al Estado fue la razón por la que fundó tres pueblos; los demás no estaban de acuerdo con sus puntos de vista autocráticos. Era un pionero de grandes fuerzas físicas y un genuino patriarca para cada pueblo que fundó. Su carga por las almas de los indígenas, también le hizo distinto a los otros colonizadores, quienes estaban listos para matar a los indígenas y arreglar cuentas.

No hay espacio en este capítulo para estudiar completamente a las siguientes generaciones, pero voy a hacer notar que hubo hombres piadosos entre los Pierson durante 200 años después de Abraham. Señor, ¡danos una visión de los largos efectos al preservar una piadosa simiente en la tierra!

Sus Padres

El linaje de Arturo, en ambos padres, se puede trazar en el pasado de los poblados fundados por el patriarca de la familia, Abraham. Este era un pequeño pueblo, que hoy se llama Newark, Nueva Jersey. Por lo general, en la actualidad no es muy conocido (Se ubica frente de la ciudad Nueva York.) Esteban y Sally, padres de Arturo, vivían en la ciudad de Nueva York y asistían a una de las iglesias pastoreadas por Carlos Finney. Por esto, los dos estaban bien arraigados en los avivamientos que ocurrían en aquellos días. También, en esa época las denominaciones de la Reforma Protestante estaban abriendo los ojos ante los desatendidos de los campos lejanos, que anteriormente ni se les hacía caso. Las cuestiones sobre el avivamiento se discutían en ese entonces y las misiones igualmente. Los asuntos de la anti-esclavitud hacían un frente, que amenazaba dividir a la nación a través de una guerra civil. En medio de todo esto nació Arturo, el noveno de diez hijos de la familia Pierson.

Su padre, Esteban, era un cristiano negociante, firme y muy respetado en su época. Un hombre de principios sólidos, trabajó honestamente la contabilidad durante cuarenta años en Nueva York. Era un hombre quieto, de pocas palabras, pero las que usó eran conocidas como palabras sabias. Arturo se recordaba de muchas de las amonestaciones de su padre, aun, en su propia vejez. Ese hombre fue anciano de la Iglesia Presbiteriana, la que fundó Carlos Finney, su fe fue absorbida por todos sus hijos.

Sally, la madre de Arturo, nació en un hogar de catorce hijos. Esto le afectó a ella en buena manera. No hay lugar para la mezquindad en un hogar de tal tamaño. No se sabe mucho acerca de su vida antes de casarse, pero conoceremos su vida como esposa y madre. <<Consideraba los caminos de su casa>>, (Pro. 31:27) y estaba muy ocupada con sus diez hijos. Llena de celo en medio del avivamiento, siempre hospedaba a muchos. Fue una madre enérgica y siempre hizo tiempo para las obras de caridad. Arturo tenía la misma personalidad, alegre y fulgente, como su madre; además, tenía otros dones de ella, aunque se desarrollaron más en él que ella.

Su Entrenamiento en el Hogar

Esteban y Sally creyeron y visualizaron tener un hogar cristiano con un ‘propósito’. No era un accidente, ni una palabra añadida para parecer impresionante. Criaron a sus 10 hijos para que amaran al Señor y le sirvieran. El fuego del altar ardía mañana y tarde en el hogar de los Pierson. ¿Está Dios tratando de enseñarnos algo? Parece ser que las personas que estudiamos para sacar Historias del Hogar se criaban en hogares donde tenían cultos familiares dos veces al día. Quizás pueden compararse a los sacrificios hechos en las mañanas y tardes, de los días de la antigua ley levítica. En el hogar Pierson, este privilegio siempre se ejecutaba. Otras cosas, sí, se perdían en este hogar atareado, pero no los cultos familiares. El padre les enseñó a los niños el catecismo y siempre se memorizaban versos de las Escrituras. Tales actividades trajeron indecibles bendiciones en la vida del joven Arturo.

