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La vida hogareña de Guillermo y Catalina Booth

UN HOGAR ENCENDIDO

Como introducción a esta serie, hay que decir que falta mucho en la vida familiar de los cristianos de hoy. El hogar debe ser un refugio ante las tentaciones del mundo y los pecados. Debe ser un lugar donde reine el amor de Dios; lleno de paz y gozo. Pero, tristemente, no son así la mayoría de los hogares cristianos. Los padres discuten entre sí, casi nunca se sientan juntos todos de la familia para comer a la misma mesa, faltan miembros de la familia en muchos de los cultos públicos de la iglesia y un tiempo diario de culto familiar falta en muchos hogares.

Pero, Dios quiere cambiar todo esto. Y para animar a los padres en el quehacer ante esta falta, se les da estas "Historias del Hogar" de cristianos muy conocidos. Tengo que decir que tal vez no fueran buenas todas las doctrinas y prácticas de las personas quienes se escriben. De igual modo, las denominaciones mencionadas no fueran siempre rectas en cuanto a sus doctrinas y prácticas. Sin embargo, podemos aprender de los puntos correctos y desechar lo demás.


 (Nótese que en los matrimonios ingleses, la mujer usa únicamente el apellido del esposo.  Por eso, a Catalina se le llama Catalina Booth, no Catalina Mumford de Booth.)

         Cuando el fuego del avivamiento está ardiendo en las vidas de los santos, la siguiente generación se ve afectada en gran manera.  Esto se nota claramente en dos de los ejemplos neo-testamentarios.  Como dice la Escritura, la casa de Estéfanas, “que se han dedicado al servicio de los santos” (1 Co. 16:15), y la casa de Felipe el evangelista, quien “tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban.” (Hch. 21:8,9)  El fruto del continuo avivamiento es un cimiento duradero por muchas generaciones.  El hogar de Guillermo Booth es el ejemplo de una pareja dedicada, la cual nos desafía.  Otros estudios de este libro enfocan en hogares que han producido siervos escogidos para Cristo.  Hemos recalcado en eso para poder hacer notar los principios usados para preparar a tales siervos.  Con todo, ahora se va a enfocar el estudio del hogar de unos cristianos piadosos, no en la niñez de ellos.  Su hogar fue verdaderamente de esos que arden con el amor y el celo para Dios.

Un Punto de vista balanceado acerca del reino

         El hogar de Guillermo y Catalina era un hogar piadoso de lo mejor.  Hay muchos aspectos que se pueden estudiar, pero no hay espacio para todos.  Los largos y grandes detalles necesitarían muchas horas para su estudio.

         Indagando acerca del hogar de los Booth, notamos que tenían un hermoso balance en cuanto a los dos mayores mandamientos en la Palabra de Dios: ganar almas y criar una generación de hijos que amen a Dios de todo corazón.  El reino de Dios es edificado por a través de estos métodos.  Tenemos mandamiento de criar a nuestros hijos con el firme propósito que amen a Dios de todo su corazón, alma y mente.  A la vez, tenemos ordenanza de predicar el evangelio y hacer discípulos en todo el mundo.  Estos dos mandamientos fácilmente se desequilibran.  La historia está llena de ejemplos de hombres que ganaron al mundo; pero, a la vez perdieron a sus hijos.  Por otro lado, hay muchos casos de padres que se enfocaron tanto en sus hijos, que no hicieron nada por ganar a los perdidos que vivían en su rededor.  Esta clase de padres crían a una generación de separatistas que rápidamente se hacen orgullosos y legalistas, sin compasión para con sus perdidos vecinos.  Guillermo y Catalina tuvieron una hermosa y balanceada visión de ambos mandamientos.  En la última parte de este estudio, veremos cómo estos dos principios fueron mezclados.

