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La iglesia primitiva y los padres apostólicos

Diccionario de la iglesia primitiva

Compendio de la doctrina y práctica de los padres apostólicos

Índice

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Temas "A"

Abel y Caín
Aborto
Abraham
Adán
Adulterio
Alma
Altar
Ángeles
Anticristo
Antiguo Pacto
Apocalipsis
Apóstoles
Arrepentimiento
Ayuno

ABEL Y CAÍN (Volver arriba)

Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda. Génesis 4:4

Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella. Hebreos 11:4

…para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altar. Mateo 23:35

Porque como está escrito: Y aconteció después de unos días, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no prestó atención a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante. Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si has ofrecido rectamente y no has dividido rectamente, ¿no has pecado? ¡Calla! Con todo esto, él se volverá a ti y tú te enseñorearás de él. Y dijo Caín a su hermano Abel. Salgamos a la llanura. Y aconteció que estando ellos en la llanura, Caín se levantó contra su hermano Abel y lo mató. Ven, pues, hermanos, que los celos y la envidia dieron lugar a la muerte del hermano. Clemente de Roma (30-100 d.C.)

En un principio Dios puso los ojos sobre las oblaciones de Abel, porque las ofrecía con sencillez y justicia; en cambio no miró el sacrificio de Caín, porque su corazón estaba dividido por celos y malas intenciones contra su hermano, según Dios mismo le dijo al reprenderlo por lo que ocultaba: «¿Acaso no pecas aunque ofrezcas tu sacrificio rectamente, si no compartes con justicia? Tranquilízate»… pues El le dijo: «Tranquilízate!», pero no hizo caso. ¿Y qué otra cosa puede significar tranquilizarse, sino dominar sus impulsos? También dijo otra cosa parecida: «¡Fariseo ciego!, limpia la copa por dentro para que también esté limpia por fuera» (Mt 23,26). Pero no escucharon… Y para que su voluntad y sus pensamientos interiores, una vez puestos de manifiesto, manifestaran que el Dios que los desenmascara no es culpable de ellos ni obra el mal, sino que la culpa recae sobre el que hace el mal, le dice a Caín que rehúsa tranquilizarse: «El se revuelve sobre ti, y tú lo debes dominar» (Gén 4,7). Algo semejante dijo a Pilato: «No tendrías ningún poder si no se te hubiese dado de lo alto» (Jn 19,11). Porque Dios siempre concede al justo sufrir a fin de que ese sufrimiento que soporta le sirva de prueba; y en cambio el perverso sea juzgado y por sus mismas acciones sea echado fuera. Ireneo (180 d.C.)

Desterrados del Jardín, Adán y su mujer, Eva, padecieron muchas miserias y vivieron en este mundo lleno de tristeza, fatigas y lamentos. Porque el hombre trabajaba la tierra bajo los rayos del sol, y la tierra producía espinas y abrojos, castigo del pecado. Entonces se cumplió el dicho de la Escritura: Adán se unió a su mujer; ella concibió, dio a luz a Caín y, después, dio a luz a Abel. Mas el ángel rebelde, el mismo que impulsó al hombre a la desobediencia, que le había hecho pecador y causado su destierro del Jardín, no contento con el primero, obró un nuevo daño, esta vez sobre los dos hermanos; porque llenando a Caín de su propio espíritu le hizo fratricida. Así murió Abel, asesinado por su hermano, como un signo del futuro, cuando algunos serían perseguidos, atormentados y muertos, y serían los injustos quienes matarían y perseguirían a los justos. Por esto Dios montó en cólera y maldijo a Caín y desde entonces todos los descendientes en la línea de su sucesión fueron semejantes a su progenitor. Dios, después, hizo que Adán tuviese otro hijo en sustitución del asesinado Abel… Ireneo (180 d.C.)

El Aborto (Volver arriba)

Si algunos riñeren, e hirieren a mujer embarazada, y ésta abortare, pero sin haber muerte, serán penados conforme a lo que les impusiere el marido de la mujer y juzgaren los jueces. Mas si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida,…no harás abortar a la criatura engendrada en la orgía, y después de nacida no la harás morir. Éxodo 21:22

…no harás abortar a la criatura engendrada en la orgía, y después de nacida no la harás morir. Didaché (80-140 d.C.)

No matarás a tu hijo en el seno de la madre ni, una vez nacido, le quitarás la vida. Bernabé (150 d.C.)

Mas el camino del "Negro" es torcido y lleno de maldición de los cuales son desconocedores de Aquel que los creó, matadores de sus hijos por el aborto, destructores de la obra de Dios, que echan de sí al necesitado… Bernabé (150 d.C.)

Se casan como todos los demás hombres y engendran hijos; pero no se desembarazan de su descendencia (abortos)... Epístola a Diogneto (125-200)

Cuando decimos que aquellas mujeres que usan las pociones para causar el aborto son homicidas y tendrán que rendir cuenta a Dios por su hecho, ¿cómo sería posible que matáramos [a los infantes]? Sería insensatez que dijéramos que el niño en la matriz es creación de Dios, y por tanto objeto del cuidado de Dios, y luego que nazca lo matásemos… Atenágoras (177 d.C.)

…nosotros afirmamos que las que practican el aborto cometen homicidio y habrán de dar cuenta a Dios del aborto. ¿Por qué razón habríamos de matar? No se puede pensar a la vez que lo que lleva la mujer en el vientre es un ser viviente, y, por ello, objeto de la providencia de Dios, y matar luego al que ya ha avanzado en la vida; no exponer al nacido, por creer que exponer a los hijos equivale a matarlos, y quitar luego la vida a lo ya crecido. Nosotros somos siempre y en todo consecuentes y acordes con nosotros mismos, pues obedecemos a la razón y no le hacemos violencia. Atenágoras (177 d.C.)

El matrimonio es el deseo de procrear hijos, no una desordenada efusión de semen, contraria a la ley y a la razón. Nuestra vida estará toda ella de acuerdo con la razón si dominamos nuestros apetitos desde sus comienzos, y no matamos con perversos artificios lo que la Providencia divina ha establecido para el linaje humano. Porque hay quienes ocultan su fornicación utilizando drogas abortivas que llevan a la muerte definitiva, siendo así causa no sólo de la destrucción del feto, sino de la del amor del género humano… Clemente de Alejandría (195 d.C.)

…porque esas mujeres, que para esconder su inconducta utilizan drogas abortivas que expulsan una materia absolutamente muerta, hacer abortar, al mismo tiempo que al feto, sus sentimientos humanos… Clemente de Alejandría (195 d.C.)

En nuestro caso, ya que prohibimos el homicidio en cualquier forma, no podemos destruir ni siquiera al niño en la matriz… Impedir que nazca un niño es solamente una forma de matar. No hay diferencia si se mata la vida del que ha nacido ya, o se mata la vida del que no ha nacido aún… Tertuliano (197 d.C.)

…Mantenemos, pues, que la vida empieza en la concepción, pues defendemos que el alma existe desde este momento, y el principio de la vida es el alma. Simultáneamente se une para la vida, lo que simultáneamente se separa en la muerte. Tertuliano (197 d.C.)

Hay mujeres entre ustedes (los paganos) que toman una poción especial para matar al futuro humano que llevan en su vientre, así cometiendo homicidio aun antes de dar a luz. Marcos Félix (200 d.C.)

Abraham (Volver arriba)

Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré. Génesis 22:1-2

Y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. Mateo 3:9

Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa. Gálatas 3:29

Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa. Génesis 22:1-2

Abraham, que fue llamado el «amigo», fue hallado fiel en haber rendido obediencia a las palabras de Dios. Por medio de la obediencia partió de su tierra y su parentela y de la casa de su padre, para que, abandonando una tierra escasa y una reducida parentela y una casa mediocre, pudiera heredar las promesas de Dios. Porque Él le dijo: Vete de tu tierra y de tu parentela y de la casa de tu padre a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré; y engrandeceré tu nombre y serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan y a los que te maldigan maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Y de nuevo, cuando se separó de Lot, les dijo: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente. Porque toda la tierra que ves, la doré a ti y a tu descendencia para siempre. Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada. Y de nuevo dice: Dios hizo salir a Abraham y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Así será tu descendencia. Y Abraham creyó a Jehová, y le fue contado por justicia. Por su fe y su hospitalidad le fue concedido un hijo siendo anciano, y en obediencia lo ofreció a Dios en sacrificio en uno de los montes que Él le mostró. Clemente de Roma (30-100 d.C.)

Adán (Volver arriba)

Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. 1 Corintios 15:22

Porque Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión. 1 Timoteo 2:13-14

Fue, pues, necesario que el Señor viniese a la oveja perdida para con tan grande Economía realizar la recapitulación, y para volver a buscar la obra que él mismo había plasmado; para salvar al mismo hombre hecho «a su imagen y semejanza» (Gén 1,26), es decir, al viejo Adán, una vez cumplidos los tiempos «que el Padre había fijado con su poder» (Hech 1,7), de la condenación que había recaído sobre él por su desobediencia -porque todo plan de salvación en favor del hombre se hacía según el beneplácito del Padre-, a fin de que Dios no quedase vencido ni se perdiese su obra de arte. Pues, si el hombre al que Dios había hecho para que viviese, al perder la vida herido por la serpiente que lo había corrompido ya no hubiese podido volver a la vida, sino que hubiese quedado enteramente abocado a la muerte, entonces Dios habría sido vencido, y la maldad de la serpiente habría triunfado sobre el designio de Dios. Ireneo (180 d.C.)

A fin de puntualizar la verdad, este Adán es aquel primer hombre modelado, sobre el cual la Escritura afirma que Dios dijo: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza» (Gén 1,26). Todos los demás descendemos de él. Y, como provenimos de él, por eso llevamos también su nombre. Y si se salva el ser humano, entonces es preciso que también se salve el primero que ha sido modelado. Ireneo (180 d.C.)