Su hogar era muy activo por la cantidad de hermanos y hermanas que habían para jugar y aprender de ellos. Esta gran familia proveyó las oportunidades normales de abnegación, las cuales pueden moldear a un niño a ser una persona que considera a los otros. Arturo vivió sus primeros años en una época en que la nación estaba en escasez financiera. Esto le trajo pobreza y las disciplinas necesarias para pasar tales tiempos.

Las actividades de la iglesia le influyeron profundamente, teniendo recuerdos de ellas desde la edad de seis años. La familia Pierson se trasladó a los suburbios y Arturo fue inscrito en la escuela dominical. Había dos clases cada domingo a las que tenía que asistir, más el culto normal de la mañana; por esto las impresiones espirituales eran numerosas. Cuando fue un hombre viejo, recordaba tales tiempos. Y, por eso Arturo escribió acerca de los permanentes efectos de esos primeros años en la iglesia así: <<Atribuyo al Dr. Patton y a los pocos años en que asistí a la Iglesia de Calle Spring, las convicciones que han quedado conmigo hasta esta misma hora. >> También compartió de los avivamientos, en los que siempre había conversiones sólidas y se gozó de la dieta regular de sanas prédicas bíblicas, que se servían semana tras semana. Su primer interés en las misiones fue sembrado en su corazón por uno de los maestros que esperaba irse al campo de labor. Yo sé que muchos de nosotros, los padres, hemos tomado la responsabilidad de enseñar a nuestros hijos y esto es recto; sin embargo, no olvidemos del poder de la iglesia local. Dios, en Su sabiduría ha puesto a las dos instituciones para ganar a la siguiente generación para su gloria y honra.

Su Entrenamiento en la Escuela

Sé que la mayoría de los que van a leer este libro creen en el enseñar a sus hijos en el hogar [Así es en la Norteamérica actual; los cristianos conservadores ya enseñan a sus hijos en el hogar, no en las escuelas públicas]. Por esto, algunos pueden preguntar por qué recalco este punto. La sabiduría que veo en analizar las escuelas y a los maestros que influyeron en la vida de Arturo, se resume en: Padres que se preocupaban acerca de una educación cristiana y seleccionaban escuelas que hacían hincapié en Cristo y en el carácter cristiano. Los profesores de esas escuelas eran buenos. Esos maestros buscaban el potencial y los talentos de cada alumno y, en el proceso de enseñanza fomentaban esos puntos sobresalientes de los estudiantes. Todos nosotros somos profesores y queremos ser buenos en esto. Podemos aprender algo de los dedicados maestros que moldearon la vida y ministerio de A.T. Pierson. Fíjate en los métodos que usaban:

Estos maestros hicieron que sus alumnos leyeran el griego a la edad de doce años. Sabemos que esto no sucede sin mucha diligencia por parte del estudiante y del maestro. Arturo estudiaba este idioma y leía el texto bíblico en griego todos los días de su vida estudiantil, y después.

En aquellos días, la autoridad era en la vida de las personas un honrado principio. Los maestros guiaban a los muchachos hacia una vida feliz y próspera, bajo la autoridad. Para esto se hizo necesario el uso de la vara, a veces; pero, en aquella época tal disciplina se aconsejaba para forjar un buen orden. Arturo pronto encontró la bendición en esto y agradecía a otros, a fin de bendecir y someterse a sus profesores y al director de la escuela. Posteriormente, durante muchos años, esto les trajo grandes bendiciones a Arturo y a sus congregaciones. Él era una autoridad mansa y benigna, guiando a través del ejemplo en vez del dominar.

Los maestros ocupaban la técnica de memorizar y recitar para entrenar a los estudiantes en la pronunciación de un discurso. A cada estudiante se le dio una porción de las Escrituras o un poema para memorizar. Luego, tenían que recitarlo con claridad. Se corregía al estudiante mientras recitaba, hasta que lo pronunciaba bien, con palabras claras y firmes. El joven estudiante también se ejercitó a través de oportunidades de hablar públicamente. Sabemos cuales fueron los resultados de todo esto, ¿no? Se desarrollaron así a los alumnos en estas áreas. Arturo era un apto maestro a la temprana edad de trece años. Pongamos a nuestros jóvenes oportunidades para hablar públicamente y en el futuro no tendrán temor hacerlo.