La unánime visión del marido y la esposa

         Estudiando los diferentes hogares, se encuentra que muchas veces sólo uno de los dos padres se mantiene meticulosamente dedicado en la crianza de los hijos.  Esto nos puede animar, puesto que muchos de nosotros estamos en la misma situación— sin mucho aporte del otro cónyuge.  Pero hay esperanza para los hijos de tales hogares, a pesar de que el único cónyuge dedicado se sienta muy solo en la crianza.  Dios bendecirá sus esfuerzos, santificará a los hijos y usará en su obra al cónyuge que trabaje sin el soporte del otro.  Pero, mirando el hogar de los Booth, vemos a un matrimonio unido, con un celo en criar a sus hijos para Dios.  He dicho muchas veces: —Si pudiéramos unir a los padres, para que anden de tal manera unidos en la crianza de sus hijos, ¿quién sabe qué tan grandes cosas pasarían en el futuro?—  El hogar de los Booth es uno de esos raros ejemplos acerca de un marido y una esposa, trabajando unidos con la misma meta: criar hijos piadosos.  Según los libros históricos del “Ejército de Salvación”, un hogar piadoso, unido y santificado era una de las piedras fundamentales de esa organización.  O sea, esta organización tuvo la visión de la responsabilidad y los resultados que saldrían de tales hogares.  Y, los Booth buscaron cumplir la visión de todo corazón.  ¡Qué Dios nos bendiga con más padres unidos en nuestras iglesias actuales!

La fundación de un ejército

         Durante los siglos de historia de la iglesia, se levantaron varios movimientos para encaminar el reino de Dios.  Y muchos de estos han aprovechado el celo de los jóvenes para cumplir su propósito.  El Ejército de Salvación era tal grupo.  Sin embargo, había un punto que era diferente para con “El Ejército”.  Guillermo Booth siempre llevó una carga por los hogares cristianos, creyendo que los miembros del ejército de Dios deben casarse y criar una familia para la gloria de Dios.  Además, creyó que los soldados más eficaces son los que son criados en un genuino hogar cristiano.  En esto vemos otra vez que tenía una visión bien definida en cuanto al hogar; una visión con sentido y propósito.  Él, y su esposa también, ardía con la visión del poder de los hogares firmes y sólidos, en edificar el reino de Dios.  Posiblemente esta visión le nació de lo que él experimentaba y veía en su propio hogar.  Luego, esa visión llegó a ser la visión del Ejército de Salvación.  Mi corazón se ha unido a la carga de esta pareja, mientras estudio la historia y la enseñanza del “Ejército”.

La sabiduría es justificada por sus hijos

         Estas palabras salieron de la boca del Señor Jesús en Mt. 11:19, en referencia al ministerio de Juan el bautista y de Su propio ministerio también.  Habían los que hablaban mal de Él y de Juan, y Jesús dijo: —La sabiduría es justificada por sus hijos—.  Tenemos un refrán que dice: “La prueba está en el postre”, o sea, el resultado manifiesta los ingredientes.  Este principio se mostró evidentemente en el hogar de los Booth.  Dios les dio ocho hijos, y todos ellos se entregaron al servicio del Señor.  Amaron a Dios y consagraron sus vidas al sacrificado servicio en el Ejército de Salvación y en otras organizaciones similares, en Francia, India, Suiza, EE.UU. y en otros lugares.  Trabajaban como autores, organizadores, administradores, maestros, predicadores y padres piadosos, todos los días.  De los ocho hijos, les nacieron 45 nietos.  Todos estos también escogieron servir al Dios de sus abuelos.  Muchos de los nietos también entraron en el Ejército de Salvación, consagrando sus vidas para alcanzar a los abatidos y despreciados a través del evangelio.  Luego, sin sorpresa, se nota que muchos de los bisnietos se rindieron a Dios, y siguen hasta hoy en día sirviéndole.  En el año 1960, “El Ejército” había crecido hasta el punto de tener cuatro millones de miembros, trabajando en 86 países, en más de cien lenguas.