Adán mostró su arrepentimiento con su cinturón, al ceñirse con hojas de higuera. Habiendo muchos otros tipos de hojas que podían lastimar menos el cuerpo, sin embargo, movido por el temor de Dios, tejió un cinturón digno de su desobediencia (Gén 3,7-10). De esta manera, reprimía el impulso de la carne que le había hecho perder el modo de ser y la ingenuidad del niño para volver su mente al mal. Se revistió con un freno de continencia que también compartió con su mujer, pues temía a Dios y esperaba su venida, como si quisiera decir: «Puesto que por la desobediencia he perdido el vestido de santidad que recibí del Espíritu, reconozco merecer este vestido que no produce ningún placer, sino que me muerde y lastima el cuerpo». Y de su parte siempre se hubiera humillado llevando ese vestido, si el Señor misericordioso no les hubiera dado túnicas de pieles en lugar de sus hojas de higuera. Ireneo (180 d.C.)

Los herejes nos presentan la cuestión de si Adán fue creado perfecto o imperfecto. Porque si lo fue imperfecto, ¿cómo puede ser imperfecta la obra de un Dios perfecto, y más aún tratándose del hombre? Pero si era perfecto, ¿cómo traspasó el mandato? Nuestra respuesta es que no fue creado perfecto en su constitución, pero si dispuesto para recibir la perfección. Hay cierta diferencia entre tener capacidad para la virtud y poseerla. Dios quiere que nos salvemos por nosotros mismos, pues ésta es la naturaleza del alma, la de poder moverse por sí misma… todos, como he dicho, están hechos para alcanzar la virtud. Lo que sucede es que unos se entregan más, y otros menos al aprendizaje y a la práctica de la misma. Clemente de Alejandría (195 d.C.)

VER TAMBIÉN-- HOMBRE, DOCTRINA DEL

Adulterio (Volver arriba)

Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. Mateo 5:28

Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio. Mateo 5:32

Y yo le dije: «Señor, si un hombre que tiene una esposa que confía en el Señor la descubre en adulterio, ¿comete pecado el marido que vive con ella?» «En tanto que esté en la ignorancia», me dijo, «no peca; pero si el marido sabe que ella peca, y la esposa no se arrepiente, sino que continúa en la fornicación, y el marido vive con ella, él se hace responsable del pecado de ella y es un cómplice en su adulterio.» Y le dije: «¿Qué es, pues, lo que ha de hacer el marido si la esposa sigue en este caso?» «Que se divorcie de ella», dijo él, «y que el marido viva solo; pero si después de divorciarse de su esposa se casa con otra, él también comete adulterio». «Así pues, Señor», le dije, «si después que la esposa es divorciada se arrepiente y desea regresar a su propio marido, ¿no ha de ser recibida?» «Sin duda ha de serlo», me dijo; «si el marido no la recibe, peca y acarrea gran pecado sobre sí; es más, el que ha pecado y se arrepiente debe ser recibido, pero no varias veces, porque sólo hay un arrepentimiento para los siervos de Dios. Por amor a su arrepentimiento, pues, el marido no debe casarse con otra. Esta es la manera de obrar que se manda al esposo y a la esposa. No sólo», dijo él, «es adulterio si un hombre contamina su carne, sino que todo el que hace cosas como los paganos comete adulterio. Por consiguiente, si hechos así los sigue haciendo un hombre y no se arrepiente, mantente aparte de él y no vivas con él. De otro modo, tú también eres partícipe de su pecado. Por esta causa, se les manda que permanezcan solos, sea el marido o la esposa; porque en estos casos es posible el arrepentimiento. Yo», me dijo, «no doy oportunidad para que la cosa se quede así, sino con miras a que el pecador no peque más. Pero, con respecto al pecado anterior, hay Uno que puede dar curación: El es el que tiene autoridad sobre todas las cosas.» Hermas (150 d.C.)

«Escucha», [dijo él], «a través de qué obras el mal deseo acarrea muerte a los siervos de Dios. »Ante todo, el deseo de la esposa o marido de otro… Estos deseos, pues, son malos, y causan la muerte a los siervos de Dios. Porque este mal deseo es un hijo del diablo. Por lo tanto, tienen que abstenerse de los malos deseos, para que, absteniéndose, puedan vivir para Dios. Hermas (150 d.C.)

Sobre la castidad, (Cristo] dijo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio en su corazón. Si tu ojo derecho te escandaliza, arráncatelo y tíralo; porque más te vale que se pierda uno de tus miembros que no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno (Mt 5, 28-29). Y el que se casa con una divorciada de otro marido, comete adulterio (Mt 5:32) Así, para nuestro Maestro, no sólo son pecadores los que contraen doble matrimonio conforme a la ley humana, sino también los que miran a una mujer para desearla. No sólo rechaza al que comete adulterio de hecho, sino también al que lo querría, pues ante Dios son patentes tanto las obras como los deseos… Justino Mártir (160 d.C.)

…o hay que permanecer tal como uno nació, o hay que casarse una sola vez. El segundo matrimonio es un adulterio decente. Dice la Escritura: «el que deja a su mujer y se casa con otra, comete adulterio» (Mt 19:9; Mr. 10:11), no permitiendo abandonar a aquella cuya virginidad uno deshizo, ni casarse de nuevo. Atenágoras (177 d.C.)

A nosotros no puede invadirnos este error, porque nos cerca la muralla de la observancia fidelísima y diligentísima de la castidad; que si ésta nos defiende del estupro y adulterio voluntario. Tertuliano (197 d.C.)

Ver También--

Divorcio

Recasamiento

Alma (Volver arriba)

I. Naturaleza del alma

Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. Mateo 10:28

… viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. Hechos 2:31

Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 1 Tesalonicenses 5:23

Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Hebreos 4:12

Y así, una vez completo el número que él mismo ha determinado, todos los que están inscritos en el libro de la vida resucitarán, con su propio cuerpo y alma y con el propio espíritu con los cuales agradaron a Dios. En cambio los que merecieron el castigo irán a él, con el alma y el cuerpo con los cuales se alejaron de la bondad divina . Entonces ya no engendrarán hijos ni éstos nacerán, ni se casarán, ni habrá matrimonio, pues estará completo el número de los seres humanos que Dios eligió de antemano, para cumplir en todo el plan del Padre… De modo muy completo el Señor enseñó que no se conservan las almas pasando de cuerpo en cuerpo; sino también que ellas conservan la personalidad del cuerpo para el cual fueron hechas, y se acuerdan de las obras que acá realizaron o dejaron de realizar. Cuando relata lo que está escrito acerca del rico y de Lázaro que descansaba en el seno de Abraham, dice que el rico, después de la muerte, reconoció a Lázaro y a Abraham y recordó el puesto que cada uno de ellos había tenido, y le rogó que enviara en su auxilio a Lázaro, al que no había querido hacer participar de su mesa; y luego la respuesta de Abraham, que no sólo sabía lo que él era, sino también el rico; y que más les servía escuchar a Moisés y a los profetas que recibir el anuncio de algún resucitado de la muerte, a aquellos que no quisieran llegar a aquel lugar de castigo… Ireneo (180 d.C.)

Por su generosidad Dios dio a conocer al ser humano el bien de la obediencia y el mal de la desobediencia, a fin de que el ojo de su alma por propia experiencia pueda elegir juzgando lo que es mejor, y nunca descuide por pereza el mandato divino… Ireneo (180 d.C.)

…en aquello más esencial que procede del mismo Dios, esto es, el alma, que ha recibido el sello del ser divino en lo que se refiere a la libertad de arbitrio y de decisión. De no ser así, no se hubiese impuesto una ley a un ser que no habría sido capaz de prestar un obsequio libre a esta ley; ni se hubiera señalado castigo de muerte a la transgresión de la misma, si no se hubiera dado por supuesto que había en el hombre libertad para despreciar la ley. Tertuliano (197 d.C.)

Lo mismo sucede con el bien en el alma que está ahogada en el mal: según sea éste, el bien o desaparece del todo o surge como un rayo de luz por donde encuentra un espacio libre. Así, hay hombres pésimos y hombres muy buenos, aunque las almas son todas de una misma especie. Y en los peores hay algo bueno, y en los mejores algo malo. Sólo Dios no tiene pecado, y entre los hombres sólo Cristo no tiene pecado, porque es Dios... No hay ninguna alma sin pecado, porque ninguna hay que no guarde una semilla de bien. Por esto, cuando el alma se convierte a la fe y es restaurada en su segundo nacimiento por el agua y por el poder de arriba, se le quita el velo de su corrupción original y logra ver la luz en todo su esplendor. Entonces es recibida por el Espíritu Santo, de la misma manera que en el primer nacimiento había sido acogida por el espíritu inmundo. Y la carne sigue al alma en sus nupcias con el Espíritu como una dote, y se convierte en sierva, no del alma, sino del Espíritu… Tertuliano (197 d.C.)

II. Origen de las almas

Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente. Génesis 2:7

Más bien, cada uno de nosotros, así como por el arte de Dios ha recibido su cuerpo, así también de él ha recibido su alma. Porque Dios no es ni tan pobre ni tan indigente que sea incapaz de dar a cada cuerpo su alma, así como sus caracteres distintivos… Ireneo (180 d.C.)

Así como el cuerpo animado no es él mismo el alma, sino que participa del alma mientras Dios lo quiera, así también el alma no es la vida misma, sino que participa de la vida que Dios ha querido concederle. Por eso la palabra profética dice acerca del primer hombre plasmado: «Fue hecho alma viviente» . Con esto nos enseñó que el alma vive al participar de la vida, de modo que una cosa se entiende por alma y otra por vida. Es, pues, Dios quien otorga la vida y la duración perpetua; le es posible conceder esa vida perpetua a almas que antes no existían, si Dios quiere que existan y que sigan viviendo. Ireneo (180 d.C.)

Definimos el alma humana como nacida del soplo de Dios, inmortal, incorpórea, de forma humana, simple en su sustancia, consciente de sí misma, capaz de seguir varios cursos, dotada de libre arbitrio, sometida a circunstancias externas, mudable en sus capacidades, racional, dominadora, capaz de adivinación y procedente de un tronco común… Tertuliano (197 d.C.)