A los alumnos se les enseñaba a expresarse, escribiendo. Leyendo la historia de las diferentes escuelas a las que asistía Arturo, se nota que cada una hizo hincapié en esto. Arturo escribía poemas, escritos para el diario de la escuela y breves sermones a sus 9 o 10 años. Claro, les faltaba profundidad, pero lo importante es que se desarrollaban sus dones. Muchas escuelas en el hogar faltan en desarrollar tales dones. A razón de nuestra propia inseguridad, hacemos poco por desarrollar los dones de nuestros hijos.

Su Carácter

La sencilla definición de carácter es ‘la fuerza moral o ética’. Tal definición describe bien a Arturo, porque tenía un firme cimiento de principios morales en su vida. Sé que mucho de esto provino del cuidado que recibió en el hogar. No hay escrito mucho acerca de este buen cuidado hogareño, pero es clara que se dio, evidenciado por los frutos de su juventud. Arturo mostraba muchas señales morales fijadas a sus 8 o 9 años. Los Proverbios correctamente dicen, <<Aun el muchacho es conocido por sus hechos, si su conducta fuere limpia y recta. >> (Pro. 20:11) ¿Qué podemos aprender de su carácter?

Como un niñito, uno de sus favoritos pasatiempos era predicar en un cuarto con sillas vacías o a sus hermanas.

A la edad de siete años, se hizo miembro de la Asamblea Misionera de Menores. Él era muy activo en buscar fondos y en el hablar en las reuniones.

Desarrolló buenos hábitos de estudio, los cuales se quedaron con él todos los días de su ministerio. Es claro este punto, al saber del hecho que podía leer griego a sus doce años.

A la edad de trece años, se fue de su hogar para continuar su educación. ¿Puedo confiar en mi propio hijo, tanto que pueda salir del hogar para estar con otros jóvenes, a la edad de trece años? En esa escuela se convirtió a Cristo y así tuvo muchas oportunidades para mantenerse firme para el Señor. Sabemos cómo son los jóvenes en tales situaciones. Fue tentado a veces, pero nunca regresó al mal.

Después de convertirse, pronto se hizo miembro de una Sociedad Metodista para crecer y tener responsabilidad. Esto proveyó ocasiones para compartir y ministrar.

Regularmente tenía tiempos de quietud cada mañana en la escuela. Él esforzaba su fe, leyendo la Biblia y orando. Y pronto aprendió cómo mantener una conciencia limpia.

Escogió buenos y sólidos libros para leer, de los que tenían buena alimentación basados en la Palabra. Imagínate a tu hijo leyendo Persuasiones a la Temprana Piedad por Pike, o El Descanso de los Santos por Baxter, a la edad de catorce años.

Estos son unos pocos ejemplos del carácter de su juventud, el cual creció y maduró, y luego bendijo a la iglesia durante su ministerio. Llegó a ser conocido por su alta moralidad, su habilidad para escribir y su sinceridad en sus propósitos. ¿De dónde provinieron estas cualidades? Como autor, él fue un ejemplo para muchos de nosotros, en la búsqueda y en el tener material original honesto. ¿Dónde empezó esto? Como predicador, fue elocuente y descriptivo en sus palabras. ¿De dónde provino esto? ¿Llegó todo a él sólo del Espíritu Santo? Se ve que fue preparado y desarrollado en su juventud. Dios, a través del Espíritu Santo, obró por muchos instrumentos humanos para formar esta vasija. Luego, tomó Dios la vasija, la llenó con su prevaleciente poder y la usó como una vasija de honra.

Necesitamos renovar nuestra visión continuamente. Es fácil hundirse en los quehaceres diarios, olvidando entrenar a nuestros hijos, perdiendo de vista el gran propósito. Animémonos con el ejemplo dado por A.T. Pierson en el rumbo hacia la meta.  -Por Dennis Kenaston (traducido)