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UN ESTUDIO DEVOCIONAL DEL SERMÓN DEL MONTE

Por Guillermo McGrath

 

Lección VII

Viviendo a la luz del juicio

La última sección del Sermón del Monte es Mateo 7.13-29. Adecuadamente, habla de las cosas y los tiempos postreros. Está llena de cuadros sombríos, tales como el camino que lleva a la perdición, falsos profetas, lobos rapaces, árboles malos con frutos malos echados en el fuego, hacedores de maldad, ríos venideros, vientos venideros, una gran ruina. Léelo con oración, y camina con cuidado.

“Entrad por la puerta estrecha: porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.”

“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis.”

“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?”

“Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.”

“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y nos las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.”

“Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas”.

 

Los Tiempos del Fin

 A través del Nuevo Testamento, se acentúa que el tiempo ha de llegar a un fin, habrá un último día, será el día del juicio, y Jesús será el Juez:

“Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo: y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre. No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación” (Jn. 5.26-29). “Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitar en el día postrero” (Jn .6.40).

También se enseña a través del Nuevo Testamento que los postreros tiempos antes del día del juicio serán tiempos de tribulación, confusión y de engaño por falsos profetas:

“Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mt. 24.11-14).

Esta escatología o doctrina de los postreros tiempos, primeramente se revela en el Sermón del Monte. Estudiemos cuidadosamente los pasajes que hablan de ello. El primero está en Mateo 5.21: “culpable de juicio”. Otra vez en Mateo 5.22 leemos “culpable de juicio... expuesto al infierno de fuego”. Mateo 5.29 y 30 hablan de ser echado al infierno. También, Mateo 5.18 habla del pasar del cielo y la tierra. Según 2 Pedro 3.7-13, esto acontecerá en el día del juicio y será seguido por un nuevo cielo y una nueva tierra en los cuales mora la justicia.

A siguiente, nota cuidadosamente cómo en Mateo 7-22,23 el Señor revela la escena del día del juicio (“en aquel día”). El se confronta con una multitud (“muchos”) que profesan ser cristianos quienes dicen: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?”

Escucha cómo él les contesta: “Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”. Pero si estos que profesaban ser cristianos supuestamente desempeñaban muchos ejercicios religiosos, ¿por qué les diría Cristo, “Nunca os conocí”? La respuesta es que muchas personas pueden desempeñar ejercicios supuestamente religiosos pero sin la presencia y bendición de Cristo; es un fraude vacío.

También fíjate cuidadosamente que la prueba en Mateo 7 para discernir los falsos profetas no es por sus “dones” (profecía, echar fuera demonios, muchos milagros). Los dones espirituales los carismáticos son fácilmente falsificados. La única prueba verdadera de la cristiandad legítima es “por sus frutos los conoceréis”.

Muchas veces a través del Nuevo Testamento se habla de que los dones del Espíritu son únicamente autentificados por el fruto del Espíritu. Cuatro ejemplos son Mateo 7.15-23, Romanos 12.6-21, 1 Corintios capítulo 12, 13, 14 y Santiago 1.17 y 3.12-18. Uno de los engaños mayores de los tiempos postreros es el llamado movimiento carismático que exalta los “dones” pero desecha el “fruto”. Por esto es que muchos serán apartados por Cristo en el día del juicio.

El Sermón del Monte del principio hasta el fin acentúa el fruto del espíritu—amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, dominio propio (templanza) Gá. 5.22,23. Cuando éstos están ausentes o mínimos, es un árbol malo, un árbol corrupto, no importa cuántos dones aparentes del Espíritu se pretenda tener. Los discípulos de Satanás se jactan de sus “dones” pero los discípulos de Cristo llevan su fruto.

En esta sección final del Sermón del Monte, se hace muy claro cuál es la base sobre la cual se hará el juicio: “Entrad por la puerta estrecha”. Jesucristo mismo es el Camino angosto. Sin su obra redentora en la cruz por nosotros (perdón) y su obra redentora dentro de nosotros (hacemos amables y perdonadores), no hay salvación ni esperanza.

Cuando viajamos por el camino angosto tenemos que descargar toda carga o impedimento que nos estorba para entrar al cielo, “Dejad... vosotros todas estas cosas: ira, enojo; malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. ...habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, ¡y revestido del nuevo! ...¡Vestíos... de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia! ... ¡Vestíos de amor!”

Cuando las tempestades de los tiempos postreros golpean sobre nosotros, necesitamos ser establecidos sobre el fundamento firme de la Roca Cristo (1 Co. 3.11). Mateo 7.24-27 dice específicamente que la roca es estas palabras de Jesús—esto es, la Persona y las palabras de Cristo, los principios de este Sermón del Monte. Si edificamos sobre cualquier otra cosa, es arena que no aguantará.

“¡Oh Jehová... en la ira acuérdate de la misericordia!” (Hab. 3.2). Mateo 5.7 nos recuerda otra vez, “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”. Los mejores de nosotros en nuestro estado mejor aun necesitamos la misericordia de Dios. Por esto es que Cristo muri6 por nosotros en la cruz del Calvario.