III. Distinción entre el cuerpo y alma

Porque el mismo Señor, cuando cierta persona le preguntó cuándo vendría su reino, contestó: Cuando los dos sean uno, y el de fuera como el de dentro… Ahora bien, los dos son uno cuando decimos la verdad entre nosotros, y en dos cuerpos habrá sólo un alma, sin disimulo. Y al decir lo exterior como lo interior quiere decir esto: lo interior quiere decir el alma, y lo exterior significa el cuerpo. Por tanto, de la misma manera que aparece el cuerpo, que se manifieste el alma en sus buenas obras. Segunda Clemente (150d.C.)

Porque si nos desprendemos de estos goces y vencemos nuestra alma, rehusando dar satisfacción a sus concupiscencias, seremos partícipes de la misericordia de Jesús. Segunda Clemente (150d.C.)

Pero los justos, habiendo obrado bien y sufrido tormentos y aborrecido los placeres del alma, cuando contemplen a los que han obrado mal y negado a Jesús con sus palabras y con sus hechos, cuando sean castigados con penosos tormentos en un fuego inextinguible, darán gloria a Dios, diciendo: Habrá esperanza para aquel que ha servido a Dios de todo corazón. Segunda Clemente (150d.C.)

…mirando al cielo Policarpo dijo: «Oh Señor Dios Todopoderoso… te bendigo porque me has concedido este día y hora para que pueda recibir una porción entre el número de los mártires en la copa de [tu] Cristo en la resurrección de vida eterna, tanto del alma como del cuerpo, en la incorruptibilidad del Espíritu Santo. Martirio de Policarpo (155 d.C.)

Así ha sucedido que el bienaventurado Policarpo, habiendo recibido el martirio en Esmirna con los de Filadelfia, doce en conjunto, es recordado de modo especial más que los otros por todos, de manera que se habla de él incluso entre los paganos en todas partes; porque mostró no sólo que era un maestro notable, sino también un mártir distinguido, cuyo martirio todos desean imitar, viendo que fue según el modelo del Evangelio de Cristo. Martirio de Policarpo (155 d.C.)

En una palabra, lo que el alma es en un cuerpo, esto son los cristianos en el mundo. El alma se desparrama por todos los miembros del cuerpo, y los cristianos por las diferentes ciudades del mundo. El alma tiene su morada en el cuerpo, y, con todo, no es del cuerpo. Así que los cristianos tienen su morada en el mundo, y aun así no son del mundo. El alma que es invisible es guardada en el cuerpo que es visible; así los cristianos son reconocidos como parte del mundo, y, pese a ello, su religión permanece invisible. La carne aborrece al alma y está en guerra con ella, aunque no recibe ningún daño, porque le es prohibido permitirse placeres; así el mundo aborrece a los cristianos, aunque no recibe ningún daño de ellos, porque están en contra de sus placeres. El alma ama la carne, que le aborrece y (ama también) a sus miembros; así los cristianos aman a los que les aborrecen. El alma está aprisionada en el cuerpo, y, con todo, es la que mantiene unido al cuerpo; así los cristianos son guardados en el mundo como en una casa de prisión, y, pese a todo, ellos mismos preservan el mundo. El alma, aunque en sí inmortal, reside en un tabernáculo mortal; así los cristianos residen en medio de cosas perecederas, en tanto que esperan lo imperecedero que está en los cielos. El alma, cuando es tratada duramente en la cuestión de carnes y bebidas, es mejorada; y lo mismo los cristianos cuando son castigados aumentan en número cada día. Tan grande es el cargo al que Dios los ha nombrado, y que miles es legítimo declinar. Diogneto (125-200)

Nuestra alma, no es por sí misma inmortal, sino mortal. Pero es también capaz de la inmortalidad. Si no conoce la verdad, muere y se disuelve con el cuerpo, pero resucita luego juntamente con el cuerpo en la consumación del mundo, para recibir como castigo una muerte inmortal. Por el contrario, si ha alcanzado el conocimiento de Dios, no muere por más que por el momento se disuelva (con el cuerpo). En efecto, por sí misma el alma es tinieblas, y no hay nada luminoso en ella, que es, sin duda, lo que significa aquello: «Las tinieblas no aprehenden la luz» (Jn 1:5). Porque no es el alma por sí misma la que salva al espíritu, sino la que es salvada por él. Y la luz aprehendió a las tinieblas, en el sentido de que el Verbo es la luz de Dios, mientras que las tinieblas son el alma ignorante. Por esto, cuando vive sola, se inclina hacia abajo hacia la materia y muere con la carne; pero cuando alcanza la unión con el Espíritu de Dios ya no se encuentra sin ayuda, sino que puede levantarse a las regiones hacia donde le conduce el Espíritu. Porque la morada del Espíritu está en lo alto, pero el origen del alma es de abajo. En un principio, el Espíritu era compañero del alma: pero ésta no quiso seguir al espíritu, y éste la abandonó. Mas ella, que conservaba, como un resplandor del poder del espíritu, y que separada de él ya no podía contemplar lo perfecto, andaba en busca de Dios, y se modeló extraviada muchos dioses, siguiendo a los demonios embusteros. Por otra parte, el Espíritu de Dios no está en todos los hombres, sino sólo con algunos que viven justamente, en cuya alma se hace presente y con la cual se abraza y por cuyo medio, con predicciones, anuncia a las demás almas lo que está escondido. Las que obedecen a la sabiduría, atraen a sí mismas el espíritu que les es congénito; pero las que no obedecen y rechazan al que es servidor del Dios que ha subido, lejos de mostrarse como religiosas se muestran más bien como almas que hacen la guerra a Dios. Taciano (160 d.C.)

Cuando el cuerpo está en reposo y adormecido, el alma ve y obra en sueños, y se recuerda de muchas de estas cosas en comunión con el cuerpo; por eso, una vez despierto, puede indicar, incluso después de algún tiempo, lo que ha experimentado en el sueño… Ireneo (180 d.C.)

El cuerpo, en efecto, no es más sólido que el alma, pues de ella recibe el soplo, la vida, el desarrollo y el mantenerse unido; sino que el alma posee y gobierna el cuerpo. Como el cuerpo participa de su movimiento, la detiene en su rapidez, pero no le hace perder su conocimiento. El cuerpo se asemeja a un instrumento, mas el alma es como el artista. Y un artista rápidamente concibe una obra, pero la realiza más lentamente usando su instrumento, por la inmovilidad de éste: se mezclan, pues, la rapidez del artista con la torpeza del instrumento, y de esa manera la obra toma tiempo. De modo semejante el alma participa de los impedimentos del cuerpo con el que está unida, pero sin perder absolutamente sus capacidades; así como, comunicando al cuerpo su vida, ella misma no la pierde. De modo parecido, mientras ella hace a su cuerpo partícipe de muchas otras cosas, ella misma no pierde ni su conocimiento ni la memoria de lo que ha experimentado. Ireneo (180 d.C.)

El alma y cuerpo estan unidos por la sangre… Ireneo (180 d.C.)

Pues el alma y el Espíritu pueden ser partes del hombre, pero no todo el hombre; sino que el hombre perfecto es la mezcla y unión del alma que recibe al Espíritu del Padre, y mezclada con ella la carne, que ha sido creada según la imagen de Dios… Pero este Espíritu se une a la criatura al mezclarse con el alma; y así por la efusión del Espíritu, el hombre se hace perfecto y espiritual: y éste es el que ha sido hecho según la imagen y semejanza de Dios Ireneo (180 d.C.)

No es que la sola carne creada sea de por sí el hombre perfecto, sino que es sólo el cuerpo del hombre y una parte suya. Pero tampoco sola el alma es ella misma el hombre; sino que es sólo el alma del hombre y una parte del hombre. Ni el Espíritu es el hombre: pues se le llama Espíritu y no hombre. Sino que la unión y mezcla de todos éstos es lo que hace al hombre perfecto. Por eso el Apóstol, manifestándose a sí mismo, explicó que el hombre espiritual y perfecto es el que se salva, según afirma en la primera Epístola a los Tesalonicenses: «El Dios de la paz les santifique y haga perfectos, y que todo su ser, Espíritu, alma y cuerpo, permanezcan sin mancha hasta la venida del Señor Jesucristo»…Son, pues, perfectos quienes tuviesen en sí de modo permanente al Espíritu de Dios, conservando sin mancha el cuerpo y el alma. Al decir «de Dios», se refiere a los que conservan la fe en Dios, y mantienen la justicia respecto a su prójimo…. Ireneo (180 d.C.)

¿Cuáles son estos cuerpos mortales? ¿Acaso las almas? Pero las almas son incorpóreas, en comparación con nuestros cuerpos mortales: en el hombre Dios «sopló sobre su cara el soplo de vida, y el hombre se convirtió en alma viviente» (Gén 2,7). Este es el soplo de la vida no corpórea. Ni siquiera ellos pueden tachar de mortal al alma, que es el soplo de vida. Por eso David dice: «Y mi alma vivirá para Dios» (Sal 22[21],31), refiriéndose a la substancia inmortal que en él habitaba. Tampoco pueden ellos llamar al Espíritu un cuerpo mortal… Ireneo (180 d.C.)

Porque morir consiste en perder la respiración y la fuerza vital, y convertirse en un ser inmóvil e inanimado, para retornar a aquellos elementos de los cuales al inicio sacó su substancia. Esto no puede sucederle al alma, que es el soplo de vida; ni al Espíritu, que no es compuesto sino simple, y así no puede disolverse, sino que, por el contrario, es él la vida de aquellos que de él participan. Lo único que queda, pues, es que la muerte se refiera a la carne. Esta, una vez que el alma se aparta, queda inanimada y sin respiración, y poco a poco se disuelve en la tierra de la que fue sacada. Esta, pues, es la mortal… Ireneo (180 d.C.)