 

         No estamos de acuerdo con todo lo que “El Ejército de Salvación” promocionó.  Tampoco estamos de acuerdo con todos los métodos que usaba para cumplir su visión.  Sin embargo, este grupo fue un canal que llevó las buenas noticias de salvación durante casi cien años.  En esto estoy de acuerdo, Dios está de acuerdo y el Espíritu Santo mostró su acuerdo, dando testimonio a esta obra.  ¿Podemos poner al lado por un momento sus fracasos, para poder sacarle fruto a su buen ejemplo sobre el cómo criar hijos?  El hogar de Guillermo y Catalina ardía continuamente en el Espíritu Santo, funcionando como un campamento de entrenamiento de soldados de Cristo.  ¿Qué podemos aprender?

Propósito divino

         Guillermo y Catalina estaban llenos de deseos de servir a Dios.  Su más grande propósito fue alcanzar a los que les habían negado la Palabra.  Las Buenas Nuevas son la única opción poderosa para cambiar a éstos, trayéndoles esperanza.  Y a tal meta se entregaron los Booth, de todo corazón.  Con esta meta puesta en sus corazones, hubiera sido fácil estimar a sus hijos como cargas indeseables; como ladrones que robaban el tiempo para su ministerio.  Pero para los Booth, no fue así.  A razón de su gran amor hacia Dios, vieron a cada hijo como un futuro siervo de Dios.  Esta visión fue clara en los dos padres.  Dios les había dado a los hijos con un propósito: Dios era el dueño de los hijos.  Hay suficiente material escrito referente a sus métodos sobre el como criar hijos, más que puedo cubrir bien en este estudio.  Y todo demuestra que todo lo que hicieron los Booth fue con propósito definido, con buen entendimiento sobre las promesas escondidas en los mandamientos bíblicos.  El padre y la madre visualizaron la meta y el rumbo para alcanzarla.  Había varios métodos; pero todos se ocupaban con propósito, visión y fe.  ¡El propósito fue criar a un soldado para Cristo!

Empiece mientras están chiquitos

         En el hogar de los Booth, la enseñanza y el entrenamiento empezó a una edad muy temprana.  Los primeros cuatro o cinco años fueron los más importantes. Los padres invirtieron más tiempo en ellos durante esta etapa.

         “¿A quién se enseñará ciencia, o a quién se hará entender doctrina?  ¿A los destetados?  ¿A los arrancados de los pechos?”  (Is. 28:9)  [Nótese que la versión King James del inglés no tiene las últimas frases como preguntas, sino como las respuestas de las dos primeras preguntas de este versículo.]  Cumpliendo este verso, los hijos de los Booth recibieron versos e historias bíblicas, sentados a la rodilla de uno de los padres.  Las verdades bíblicas fueron explicadas y las historias fueron expuestas de manera más sencillas para que los niños las entendieran.  “Porque mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá.” (Is. 28:10)  Los Booth (padres), se entristecieron mucho al ver en esa época la falta de entendimiento en el pueblo de Dios.  La misma falta se manifiesta hoy.  La mayoría de los padres entienden poco acerca de las santas impresiones que pueden recibir los niños, en sus primeros años de vida.  Catalina escribió a su esposo lo siguiente: “Yo creo en el entrenar a los hijos desde sus primeros años, para que lleguen a ser cristianos.”  Nótese que ella no creyó que tal enseñanza les salvaría, sino que necesitaban además un nuevo nacimiento.  Pero la enseñanza y el entrenamiento pusieron un cimiento para poder recibir este mismo.

