Pelagias
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Pelagius,

Un joven de trece años, sufrió mucho por su verdadera fe cristiana.

Después le cortaron sus piernas y brazos, y al fin fue decapitado en el año 925 D.C.

En el año 925, en Córdova, mataron a un joven de trece años, por causa del nombre de Cristo.  Aconteció que su tío Ermoigus, (según algunos autores, era pastor) fue aprehendido y encarcelado en Córdova por el rey Habdarrhaguhman, de Arabia.  Para obtener su propia libertad, dejó en su lugar al sobrino como garantía.  El sobrino estuvo allí durante tres años sin ser rescatado.  No se sabe si fue por negligencia de sus amigos o porque el rey ya no quiso dejarlo ir, siendo que era un joven atractivo y de buenos modales.

Mientras tanto, el joven estudiaba y practicaba diligentemente la religión cristiana, preparándose para su martirio, lo cual él pensaba que se aproximaba.  Cuando él tenía como trece años y medio, lo llevaron delante del rey.  Inmediatamente empezó a confesar su fe, declarando que estaba dispuesto a morir por ella.  El rey tenía otros planes en sus pensamientos, y no quiso escuchar una confesión del hijo de Dios o de la fe cristiana.  Entonces le propuso algunos cosas indecentes al joven que, en cuanto a la maldad, era inocente.  En una manera cristiana y valiente, este héroe de Cristo se negó hacer lo que el rey propuso..  Pensaba mejor morir una muerte honrada por el nombre de Cristo que vivir una vida vergonzosa y así contaminar su cuerpo y alma con un pecado tan abominable.  El rey, esperando todavía convencerlo, mandó a sus siervos que le tentaron con promesas atractivas, diciéndole que si apostatara lo criaría en esplendor real en al palacio del rey.  Sin embargo, el Señor en quien confiaba le forteleció para poder resistir las seducciones del mundo.  El joven respondió:

-Soy cristiano, y seguiré siendo cristiano, obedeciendo solamente los mandamientos de Cristo por todos los días de mi vida.

El rey, dándose cuenta de que el joven permanecía firme, se llenó de furia.  Él  mandó que la guardia lo suspendiera con tenazas de acero, y que lo levantara y bajara bruscamente hasta que muriera o renunciara a Cristo como su Señor.  A pesar de sufrir todo esto, él mostró el mismo valor que había mostrado antes, y no se negó a sufrir más torturas, aun hasta la muerte.

            Cuando el tirano percibió la constancia inmovible del joven, mandó que le despedazaran, miembro por miembro, y que echaran los pedazos al río.  El joven, bañado en la sangre de sus torturas previas, y parado delante del rey oró a Jesucristo el Señor diciendo:

-¡Oh Señor! líbrame de las manos de mis enemigos.

Cuando levantó sus manos a Dios en oración, los verdugos agarraron sus brazos y cortaron primeramente uno y después el otro.  Después de esto le cortaron sus piernas y al fin su cabeza.  Cuando terminaron, tiraron los pedazos al río.

De esta manera este héroe joven, y fiel testigo de Cristo Jesús, terminó su vida el 29 de junio, del año 925, su martirio habiendo durado desde las siete de la mañana hasta anochecer.

-tomado del libro "El testimonio y martirio de los cristianos indefensibles"