Pero ¿para qué sirve conocer la verdad de palabra si se profana el cuerpo y se realizan acciones degradantes? ¿De qué sirve la santidad del cuerpo si la verdad no anida en el alma? Ambos, pues, se alegran de estar juntos, están aliados y luchan mano a mano para llevar al hombre a la presencia de Dios… Ireneo (180 d.C.)

¿Quieren esta prueba por el testimonio del alma que tienen dentro del cuerpo? Esa alma, pues, aunque presa en esa cárcel, cercada de falsas doctrinas, enflaquecida con tantas torpezas, cautiva por la tiranía de los falsos dioses, cuando vuelve en sí , cuando despierta de una embriaguez, cuando recobra el vigor perdido, como el convaleciente que escapó de la enfermedad peligrosa, con un impulso natural a Dios, llamándole uno, verdadero y grande voz común de todos: Dios me hizo este favor… Tertuliano (197 d.C.)

Por esto han de presentarse también los cuerpos (en el día de Juicio); que el alma sola sin materia, esto es, sin carne, no padece penas corporales, y porque si las almas han de ser juzgadas de las obras que hicieron con dependencia del cuerpo, es bien sea el cuerpo examinado del servicio que hizo al alma… Tertuliano (197 d.C.)

…la muerte no es otra cosa que la separación del alma y del cuerpo, la vida, que es lo contrario de la muerte, no se puede definir más que como la unión del cuerpo y del alma. Si la separación de las dos sustancias se produce simultáneamente por la muerte, la ley de su unión nos obliga a pensar que la vida llega simultáneamente a las dos sustancias. Mantenemos, pues, que la vida empieza en la concepción, pues defendemos que el alma existe desde este momento, y el principio de la vida es el alma. Simultáneamente se une para la vida, lo que simultáneamente se separa en la muerte... Tertuliano (197 d.C.)

...Ninguna alma puede conseguir la salvación si no creyó mientras vivía en la carne: tan verdad es que la carne es el quicio sobre el que gira la salvación. Cuando Dios atrae a sí al alma, es la carne la que permite que el alma pueda ser atraída por Dios. La carne es lavada, para que el alma quede purificada. La carne es ungida, para que el alma quede consagrada. La carne es sellada, para que el alma quede protegida. La carne recibe la sombra de la imposición de las manos, para que el alma quede iluminada por el Espíritu. La carne se alimenta con el cuerpo y la sangre de Cristo, para que el alma quede cebada de Dios. Por tanto, no se puede separar en el premio lo que colaboró en un solo trabajo. Los sacrificios agradables a Dios —me refiero a la aflicción del alma, los ayunos, la abstinencia y todas las molestias anejas a estas prácticas—es la carne la que los realiza una y otra vez, a costa propia... Tertuliano (197 d.C.)

Altar (Volver arriba)

Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, Mateo 5:23

Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. Apocalipsis 6:9

Que nadie se engañe. Si alguno no está dentro del límite del altar, carece de pan [de Dios]. Porque si la oración de uno y otro tiene una fuerza tan grande, ¡cuánto más la del obispo y la de toda la Iglesia! Por lo tanto, todo el que no acude a la congregación, con ello muestra su orgullo y se ha separado él mismo. Ignacio (50-100)

Apresúrense a congregarse, como en un solo templo, Dios; como ante un altar, Jesucristo, que vino de un Padre y está con un Padre y ha partido a un Padre. Ignacio (50-100 d.C.)

Nuestras viudas deben ser sobrias en lo que se refiere a la fe del Señor, haciendo intercesión sin cesar por todos los hombres, absteniéndose de toda calumnia, de hablar con malicia, dar falso testimonio, amar el dinero y toda cosa mala, sabiendo que son el altar de Dios, y que todos los sacrificios son inspeccionados cuidadosamente, y nada escapa de Él, ni sus pensamientos ni las intenciones o alguna de las cosas secretas del corazón. Policarpo (135 d.C.)

Dios, también quiere que nosotros ofrezcamos en el altar el don, con frecuencia y sin cesar nunca . Porque hay un altar en los cielos, al que todas nuestras oblaciones se dirigen; y un templo, como Juan dice en el Apocalipsis: «Se abrió el templo de Dios» (Ap 11,19); y sobre el santuario: «Apareció el santuario de Dios, en el que habitará junto con los hombres» (Ap 21,3). Ireneo (180 d.C.)

Ángeles (Volver arriba)

I. Naturaleza y posición de los ángeles

El que hace a los vientos sus mensajeros, Y a las flamas de fuego sus ministros. Salmos 104:4

Le hiciste un poco menor que los ángeles, Le coronaste de gloria y de honra, Y le pusiste sobre las obras de tus manos; Hebreos 2:7

Pues pasemos también a otro género de conocimiento y doctrina. Dos caminos hay de doctrina y de potestad, el camino de la luz y el camino de las tinieblas. Ahora bien, grande es la diferencia que hay entre los dos caminos. Porque sobre el uno están apostados los ángeles de Dios, portadores de luz; sobre el otro, los ángeles de Satanás. Y el uno es Señor desde los siglos y hasta los siglos; el otro es el príncipe del presente siglo de la iniquidad. Bernabé (150 d.C.)

Porque está escrito: Cuando el Altísimo dividió a las naciones, cuando dispersó a los hijos de Adán, estableció los límites de las naciones según el número de los ángeles de Dios… Clemente de Roma (30-100 d.C.)

«Oye ahora», me dijo, «con respecto a la fe. Hay dos ángeles en cada hombre: uno de justicia y otro de maldad.»… …Entiéndelas, y confía en el ángel de justicia. Pero del ángel de maldad mantente apanado, porque su enseñanza es mala en todo sentido; porque aunque uno sea un hombre de fe, si el deseo de este ángel entra en su corazón, este hombre, o esta mujer, ha de cometer algún pecado. Y si además un hombre o una mujer son en extremo malos, y las obras del ángel de justicia entran en el corazón de este hombre, por necesidad ha de hacer algo bueno. Ves, pues», dijo, «que es bueno seguir al ángel de justicia y despedirse del ángel de maldad. Este mandamiento declara lo que hace referencia a la fe, para que puedas confiar en las obras del ángel de justicia y, haciéndolas, puedas vivir para Dios. Pero cree que las obras del ángel de maldad son difíciles; así que, al no hacerlas, vivirás ante Dios.» Hermas (150 d.C.)

Papías dice así literalmente: "A algunos de ellos, es decir, de los que en tiempo fueron ángeles divinos, les dio también el mando de la administración de la tierra y les dio orden de mandar bien." Y seguidamente dice: "Mas sucedió que su orden terminó en nada." Papías (120 d.C.)

Por eso concede el buen consejo a todos. Tanto a los seres humanos como a los ángeles otorgó el poder de elegir -pues también los ángeles usan su razón-, a fin de que quienes le obedecen conserven para siempre este bien como un don de Dios que ellos custodian. En cambio no se hallará ese bien en quienes le desobedecen, y por ello recibirán el justo castigo.. Ireneo (180 d.C.)

Este mundo se halla rodeado de siete cielos, en los cuales habitan innumerables potencias, ángeles y arcángeles, que aseguran un culto a Dios todopoderoso y creador del universo. Ireneo (180 d.C.)

II. Los Ángeles de Dios

El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, Y los defiende. Salmos 34:7

Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos. Mateo 18:10

Y ellos le dijeron: Estás loca. Pero ella aseguraba que así era. Entonces ellos decían: !!Es su ángel! Hechos 12:15

Gloriémonos y confiemos en Él; sometámonos a su voluntad; consideremos toda la hueste de sus ángeles, cómo están a punto y ministran su voluntad. Porque la escritura dice: Diez millares de diez millares estaban delante de El, y millares de millares le servían; y exclamaban: Santo, santo, santo es Jehová de los ejércitos; toda la creación está llena de su gloria. Clemente de Roma (30-100 d.C.)

Porque yo mismo también, a pesar de que estoy en cadenas y puedo comprender cosas celestiales y las formaciones de los ángeles y las revistas de los príncipes, cosas visibles y cosas invisibles, yo mismo, no por esta razón soy un discípulo. Ignacio (50-100 d.C.)

Que ninguno les engañe. Incluso a los seres celestiales y a los ángeles gloriosos y a los gobernantes visibles e invisibles, si no creen en la sangre de Cristo [que es Dios], les aguarda también el juicio. El que recibe, que reciba. Ignacio (50-100 d.C.)

«Estos son los santos ángeles de Dios, que fueron creados antes que cosa alguna; a ellos el Señor entregó toda su creación para que la aumentaran y edificaran, y para ser señores de toda la creación. Por sus manos, pues, es realizada la edificación de la Iglesia.». «Y ¿quiénes son los otros que acarrean las piedras?» «Son también ángeles de Dios; pero estos seis son superiores a ellos. El edificio de la torre (La Iglesia), pues, será terminado, y todos juntos se regocijarán en el corazón (cuando estén) alrededor de la Iglesia, y glorificarán a Dios que la edificación de la Iglesia haya sido realizada.» Hermas (150 d.C.)

El ángel de justicia es delicado y tímido, manso y sosegado. Por lo tanto, cuando éste entra en tu corazón, inmediatamente habla contigo de justicia, de pureza, santidad, contento, de todo acto justo y toda virtud gloriosa. Cuando todas estas cosas entran en tu corazón, sabe que el ángel de justicia está contigo. [Estas, pues, son las obras del ángel de justicia.] Confía en él, pues, y en sus obras. Hermas (150 d.C.)

«Escucha», me contestó; «el Hijo de Dios no está representado en la forma de un siervo, sino que está representado en gran poder y señorío.» «¿Cómo, señor?», dije yo; «no lo comprendo.» «Porque», dijo él, «Dios plantó la viña, esto es, creó al pueblo y lo entregó a su Hijo. Y el Hijo colocó a los ángeles a cargo de ellos, para que velaran sobre ellos… Hermas (150 d.C.)