“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (El. 2.4-9).

El Sermón del Monte pone énfasis vez tras vez en que tenemos que vivir a la luz del juicio venidero. La iglesia no se compone de gente absolutamente perfecta, sino de gente perdonada que son perdonadores. Lee Mateo 6-12,14,15 otra vez y Marcos 11-25.

Se podría resumir los principios del Sermón del Monte así: la gracia nos hará clementes; el amor cumple le ley, la reconciliación tiene que reponer a la venganza; busca la aprobación de Dios en vez de los aplausos de los hombres; haz tesoros en el cielo en vez de en la tierra; haced a otros como queréis que os hagan; por sus frutos los conocerá.

 

Todo aquel que me ama, en el fin,

En el fin, recibe gran galardón.

Si mi palabra obedecerá,

Si en su trabajo mi obra hará,

Vendré y él su corona tendré, en el fin.

—Juan McPlaill

Versión española de Marcos Yoder

 

Las palabras más espantosas de Jesús, en el Sermón del Monte, son sus declaraciones proféticas que pronunciará a los que se profesan ser cristianos pero que no obedecen a sus mandamientos: “Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mi, hacedoras de maldad” (Mt. 7.23).

¡Estas palabras no fueron dichas a budistas, ni a mahometanos, ni a ateos, sino a unos que profesaban ser cristianos! ¡Esta gente pretendía predicar, exorcizar demonios, y hacer milagros en nombre de Jesús (Mt. 7.22)!

 

Apostasía

Entre los apostatas nombrados en el Nuevo Testamento, podemos distinguir diferentes tipos. Primeramente, los descendientes incrédulos de Abraham, quienes son por herencia sus descendientes carnales pero no sus descendientes espirituales.

Mateo 8.8.12 nos cuenta la historia de un centurión creyente del cual Jesús dijo: “De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes”.

Romanos 9.6-8 y 11.5 nos recuerdan que no toda la descendencia carnal de Israel es verdadera descendencia espiritual de Israel, sino sólo un remanente se está salvando.

Otra clase de apostatas son los cristianos quienes anteriormente conocieron la experiencia de andar con Dios, pero que después han caído por transgresión intencionada y continua: “cayó Judas por transgresión” (Hch. 1.25); “...es imposible que los que una vez fueron iluminados... y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento” (He. 6.4-6). Otra vez, el Señor dice claramente que los nombres de los que no vencen serán borrados del libro de la vida (Ap. 3.5).

Otra clase de los que profesan ser cristianos, quienes se perderán, se identifican en Mateo 12.43-45; son los que empiezan una vida religiosa, tratan de reformarse y “limpiar la casa” pero que no invitan a Cristo y a su Espíritu Santo a entrar y a morar dentro de ellos. Este tipo de profesión vacía es una vida peligrosamente desocupada que pronto es tomada por los poderes de las tinieblas.

Se identifica otros apostatas en Mateo 22.11-14 como gente que se reúnen con los santos, pero que no se preocupan por prepararse para la segunda venida de Cristo; descuidan ser lavados en la sangre y vestidos en su justicia. Se describe a otros en Mateo 25.1-13 como “vírgenes insensatas” que dejan que se acabe el aceite de sus lámparas (que no se mantienen llenos del Espíritu Santo) y por lo tanto caen en tinieblas y tienen que oír las palabras terribles: “No os conozco”.

Otros apóstatas son descritos como la clase de gente que empiezan a golpear sus consiervos y a vivir para comer y beber (Mt. 24.48-51). Mateo 25.14-30 describe a la clase de “siervos inútiles” quienes entierran sus talentos en vez de testificar de Jesús y ganar a otros y edificar a su iglesia.

¿Quiénes verdaderamente conocen a Dios, y quiénes son verdaderamente conocidos por El? ¡Jesús enseñó claramente que él conoce a sus ovejas, y ellas le siguen (Jn. 10.12,27)! “Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo” (2 Ti. 2.19).

 

LOS DOS CAMINOS

 

En el camino ancho muchos,

Muchos van sin hacer esfuerzo,

No hay que renunciar.

Allí sí cabe todo tipo de pensar,

Y muchos religiosos en él predicarán.

Los del camino angosto tan poquitos son.

¿Pues, quién se niega por querer el bien seguir?

¿Y quién gozoso por Jesús quiere sufrir?

¿Mas quiénes en el cielo están? ¡Ah, estos son!

 

Hermanos, algo hay que hay que recordar,

Que muchos dicen ser los siervos de Jesús,

Mas cuando se les habla de llevar su cruz

Obedecer no quieren ni con El andar.

Aunque poquitos somos fieles al Señor

Aun si con Cristo hoy tenemos que sufrir,

¡Oh adelante, fieles, hemos de seguir

 Fieles a la Biblia y a su Autor!

—Marcos Yoder