Una dedicación específica

         Guillermo creyó que cada hijo que nos es dado le pertenece a Dios; y por eso, cada uno de los suyos recibió un gran aprecio de parte de él.  Con tanta valoración, consecuentemente vinieron altas responsabilidades.  Los padres consagraron a los hijos, a cada uno individualmente, en términos bien definidos.  Hicieron votos a Dios— votos de criar, guardar, disciplinar y amar a cada hijo, hasta que éste escogiera personalmente rendirse al Salvador.  Me gusta tal dedicación, y mi esposa y yo hemos dedicados a nuestros hijos al Señor, a cada uno desde su nacimiento, con similares votos.  El Ejército de Salvación hacía un servicio de dedicación por cada hijo nacido a una pareja salvacionista.  No practicaban el bautismo infantil, sino que de este modo se les encargó a los padres a criar bien al hijo.  Yo creo que los padres actuales deben dedicar así a cada uno de sus hijos, pero, tristemente, pocos tienen tal visión.  ¡Cuántos padres están faltos de una consagración para llevar a cabo una fiel crianza en sus hijos!  A continuación se listan los votos de compromiso leídos en un servicio dedicatorio del Ejército.

Y, todos los hijos mayores, de igual modo que los padres, hacían voto de cumplir con su parte para ayudar al bebé, recién nacido, a alcanzar estas metas.

         ¿Puedes ver la meta presentada en estas promesas?  Quizás has reaccionado negativamente en contra de esta clase de dedicación, pero no debemos criticarla cuando estamos realmente muy lejos de tales metas en nuestros propios hogares.  Traigamos a nuestros hijos a Jesús, rindiéndoselos.  Luego criémoslos para Su eterno propósito.

La obediencia y la disciplina

         Catalina explicó muy claramente el balance entre estos dos aspectos, diciendo: “Tenemos que hacer guerra contra la voluntad egoísta del niño, y vencerla.”  Parece que ella había leído las palabras de Susana Wesley (madre de Juan y Carlos), quien dijo palabras semejantes en cuanto a la voluntad de un niño.  Guillermo escribió un libro acerca de la crianza de niños en el año 1884.  El título es: Cómo criar hijos para ser santos y soldados de Jesucristo.  Al escribirlo, tenía 52 años.  Todos sus hijos estaban bien fundados en la fe, ocupándose en la viña del Señor.  Por esto, tenía el merecido derecho de escribir sobre el tema.  Vale la pena leer minuciosamente todo el libro.  La sección sobre la obediencia y la disciplina se lee como el libro de Proverbios.  “Castigar a tus hijos,” dice Guillermo, “no de venganza, sino para el provecho de ellos.”

La escuela en el hogar

         Guillermo y Catalina estaban alarmados en cuanto a la mala condición de las escuelas, tanto públicas como las privadas de ese tiempo.  Las ciudades se llenaban de gente, y por esto se empeoraban las condiciones sociales rápidamente.  La mamá de Catalina educó a Catalina en la casa, por la misma razón.  “El que se junta con necios será quebrantado” (Pr. 13:20) dice la Biblia, y las escuelas estaban hartas de tales niños.  Pero los Booth les enseñaron a sus hijos en el hogar, no sólo por razón de la mala calidad de las escuelas, sino que también por el deseo de ganarlos para Dios.  En su libro, Guillermo animó a todos los padres a que les enseñasen a sus hijos en el hogar.  Para Catalina, esa tarea no era fácil y a veces necesitó ayudantes para cumplirla.  La ayuda en el hogar era necesaria, pues Catalina ayudaba en el Ejército de Salvación; ayudaba tanto que le llamaban “La madre del Ejército de Salvación”.   Guillermo hizo su parte en la enseñanza, charlando con los niños sobre temas educativos durante las comidas.  También había charlas acerca de las situaciones políticas, sobre la obra misionera y sobre otros temas comunes.