Este Hijo siempre existe con el Padre, y desde el principio revela al Padre, a los Ángeles, Arcángeles, Potestades, Poderes, y a todos aquellos a quienes Dios quiere revelarse. Ireneo (180 d.C.)

Así había hablado Moisés: «Cuando el Altísimo dividió las naciones, cuando dispersó a los hijos de Adán, estableció las fronteras de los pueblos según el número de los ángeles de Dios» . Mas el pueblo que creyó en Dios ya no está bajo el poder de los ángeles, sino del Señor: «Porque la porción del Señor es su pueblo Jacob, la medida de su herencia es Israel» . Ireneo (180 d.C.)

III. Los Ángeles Caídos

Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas. Génesis 6:1-2

Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio; y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos;2 Pedro 2:4-5

Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día; Judas 1:6

Ahora, ve las obras del ángel de maldad también. Ante todo, es iracundo y rencoroso e insensato, y sus obras son malas y nocivas para los siervos de Dios. Siempre que éste entra en tu corazón, conócele por las palabras.» «No sé cómo voy a discernirle, Señor», le contesté. «Escucha», dijo él. «Cuando te viene un acceso de irascibilidad o rencor, sabe que él está en ti. Luego, cuando te acucia el deseo de muchos negocios y el de muchas y costosas comilonas y borracheras y de varias lujurias que son impropias, y el deseo de mujeres, y la codicia y la altanería y la jactancia, y de todas las cosas semejantes a éstas; cuando estas cosas, pues, entran en tu corazón, sabe que el ángel de maldad está contigo. Tú, pues, reconociendo sus obras, mantente apanado de él, y no confíes en él en nada, porque sus obras son malas e impropias de los siervos de Dios. Hermas (150 d.C.)

También Enoc agradó a Dios sin la circuncisión, pues, siendo hombre, Dios lo envió como su legado ante los ángeles y «fue arrebatado» (Heb 11,5; Gén 5,24), y vive hasta hoy como testigo del juicio de Dios, porque los ángeles caídos fueron castigados, en cambio el hombre que agradó a Dios fue elevado para salvarse. Ireneo (180 d.C.)

Dios, envió justamente el diluvio en tiempo de Noé, para acabar con la raza malvada de aquellos seres humanos de esa época, los cuales ya no podían dar frutos para Dios, sino que se habían unido con los ángeles pecadores (Gén 6,2-4); y lo hizo para acabar con sus pecados, y al mismo tiempo salvar al modelo primitivo, es decir el plasma de Adán. Ireneo (180 d.C.)

El afirmó que algunos de los ángeles pertenecen al diablo, y para ellos se preparó el fuego eterno (Mt 25,41). También dice en la parábola de la cizaña: «La cizaña son los hijos del maligno» (Mt 13,38). Por eso debemos decir que adscribió a todos los apóstatas a aquel que es el iniciador de la transgresión. No es que (el demonio) haya creado en cuanto a su naturaleza a los ángeles y a los seres humanos. En efecto, nada se halla (en la Escritura) que el diablo haya hecho, pues él mismo es una creatura de Dios, como lo son los demás ángeles. Dios fue quien hizo todas las cosas, como dice David: «Dijo, y todas las cosas fueron hechas; lo mandó, y fueron creadas» (Sal 33[32]. Y como Dios creó todas las cosas, pero el diablo se convirtió en causa de la apostasía propia y de los otros, con justicia la Escritura a quienes perseveran en la apostasía siempre los llama hijos del diablo y ángeles del maligno…. Ireneo (180 d.C.)

La maldad, extendiéndose continuamente, alanzó e inundó la raza humana; sólo un poco de semilla de justicia quedaba en ella. Porque, además, sobre la tierra tenían lugar uniones ilegítimas: los ángeles fornicaron con las hijas de los hombres, quienes dieron a luz unos hijos que por su enorme estatura fueron llamados gigantes. Los ángeles, entonces, dieron a sus esposas como regalo malignas enseñanzas. Les enseñaron la manera de obtener extractos de flores y plantas, tintes y pinturas, joyas y cosméticos, los celos y los amores apasionados, la seducción y la coquetería, los sortilegios de la magia, toda clase de adivinación e idolatría odiados por Dios. Y una vez desencadenadas tales cosas, el mal se expandió hasta desbordar, y la justicia disminuyó hasta casi desaparecer. .. Ireneo (180 d.C.)

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DEMONIOS

SATANÁS

Anticristo (Volver arriba)

Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo. Daniel 7:25

Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios. 2 Tesalonicenses 2:3-4

Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo. 1 Juan 2:18

…y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella? También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses. Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo. Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación. Apocalipsis 13:4-7

Porque en los últimos tiempos abundarán los falsos profetas y los corruptores, y las ovejas se transformarán en lobos, y el amor se cambiará en odio. Habiendo aumentado la iniquidad, crecerá el odio de unos contra otros, se perseguirán mutuamente y se entregarán unos a otros. Entonces es cuando el Seductor del mundo hará su aparición y titulándose el Hijo de Dios, hará señales y prodigios; la tierra le será entregada y cometerá tales maldades como no han sido vistas desde el principio. Los humanos serán sometidos a la prueba del fuego; muchos perecerán escandalizados; pero los que perseverarán en la fe, serán salvos de esta maldición. Didaché (80-140 d.C.)

Y no sólo por lo que hemos dicho, sino también por lo que sucederá bajo el poder del Anticristo, se prueba que el diablo, siendo apóstata y ladrón, quiere ser adorado como Dios; y se quiere proclamar rey, siendo un siervo. Porque él, recibiendo todo el poder del diablo, vendrá no como rey justo o legítimo sujeto a Dios, sino como impío, injusto y sin ley, como apóstata, inicuo y homicida, como un ladrón que recapitulará en sí la apostasía del diablo… Ireneo (180 d.C.)

Ya Juan en el Apocalipsis habló de esta venida: «La bestia que vi se parecía a una pantera. Sus patas eran como de un oso y su hocico semejante al del león. Y el dragón le dio su fuerza, su trono y un enorme poder. Una de sus cabezas parecía herida de muerte, pero la herida mortal estaba curada. Toda la tierra admiró la bestia y adoró el dragón, porque dio el poder a la bestia. Y adoró la bestia diciendo: ¿Quién hay como esta bestia, y quién puede pelear con ella? Y se le dio un hocico grandilocuente y blasfemo, y el poder durante 42 meses. Y abrió su hocico para blasfemar contra Dios, contra su nombre, contra su santuario y contra los habitantes del cielo. Y se le dio el poder sobre toda raza, pueblo, lengua y nación. Y la adoraron todos los habitantes en la tierra cuyos nombres no están escritos desde la creación del mundo en el libro de la vida del Cordero degollado. Si alguno tiene oídos para oír, que oiga. El que deba ser llevado cautivo, irá al cautiverio. El que mate a espada, a espada morirá. Esta es la paciencia y la fe de los santos» (Ap 13,2-10).

En seguida habla de su escudero, al que llama seudoprofeta: «Hablaba como un dragón. Ejercía todo el poder de la primera bestia en su presencia. Y obligó a la tierra y a cuantos en ella habitan a adorar la primera bestia, cuya herida mortal está curada. Y realiza grandes prodigios, como hacer bajar fuego del cielo a la tierra, en presencia de los seres humanos. Y seducirá a los habitantes de la tierra» (Ap 13,11-14). Dice estas últimas palabras a fin de que nadie vaya a creer que lo hace por poder divino, sino por obra de magia. Ni haya quien se admire de que, por medio de los demonios y espíritus apóstatas que le sirven, realice signos para seducir a los habitantes de la tierra. «Y ordenará que se fabrique un ídolo de la bestia, y dará la vida a este ídolo para que hable, y mandará matar a cuantos no lo adoren. Igualmente mandó marcar un tatuaje en la frente y en la mano derecha, para que nadie más pudiera comprar o vender, sino quien tiene la marca de la bestia y la cifra de su nombre: y esa cifra es seicientos sesenta y seis» (Ap 13,14-18), es decir, seis centenas, seis decenas y seis unidades, para recapitular toda su apostasía que se ha fabricado durante seis mil años.

Pues el mundo se consumirá en el mismo número de miles de años como fueron los días en los que fue creado. Por eso dice la Escritura en el Génesis: «Y se terminó el cielo, la tierra y todo cuanto contienen. El día sexto Dios concluyó toda la obra que hizo, y el séptimo día descansó de todas las obras que realizó» (Gén 2,1-2). Esta es al mismo tiempo una narración de lo que Dios hizo, y una descripción profética de los hechos futuros. Porque, si «un día del Señor es como mil años» (2 Pt 3,8), y en seis días se completó la hechura de cuanto fue creado, es evidente que también su término será de seis mil años. Ireneo (180 d.C.)

Por todo lo anterior, la bestia que ha de venir recapitulará en sí toda la iniquidad y todo crimen a fin de que, agrupando y encerrando en ella toda la fuerza de la apostasía, sea en ella arrojada al horno de fuego (Ap 19,20). [1202] Con razón su nombre llevará la cifra 666 (Ap 13,18), la cual recapitula toda la malicia anterior al diluvio, toda la mezcla de males que provocó la apostasía de los ángeles -Noé tenía seiscientos años cuando el diluvio cayó sobre la tierra (Gén 7,6) y aniquiló todos los seres vivientes sobre la tierra , por la perversidad de la generación en tiempos de Noé-. Esa apostasía recapitula todos los errores e idolatrías cometidos desde el diluvio, el asesinato de los profetas y los suplicios infligidos a los justos. El ídolo que Nabucodonosor erigió era de sesenta codos de alto y seis de ancho (Dan 3,1), y por negarse a adorarlo, Ananías, Azarías y Misael fueron arrojados al horno de fuego (Dan 3,20), prueba que sirvió como profecía de lo que sucederá al fin de los tiempos, cuando los justos sufrirán la prueba del fuego: pues dicho ídolo fue el preanuncio de la llegada de aquel que ordenará a todos los hombres sólo a él adorarlo. Así, pues, los seiscientos años de Noé, en cuyo tiempo cayó el diluvio por motivo de la apostasía, y el número de codos del ídolo por motivo del cual los justos fueron arrojados al horno de fuego, forman la cifra del nombre en el cual se recapitulan seis mil años de toda apostasía, injusticia, maldad, seudoprofecía y dolo, por los cuales descenderá también un diluvio de fuego. Ireneo (180 d.C.)

