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¿Ismaelita o israelita?

(Leer Gálatas 4.21-31)

La Biblia dice que “Abraham tuvo dos hijos”, uno de una esclava, y el otro de su propia esposa, que era libre. El hijo de la esclava se llamaba Ismael, y el de la mujer libre se llamaba Isaac.

Las dos mujeres representan dos pactos: el antiguo pacto y el nuevo pacto. La mujer esclava (el antiguo pacto) da hijos para esclavitud. Pero la libre (el nuevo pacto) da hijos para la libertad.

Muchos de los evangélicos en la actualidad se jactan al decir, con mucha fanfarronería, que son hijos nacidos de la mujer libre, no de la esclava. Mas la Biblia dice “por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7.16).

Cualquier “cristiano evangélico” que basa su salvación en cumplir con cierto protocolo o requisito religioso (bautizarse, hacerse miembro de una iglesia evangélica, etc.), sin mostrar los frutos del arrepentimiento en su vida diaria, es descendiente de la mujer esclava, está sujeto a preceptos que tienen apariencia de sabiduría y piedad, pero de nada sirven ante los apetitos de la naturaleza pecaminosa. Tal persona, por más “evangélico” que sea, es ismaelita. Por tanto, no heredará la vida eterna.

Por otra parte, hay muchos evangélicos que hacen alarde de estar “libres de los mandamientos de los hombres” y basan su salvación sólo “en la sangre derramada de Cristo”. Entre los cuales, sin embargo, hay demasiadas personas -hasta los mismos pastores- que practican una forma muy común de la impureza sexual (al divorciarse de sus mujeres y volverse a casar con otras), y hacen caso omiso de muchas otras enseñanzas bíblicas del Nuevo Testamento. Todos ellos son “buena gente”, vecinos amables. Pero la falta de la santidad de Cristo en sus vidas proclama que espiritualmente son descendientes de la mujer esclava a la cual se hace referencia en Gálatas 4. Por mucho que se jactan de su “gloriosa libertad en Cristo Jesús”, y por mucho que se esfuerzan por ayudar a otros espiritualmente, son hijos e hijas de la esclava. No heredarán la vida eterna. Son ismaelitas.

Dios está llamando a que nos arrepintamos de nuestra religiosidad evangélica bulliciosa e impotente, que permitamos que él nos cambie y nos haga humildes y verdaderamente libres. Libres para obedecer al Señor de manera escrupulosa en nuestra vida diaria. Libres para servir a Dios con corazones verdaderamente alegres y gozosos.

Cristo viene para llevarse al cielo a su novia, la iglesia. La misma se compone solamente de las personas que son descendientes de la Semilla de Isaac. Espiritualmente, ellos son israelitas verdaderos. Tendrán su parte en la cena de las bodas del Cordero. Gozarán de una relación íntima y eterna con el Esposo. Heredarán la vida eterna con Cristo.

¿De quién eres tú descendiente?

-Daniel R. Huber