La obra de Dios

         Uno de los secretos que aseguró a los Booth ganar a sus hijos para Cristo, fue en el ayudarlos a entrar en la obra del Señor.  La salvación de almas y la edificación del Reino de Dios fueron el centro de la vida y las actividades hogareñas de los Booth.  ¿Puedes imaginarte cómo fuera vivir en un hogar dónde algo divino aconteciera siempre?  Los hijos crecían muy fascinados, escuchando siempre noticias de los avances de la obra de Dios.  Esto incentivó a cada uno, desde su niñez, a tener un gran deseo por entrar en la obra del Señor.   Pero, para los niños Booth, no bastaba escuchar las historias; tan pronto podían, iban con sus padres a las campañas, viendo las proezas del Ejército.  Fueron guiados a entrar a la obra, con el cuidado de los padres, en niveles que podían manejar bien.  Y, sabemos los resultados de esto.  Los niños se encendieron, y nada menos que el entrar a la guerra de la salvación podía darles tal satisfacción.  Para ser honesto, los Booth estuvieron demasiado ocupados en sus trabajos ministeriales, y debieron invertir más tiempo junto con sus hijos, en el hogar.  Sin embargo, por haber entrado en la obra juntamente con los hijos, pudieron vencer esa falta.

La bendita pobreza

         Leyendo los archivos del Ejército de Salvación, se hace patente que las riquezas se vieron como una peligrosísima amenaza.  Y, durante sus primeros años, esa organización y la familia Booth vivían en la pobreza.  Los hijos Booth crecieron así, conociendo bien la escasez.  Guillermo y Catalina vivían “por fe”, confiando que el Señor supliría las necesidades de la familia y de la organización.  Durante esos primeros años, muchos miraron a los bulliciosos y valientes soldados del Ejército con ojos fariseos.  Por el hecho que recibieron pocas donaciones, toda la familia tuvo que disciplinarse y practicar la abnegación diariamente.  Asimismo, la ropa la necesitaron conservar por más tiempo, las hijas tuvieron que aprender a coser sus propios vestidos y los hijos tuvieron que aprender a cultivar huertos y cuidar animales.  Las comidas eran saludables, pero sencillas.  El pudín de arroz fue algo especial en ese hogar; no había dinero para cosas como chocolates y sodas.

         Pero todo esto no se vio como una carga, más bien fue contado como una oportunidad de practicar la abnegación.  Estudiando acerca de los diferentes hogares de este libro, he notado que muchos han aprovechado de la experiencia de la pobreza, formando un buen carácter en esas experiencias.   Los cristianos actuales, viviendo en una época de prosperidad, tenemos un gran peligro alrededor— las riquezas.  Es muy fácil arruinar toda una generación de soldados de Cristo, por acostumbrarnos a los hábitos y necesidades de nuestra sociedad.

El ambiente prevaleciente

         ¿Qué pasa en el ambiente silente de un hogar, donde los padres aman a Dios de todo corazón, con toda su alma y toda su mente?  ¿Cuáles son los misteriosos resultados de una pareja que camina con Dios, viviendo bajo la unción del Espíritu en cada momento?  Sabemos las respuestas de estas preguntas.  Se dijo acerca de Guillermo que su entusiasmo era contagioso, y de Catalina que su personalidad era como un imán, atrayendo a los niños a su corazón.  El hogar rebosaba de gozo.  Guillermo cantaba todo el día mientras cumplía sus quehaceres.  Un ambiente de amor prevaleció en el hogar Booth, haciendo de esta manera cumplir las partes más difíciles del entrenamiento de los niños, más tranquilamente.

         Lo mismo de necesario es una santa fragancia tan importante en el hogar cristiano.  Hay muchos “haz esto” y “no hagas esto” en el entrenamiento de niños piadosos.  Si el dulce espíritu de amor se pierde, las reglas pueden traer resultados negativos.  El amor de un padre para Dios y para los hijos, son como gotitas de misericordia que caen todo el día sobre el hogar.  No conozco otro camino que permita a Dios construir activamente un hogar bendecido.  Amados padres y madres, estemos llenos continuamente del Espíritu Santo en nuestros hogares.