Otra necesidad hay más apretada que obliga a rogar por los emperadores, por el estado del imperio y sus prósperos sucesos. Sabemos los cristianos por la Escritura que en el fin del mundo al imperio romano le ha de suceder el tirano de Anticristo, a cuya cláusula amenazan tan acerbas calamidades, que por la suma violencia de la persecución han de peligrar muchos en la fe; y así rogamos que este imperio dure para que aquel tiempo se retarde, y no caigamos nosotros en el peligro de aquella tentación. Así, pues, mientras rogamos que aquel día se dilate, por no hacer en el peligro experiencia, favorecemos esta duración, y á este imperio lo prolongamos mientras á aquél lo detenemos. Tertuliano (197 d.C.)

Antiguo Pacto (Volver arriba)

Todos los que defienden falsas teorías, y movidos por la Ley de Moisés piensan que ésta es diferente y aun contraria a la doctrina del Evangelio, no han puesto empeño en buscar los motivos de las diferencias entre los dos Testamentos… Por nuestra parte, más adelante trataremos sobre el motivo de la diferencia entre los dos Testamentos, y acerca de la unidad y acuerdo entre ambos. Ireneo (180 d.C.)

«El Señor me mandó en aquel momento enseñarles estos preceptos y mandatos» (Dt 4,14). Por este motivo en el Nuevo Testamento de la libertad abolió los mandamientos que les había dado como en figura para el estado de servidumbre… Ireneo (180 d.C.)

En uno y otro Testamento se trata de la misma justicia en el juicio de Dios; sólo se diferencian en que, en el primero, se expresa en figura, de modo temporal y más limitado, y en el segundo de manera real, verdadero, para siempre y con precisión; pues el fuego es eterno, y del cielo se ha de revelar la cólera de Dios… El castigo será mayor para los que caen en su justicia.De esta manera se amplió también el castigo de aquellos que no creen en la Palabra de Dios… Ireneo (180 d.C.)

Todos los Apóstoles, en efecto, enseñaron que los dos Testamentos corresponden a dos pueblos, mas uno solo y el mismo es Dios que dispuso uno y otro para el bien de la humanidad, ya que dio el primer Testamento a quienes empezaban a creer en Dios, como hemos demostrado en el libro tercero a partir de la doctrina de los Apóstoles. Y no se dio este primer Testamento en vano, ni sin una finalidad, ni al acaso; sino que sometió al servicio de Dios a aquellos a quienes se les dio para su propio provecho, pues Dios no necesita del servicio de los seres humanos. Además, se les dio como una figura de los bienes celestiales, porque los seres humanos aún no eran capaces de soportar a ojo desnudo la visión de las cosas divinas; también prefiguró las realidades de la Iglesia, a fin de que se afirmase nuestra fe; pues llevaba en sí la profecía de los bienes futuros, con el objeto de enseñar al género humano que Dios conoce de antemano todas las cosas. Ireneo (180 d.C.)

(Un crítico pagano del cristianismo) Una última observación se impone: supo¬niendo que Jesús, en conformidad con los profe¬tas de Dios y de los Judíos, fuese el hijo de Dios, ¿cómo es que el Dios de los Judíos les ordenó, por medio de Moisés, que procurasen las riquezas y el poder, que se multiplicasen hasta llenar la tierra, que masacrasen a sus enemigos sin perdo¬nar siquiera a los niños y exterminar coda la raza, lo que él mismo hace ante sus propios ojos, tal como cuenta Moisés? ¿Por qué los amenaza él, si desobedecieron sus mandamientos, de tratarlos como enemigos declarados, mientras que el Hijo, el Nazareno, formula preceptos completamente opuestos: el rico no tendrá acceso hasta el Padre, ni el que ambiciona el poder, ni el que ama la sabiduría y la gloria; no nos debemos inquietar con las necesidades de subsistencia más que los cuervos; es necesario preocuparnos menos de la vestimenta que los lirios; si os diesen una bofe¬tada es preciso aprestarse a recibir una segunda? ¿Quién miente entonces: Moisés o Jesús? ¿Será que el Padre, cuando envió al Hijo, se olvidó de lo que le había dicho a Moisés? ¿Habrá cambiado de opinión, renegado de sus propias leyes y en¬cargado a su heraldo el promulgar otras completamente contrarias? Celso, crítico pagano del cristianismo (178 d.C.)

El Antiguo Testamento no es «evangelio» (buena nueva), porque no muestra al que había de venir, sino que lo anuncia; en cambio, todo el Nuevo Testamento es evangelio, porque no sólo dice como al comienzo del evangelio: «Aquí está el cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo» (Jn 1, 29), sino que contiene diversas alabanzas y enseñanzas de aquel por quien el Evangelio es evangelio… Orígenes (225 d.C.)

La antigua alianza sombra de la realidad celeste, que ya está presente en la Iglesia. Orígenes (225 d.C.)

VER TAMBIÉN--

LEY MOSAICA

SÁBADO

Apocalipsis (Volver arriba)

Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia, 1 Timoteo 6:20

Pero desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas. Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; 2 Timoteo 2:23-24

Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre. 1 Juan 2:24

Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos. Judas 1:3

Los querubines, en efecto, se han manifestado bajo cuatro aspectos que son imágenes de la actividad del Hijo de Dios «El primer ser viviente, dice [el escritor sagrado], se asemeja a un león», para caracterizar su actividad como dominador y rey; «el segundo es semejante a un becerro», para indicar su orientación sacerdotal y sacrificial; «el tercero tiene cara de hombre» para describir su manifestación al venir en su ser humano; «el cuarto es semejante a un águila en vuelo», signo del Espíritu que hace sobrevolar su gracia sobre la Iglesia.

Los Evangelios, pues, concuerdan con estos [símbolos], sobre los cuales Cristo descansa. Uno de ellos, según Juan, narra su real y gloriosa generación del Padre, diciendo: «En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba ante Dios, y el Verbo era Dios: todas las cosas fueron hechas por su medio, y sin él nada ha sido hecho» Por tal motivo, este Evangelio nos llena de confianza: ésta es su característica. El Evangelio según Lucas, ya que tiene rasgos sacerdotales, comenzó presentando a Zacarías cuando ofrece a Dios el sacrificio. Y es que ya se estaba preparando el becerro cebado que debía matarse por el regreso del hermano menor. Mateo anuncia su origen humano, diciendo: «Libro de la generación de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham». Y sigue: «Este fue el origen de Jesucristo». Es, pues, el Evangelio de su humanidad, por eso este Evangelio habla de él de manera humilde y conserva su figura como hombre manso. Marcos, a su vez, toma inicio del Espíritu profético que viene de lo alto sobre los hombres, diciendo: «Principio del Evangelio de Jesucristo, como está escrito en el profeta Isaías» , dando la imagen de un Evangelio que vuela con sus alas. Por eso comunica sus mensajes en forma fluida y suscinta; este es, en efecto, el estilo propio de los profetas. Ireneo (180 d.C.)

Por eso El mismo es «juez de vivos y muertos» (Hech 10,42), el cual «tiene la llave de David; abrirá y nadie cerrará; cerrará y nadie abrirá» (Ap 3,7). Pues, en efecto, nadie en los cielos ni en la tierra ni bajo la tierra puede abrir el libro del Padre, ni siquiera verlo (Ap 5,3), excepto el Cordero que ha sido muerto (Ap 5,12), que nos ha redimido con su sangre (Ap 5,9) después de haber recibido el poder de Dios que hizo todas las cosas por medio de su Verbo y las ordenó por su Sabiduría. Ireneo (180 d.C.)

Juan, discípulo del Señor, vio en el Apocalipsis la gloriosa y sacerdotal venida de su reino: «Me di vuelta para mirar de quién era la voz que me hablaba, y al volverme vi siete candelabros de oro y entre los candelabros a uno semejante al Hijo del Hombre vestido de poder y ceñido a la altura del pecho con un cinturón de oro; su cabeza y cabellos eran blancos, como lana blanca y como nieve; sus ojos eran como una llama de fuego; sus pies parecían bronce que se fundiera en el horno; su voz era como un torrente; en su mano derecha tenía siete estrellas; de su boca brotaba una espada de dos filos, y su cara era como un sol brillante en todo su poder» (Ap 1,12-16). Entre todas estas cosas, la cabeza significa que ha recibido la gloria del Padre; lo sacerdotal señala los poderes -por eso Moisés vistió al pontífice según este modelo (Ex 28,4; Lev 8,7); otra cosa es el fin, representado por el bronce en el horno de fundición, que indica la fe y la perseverancia de las oraciones por el fuego que se encenderá al fin de los tiempos.

Juan mismo no soportó la visión. En efecto, dice: «Caí a sus pies como muerto» (Ap 1,17), para que se cumpliera lo escrito: «Nadie puede ver a Dios y seguir viviendo» (Ex 33,20). Mas el Verbo le dio vida y le recordó que él, estando reclinado sobre su pecho durante la cena, le había preguntado quién era el que lo había de traicionar (Jn 13,15), y le dijo: «Yo soy el primero y el último, vivo por los siglos de los siglos y tengo las llaves de la muerte y de los lugares inferiores» (Ap 1,17-18). Después de esto, sobre una segunda visión en la que contempló al mismo Señor, escribió: «Vi en medio del trono, de los cuatro animales y de los ancianos, a un Cordero como muerto pero en pie, que tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete espíritus enviados por Dios a la tierra» (Ap 5,6-7). Ireneo (180 d.C.)

Juan, el discípulo del Señor, contempló en el Apocalipsis, notará que las naciones paganas en general sufrirán las mismas plagas que en particular afligieron a Egipto… Ireneo (180 d.C.)

Porque en todas partes la Iglesia predica la verdad, y es el candelabro de las siete lámparas que porta la luz de Cristo… Ireneo (180 d.C.)

Más claramente aún Juan, discípulo del Señor, escribió en el Apocalipsis acerca de los últimos tiempos y de de los diez reyes que se dividirán el reino que ahora impera. Cuando explica el significado de los diez cuernos que Daniel vio, dice que esto le fue revelado: «Y los diez cuernos que viste son diez reyes a los que aún no se les ha dado el reino, sino que por una hora recibirán el poder junto con la bestia. Estos tienen una sola idea en su mente, la de entregar a la bestia la fuerza y el poder. Estos lucharán con el cordero, y éste los vencerá porque es el Señor de los señores y Rey de los reyes» (Ap 17,12-14). También se declara que aquel que viene matará a tres de ellos, los otros le quedarán sometidos, y el mismo será el octavo de ellos. Y devastarán Babilonia y la quemarán a fuego, le entregarán su reino a la bestia y perseguirán la Iglesia. Una vez acaecidas estas cosas, quedarán destruidos con la venida de nuestro Señor.

Que el reino será dividido y así acabará, lo dice el Señor: «Todo reino dividido perecerá, y toda ciudad o casa dividida no durará» (Mt 12,25). El reino, la ciudad y la casa se dividirán en diez partes. Ya el Señor preanunció esta división y partición… Ireneo (180 d.C.)

(El Apocalipsis) ha apuntado el nombre (del Anticristo) para precavernos de él cuando venga, sabiendo quién es. Pero calló el nombre, porque no es digno que el Espíritu Santo lo pregone. En efecto, si éste lo hubiese pregonado, podría permanecer por mucho tiempo. Mas puesto que «era pero ya no es; va a surgir del abismo pero para ir a la perdición» (Ap 17,8), como quien no existe, por eso no se ha proclamado su nombre. Cuando el Anticristo devastare todas las cosas en este mundo, y hubiese reinado durante tres años y seis meses, sentado en el templo de Jerusalén, entonces el Señor vendrá entre las nubes del cielo en la gloria del Padre (Mt 16,27). Entonces lo enviará al lago de fuego con sus seguidores (Ap 19,20), e instaurará el tiempo del reino para los justos, es decir el descanso, el séptimo día santificado, y cumplirá a Abrahám la promesa de la herencia. Este es el reino al cual, según la palabra del Señor, muchos vendrán de oriente y occidente, para tomar su lugar junto con Abraham, Isaac y Jacob… Ireneo (180 d.C.)

En el Apocalipsis Juan la vio descender sobre la tierra nueva. Y después de los tiempos del reino, afirma, «vi un gran trono blanco y, sentado en él, a aquél de cuya presencia huyen la tierra y el cielo, los cuales no dejaron rastro» (Ap 20,11)... Y más adelante añade: «Vi un cielo nuevo y una tierra nueva. El primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar dejó de existir. Y vi la nueva Jerusalén, la ciudad santa, bajar del cielo como una mujer preparada para su esposo. Y oí una fuerte voz que salía del trono y decía: Este es el santuario de Dios con los hombres, y habitará con ellos, los pueblos serán suyos, el mismo Dios estará con ellos y será su Dios. Y borrará toda lágrima de sus ojos y ya no habrá muerte, ni luto, ni duelo, ni dolor, porque el mundo viejo ha pasado» (Ap 21,1-4)… No podemos decir que se trata de una mera alegoría; sino que todo cuanto Dios preparó para la felicidad de los justos tiene un sólido y verdadero cimiento. Pues, así como es verdadero y no alegórico el Dios que resucita al hombre, igualmente será que el hombre resucite de entre los muertos, como lo hemos expuesto con los anteriores argumentos. Ireneo (180 d.C.)

Primero habla de aquellos que resucitarán habiendo hecho el bien, para entrar en el reposo; después, de aquellos que resucitarán para ser juzgados; como dice la Escritura en el Génesis: que después de la consumación de este siglo, seguirá el día sexto (Gén 1,31-2,1), o sea el año 6000; porque éste será el día séptimo, día del descanso, como canta David: «Este es mi reposo, en él entrarán los justos» . Este séptimo día es el séptimo milenario (Ap 20,4-6) en el que reinarán los justos, en el que está prometida la incorrupción… Ireneo (180 d.C.)

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ANTICRISTO

Apóstoles (Volver arriba)

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; Mateo 28:19

Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Juan 16:13

Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Hechos 1:8

Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús. Hechos 4:13

Los apóstoles recibieron el Evangelio para nosotros del Señor Jesucristo… y confirmados en la palabra de Dios con plena seguridad por el Espíritu Santo, salieron a proclamar las buenas nuevas de que había llegado el reino de Dios. Y así, predicando por campos y ciudades, por todas partes, designaron a las primicias (de sus labores), una vez hubieron sido probados por el Espíritu, para que fueran obispos y diáconos de los que creyeran. Y esto no lo hicieron en una forma nueva; porque verdaderamente se había escrito respecto a los obispos y diáconos desde tiempos muy antiguos; porque así dice la escritura en cierto lugar: Y nombraré a tus obispos en justicia y a tus diáconos en fe. Clemente de Roma (30-100 d.C.) …Y si se daba el caso de venir alguno de los que habían seguido a los ancianos, yo trataba de discernir los discursos de los mismos ancianos: qué habían dicho Andrés, qué Pedro, qué Tomás o Santiago, o Juan o Mateo, o cualquier otro de los discípulos del Señor, y lo que dicen Aristión y el anciano Juan, discípulos del Señor. Porque no pensaba yo que los libros pudieran serme de tanto provecho como lo que viene de la palabra viva y permanente." Papías (120 d.C.)

Mateo, (que predicó) a los Hebreos en su propia lengua, también puso por escrito el Evangelio, cuando Pedro y Pablo evangelizaban y fundaban la Iglesia. Una vez que éstos murieron, Marcos, discípulo e intérprete de Pedro, también nos transmitió por escrito la predicación de Pedro. Igualmente Lucas, seguidor de Pablo, consignó en un libro «el Evangelio que éste predicaba». Por fin Juan, el discípulo del Señor «que se había recostado sobre su pecho», redactó el Evangelio cuando residía en Efeso. Ireneo (180 d.C.)

la Iglesia fundada y constituida en Roma por los dos gloriosísimos Apóstoles Pedro y Pablo, que desde los Apóstoles conserva la Tradición y «la fe anunciada» a los hombres por los sucesores de los Apóstoles que llegan hasta nosotros.. . Luego de haber fundado y edificado la Iglesia los Apóstoles, entregaron el servicio del episcopado a Lino: a este Lino lo recuerda Pablo en sus cartas a Timoteo . Anacleto lo sucedió. Después de él, en tercer lugar desde los Apóstoles, Clemente heredó el episcopado, el cual vio a los Apóstoles y con ellos confirió, y tuvo ante los ojos la predicación y Tradición de los Apóstoles que todavía resonaba; y no él solo, porque aún vivían entonces muchos que de los Apóstoles habían recibido la doctrina… Y esto muestra plenamente que la única y misma fe vivificadora que viene de los Apóstoles ha sido conservada y transmitida en la Iglesia hasta hoy. Ireneo (180 d.C.)

Finalmente la Iglesia de Efeso, que Pablo fundó y en la cual Juan permaneció hasta el tiempo de Trajano, es también testigo de la Tradición apostólica verdadera…. Ireneo (180 d.C.)

La palabra “apóstoles” significa "Enviados"… Tertuliano (197 d.C.)

Cuán dichosa es esta Iglesia, en la que los apóstoles derramaron toda su doctrina juntamente con su sangre, donde Pedro sufrió una pasión semejante a la del Señor, donde Pablo fue coronado con un martirio semejante al de Juan (Bautista), donde el apóstol Juan fue sumergido en aceite ardiente sin sufrir daño alguno, para ser luego relegado a una isla… Tertuliano (197 d.C.)

Porque, así como los apóstoles no enseñaron cosas diversas entre sí, así los varones apostólicos no enseñaron cosas contrarias a las de los apóstoles; a no ser que se admita que una cosa aprendieron de los apóstoles, y otra predicaron… Tertuliano (197 d.C.)

Arrepentimiento (Volver arriba)

Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, Hechos 3:19

Sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento. Hechos 26:20

Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Juan 2:1

Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados. Hebreos 10:26

Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. Apocalipsis 2:5

Pongamos nuestros ojos en la sangre de Cristo y démonos cuenta de lo precioso que es para su Padre, porque habiendo sido derramado por nuestra salvación, ganó para todo el mundo la gracia del arrepentimiento. Observemos todas las generaciones en orden, y veamos que de generación en generación el Señor ha dado oportunidad para el arrepentimiento a aquellos que han deseado volverse a Él. Noé predicó el arrepentimiento, y los que le obedecieron se salvaron. Jonás predicó la destrucción para los hombres de Nínive; pero ellos, al arrepentirse de sus pecados, obtuvieron el perdón de Dios mediante sus súplicas y recibieron salvación, por más que eran extraños respecto a Dios.

Los ministros de la gracia de Dios, por medio del Espíritu Santo, hablaron referente al arrepentimiento. Sí, y el Señor del universo mismo habló del arrepentimiento con un juramento: Vivo yo, dice el Señor, que no me complazco en la muerte del malvado, sino en que se arrepienta; y añadió también un juicio misericordioso: Arrepiéntanse, oh casa de Israel, de su iniquidad; digan a los hijos de mi pueblo: Aunque sus pecados lleguen desde la tierra al cielo, y aunque sean más rojos que el carmesí y más negros que la brea, y se vuelven a mí de todo corazón y decís Padre, yo les prestaré oído como a un pueblo santo. Y en otro lugar dice de esta manera: límpiense, quiten la iniquidad de sus obras de delante de mis ojos; dejen de hacer lo malo; aprendan a hacer lo bueno; busquen la justicia; defiendan al oprimido, juzguen la causa del huérfano, hagan justicia a la viuda. Vengan luego, dice Jehová, y estemos a cuenta; aunque sus pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Si quieren y obedecen, comerán el bien de la tierra; si rehúsan y son rebeldes, serán consumidos a espada; porque la boca de Jehová Lo ha dicho. Siendo así, pues, que Él desea que todos sus amados participen del arrepentimiento, lo confirmó con un acto de su voluntad poderosa. Clemente de Roma (30-100 d.C.)