Diversiones familiares

         Al primer vistazo, el hogar Booth puede parecer como un hogar demasiado estricto y cargado de pesadas demandas para los hijos.  Pero no era el caso.  La vida hogareña era bonita, llena de gozo y a cada diferente aspecto se le llenaba de encanto lo más posible.  Guillermo y Catalina gozaron de un saludable y feliz punto de vista con respecto a la vida.   Admiraban la creación, al ver los animales.  En cada diferente casa donde vivieron (fueron muchas, puesto que Guillermo trabajó como ministro en varios lugares), había un cuarto de juegos para los niños.  Allí pudieron los niños retozar y juguetear hasta que se quedaran contentos y exhaustos.  Los padres se sacrificaban para poder comprar juguetes, usándolos como herramientas de enseñanzas.  Los niños imitaban a su padre en el cuarto de juegos, como cuando él hacía cultos al aire libre.  A veces se celebraba una “fiesta familiar” (únicamente la familia, nadie más), los viernes por las noches, con jugos, frutas, juegos… ¡y sonrisas!  De igual modo, había “días familiares”, en los cuales toda la familia se iba en el carruaje, con una Biblia, himnario, juguetes y comida campestre, compartiendo felizmente todo un día en el campo.  Se dijo de Guillermo, que ese día se comportó como un niño- sonriendo y cantando alegremente, mientras salía de la ciudad rumbo al bosque, junto con su familia.  Para mí, esto es hermoso.  “El General” (Guillermo) del Ejército de Salvación era muy serio cuando estaba en su trabajo, pero al llegar a su hogar era como un amigo y compañero a sus hijos.  Hay que notar que esas diversiones familiares no tenían nada de mundanal o de carnalidad.

El poder del amor en un matrimonio

         Este es uno de los más importante aspectos del hogar de los Booth, y dio más influencia de lo que la mayoría de personas pueda imaginarse.  Esta pareja se amaba el uno al otro profunda, perdida, y a veces, fanáticamente.  Ese amor empezó con el buen cimiento de un noviazgo piadoso.  El mismo duró largo tiempo, a razón de la pobreza del novio, causándole muchas luchas interiores.  Se sentía indigno de casarse.  Durante su noviazgo, no pudieron visitarse mucho, pues Guillermo tenía muchos compromisos de predicar en un lugar u otro.  Pero estas separaciones hicieron que su amor se profundizara más.  Con tal cimiento, el amor siguió madurándose después de la boda.  Era muy patente a todos que Guillermo y Catalina se amaban y respetaban.  Los resultados de esta maravillosa unidad sobre las siguientes generaciones solamente se pueden medir en la eternidad.  Lo opuesto es verdad también: nada es más dañino a la siguiente generación, que un matrimonio enfermo.

         Cuando hay amor en el hogar, brota la seguridad y la confianza en los niños.  Cuando hay amor en el hogar, la obediencia se hace más fácil para el hijo.  Malaquías capítulo 2, verso 15 dice, “Y ¿porque [los hizo Dios] uno?  Porque buscaba una descendencia para Dios.”  Si nuestros matrimonios están enfermos, sanémoslos, no importa el costo.

         Hay mucho más que escribir en cuanto al hogar de los Booth, ya se escribió lo suficiente como para estudiar y meditar.  Guillermo escribió un libro acerca de la vida hogareña; los biógrafos de Catalina incluyeron mucho en sus libros acerca de cómo ella guió el hogar, y la hija, también llamada Catalina, escribió otro libro acerca del hogar cristiano.  Todos son excelentes. (No creo que estén disponibles en el castellano)

         El hogar de los Booth era muy especial, oro a Dios para que Él levante otros como estos hoy mismo, hasta que se considere normal y no especial el tener tal vida hogareña.  Guillermo y Catalina llevaron una gran carga, anhelando que se levantasen muchos hogares cristianos.  Todo su ministerio y vida estuvo motivada por la misma carga.  Era algo fundamental en sus corazones y lo enseñaron a sus hijos, quienes, luego se levantaron y lo enseñaron a los suyos; para que la otra generación pudiese conocer las grandes obras de Dios.  Hermanos, hagamos así también.  Que Dios nos dé “una casa encendida”.