…Nosotros, en tanto que estamos en este mundo, arrepintámonos de todo corazón de las cosas malas que hemos hecho en la carne, para que podamos ser salvados por el Señor en tanto que hay oportunidad para el arrepentimiento. Porque una vez hemos partido de este mundo ya no podemos hacer confesión allí, ni tampoco arrepentimos. Segunda Clemente (150d.C.)

Por tanto, hermanos, arrepintámonos inmediatamente. Seamos sobrios para lo que es bueno; porque estamos llenos de locura y maldad. Borremos nuestros pecados anteriores, y arrepintámonos con toda el alma y seamos salvos. Y que no seamos hallados complaciendo a los hombres. Segunda Clemente (150d.C.)

Ahora bien, el Señor perdona a todos los hombres cuando se arrepienten, si al arrepentirse regresan a la unidad de Dios y al concilio del obispo. Ignacio (50-100 d.C.)

…todos los santos que han pecado hasta el día de hoy, si se arrepienten de todo corazón, y quitan la doblez de ánimo de su corazón. Porque el Señor juró por su propia gloria, con respecto a sus elegidos: que si, ahora que se ha puesto este día como límite, se comete pecado, después no habrá para ellos salvación; porque el arrepentimiento para los justos tiene un fin; los días del arrepentimiento se han cumplido para todos los santos; en tanto que para los gentiles hay arrepentimiento hasta el último día. Hermas (150 d.C.)

Y le dije: « ¿Qué es, pues, lo que ha de hacer el marido si la esposa sigue en este caso?» «Que se divorcie de ella», dijo él, «y que el marido viva solo; pero si después de divorciarse de su esposa se casa con otra, él también comete adulterio». «Así pues, Señor», le dije, «si después que la esposa es divorciada se arrepiente y desea regresar a su propio marido, ¿no ha de ser recibida?» «Sin duda ha de serlo», me dijo; «si el marido no la recibe, peca y acarrea gran pecado sobre sí; es más, el que ha pecado y se arrepiente debe ser recibido, pero no varias veces, porque sólo hay un arrepentimiento para los siervos de Dios. Por amor a su arrepentimiento, pues, el marido no debe casarse con otra. Esta es la manera de obrar que se manda al esposo y a la esposa. No sólo», dijo él, «es adulterio si un hombre contamina su carne, sino que todo el que hace cosas como los paganos comete adulterio. Por consiguiente, si hechos así los sigue haciendo un hombre y no se arrepiente, mantente aparte de él y no vivas con él. De otro modo, tú también eres partícipe de su pecado. Por esta causa, se os manda que permanezcáis solos, sea el marido o la esposa; porque en estos casos es posible el arrepentimiento. Yo», me dijo, «no doy oportunidad para que la cosa se quede así, sino con miras a que el pecador no peque más. Pero, con respecto al pecado anterior, hay Uno que puede dar curación: El es el que tiene autoridad sobre todas las cosas.» Hermas (150 d.C.)

El arrepentirse es una gran comprensión», dijo él. «Porque el hombre que ha pecado comprende que ha hecho lo malo delante del Señor, y el hecho que ha cometido entra en su corazón y se arrepiente y ya no obra mal, sino que hace bien en abundancia, y humilla su propia alma, y la atormenta porque ha pecado. Ves, pues, que el arrepentimiento es una gran comprensión.» Hermas (150 d.C.)

«Escucha», me dijo; «las ovejas que viste contentas y juguetonas, son las que se han apartado de Dios por completo, y se han entregado a sus propios deleites y deseos de este mundo. En ellas, pues, no hay arrepentimiento para vida. Hermas (150 d.C.)

Estas son los que han oído mis mandamientos, y han practicado arrepentimiento con todo su corazón. Por ello, cuando el Señor vio que su arrepentimiento era bueno y puro, y que podían continuar en él, ordenó que sus pecados anteriores fueran borrados. Hermas (150 d.C.)

El procedimiento para beneficiarse de este segundo perdón es más difícil que el del primero, que se obtiene en el Bautismo. Las pruebas que han de ofrecerse son más exigentes. No basta ya hacer un íntimo examen de conciencia; es preciso expresar el arrepentimiento con un rito claro y manifiesto. Este rito en griego se llama exomologesis, y consiste en confesar sinceramente al Señor las culpas que hemos cometido; no porque Él las ignore, sino porque declarándolas se satisface a la justicia divina. De la confesión oral procede la penitencia, y la penitencia mitiga la justa ira del Señor hacia el que ha pecado. Tertuliano (197 d.C.)

Se propone avalorar las oraciones que dirigimos al Señor, con la aspereza del ayuno; removerse con lágrimas día y noche; invocar a Dios con todo el ardor de nuestra fe; arrodillarse a los pies del sacerdote... La penitencia levanta al hombre precisamente cuando lo abate y lo postra en tierra; lo ilumina con una luz resplandeciente, cuando le mueve a reconocerse pobre y desvalido; lo justifica cuando le acusa; lo absuelve cuando le condena. Créeme: cuanto más severo seas contigo mismo, más perdonará y excusará Dios tus culpas. Sin embargo, estoy persuadido de que muchos evitan o difieren de un día para otro la penitencia, como si este rito les pusiese en evidencia delante de los demás. Tertuliano (197 d.C.)

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SALVACIÓN

Ayuno (Volver arriba)

Sus telas no servirán para vestir, ni de sus obras serán cubiertos; sus obras son obras de iniquidad, y obra de rapiña está en sus manos. Sus pies corren al mal, se apresuran para derramar la sangre inocente; sus pensamientos, pensamientos de iniquidad; destrucción y quebrantamiento hay en sus caminos. Isaías 59:6-7

Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro… Mateo 6:17

Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno. Marcos 9:29

Antes del bautismo, debe procurarse que el que lo administra, el que va a ser bautizado, y otras personas, si pudiere ser, ayunen. Al neófito, le harás ayudar uno o dos días antes. Es preciso que vuestros ayunos no sean parecidos a los de los hipócritas, puesto que ellos ayunan el segundo y quinto día de cada semana. En cambio vosotros ayunaréis el día cuatro y la víspera del sábado. Didaché (80-140 d.C.)

El dar limosna es, pues, una cosa buena, como el arrepentirse del pecado. El ayuno es mejor que la oración, pero el dar limosna mejor que estos dos. Y el amor cubrirá multitud de pecados, pero la oración hecha en buena conciencia libra de la muerte. Bienaventurado el hombre que tenga abundancia de ellas. Porque el dar limosna quita la carga del pecado. Segunda Clemente (150 d.C.)

…volvamos a la palabra que nos ha sido entregada desde el principio, siendo sobrios en la oración y constantes en los ayunos, rogando al Dios omnisciente, con suplicaciones, que no nos deje caer en la tentación, según dijo el Señor: El espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. Policarpo (135 d.C.)

«Toda pregunta requiere humildad. Ayuna, pues, y recibirás del Señor lo que has pedido.» Así que ayuné un día... Hermas (150 d.C.)

…yo te enseñaré que es un ayuno completo y aceptable al Señor. Escucha», dijo; «Dios no desea un ayuno tan vano; porque al ayunar así ante Dios no haces nada por la justicia. Pero observa [ante Dios] un ayuno así: no hagas maldad en tu vida, y sirve al Señor de puro corazón; observa sus mandamientos y anda en sus ordenanzas, y que ningún mal deseo se levante en tu corazón; sino cree en Dios. Entonces, si haces estas cosas y le temes y te abstienes de todo mal, vivirás para Dios; y si haces estas cosas, guardarás un gran ayuno, un ayuno aceptable a Dios...

Este ayuno», dijo él, «si se guardan los mandamientos del Señor, es bueno. Esta es, pues, la manera en que has de guardar este ayuno [que estás a punto de observar]. Ante todo, guárdate de toda mala palabra y de todo mal deseo, y purifica tu corazón de todas las vanidades de este mundo. Si guardas estas cosas, este ayuno será perfecto para ti. Y así harás. Habiendo cumplido lo que está escrito, en el día en que ayunes no probarás sino pan y agua; y contarás el importe de lo que habrías gastado en la comida aquel día, y lo darás a una viuda o a un huérfano, o a uno que tenga necesidad, y así pondrás en humildad tu alma, para que el que ha recibido de tu humildad pueda satisfacer su propia alma, y pueda orar por ti al Señor. Así pues, si cumples así tu ayuno, según te ha mandado, tu sacrificio será aceptable a la vista de Dios, y este ayuno será registrado; y el servicio realizado así es hermoso y gozoso y aceptable al Señor. Hermas (150 d.C.)

A cuantos se convencen y aceptan por la fe que es verdad lo que nosotros enseñamos y decimos, y prometen ser capaces de vivir según ello, se les instruye a que oren y pidan con ayunos el perdón de Dios para sus pecados anteriores, y nosotros oramos y ayunamos juntamente con ellos. Luego los llevamos a un lugar donde haya agua… Justino Mártir (160 d.C.)

Además, ha de contentarse con la comida y la bebida más simple, no por causa de su estómago, sino de su espíritu: de ordinario el ayuno sirve de alimento a la oración, pasando los días y las noches ante el Señor con gemidos, lágrimas y sollozos… Tertuliano (197 d.C.)

Consideramos como prohibido ayunar o hacer oración de rodillas en domingo, y el mismo privilegio disfrutamos desde el día de Pascua al de Pentecostés… Tertuliano (197 d.C.)

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