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Pláticas oportunas con adolescentes

-Daniel Kauffman

Capítulo 6

LOS COMPAÑEROS 

     Dime con quiénes te asocias y te describiré tu carácter. En el capítulo sobre “Las Influencias”, notaremos la conexión entre asociaciones y carácter. Nuestro entrenamiento hogareño y el rasgo heredado de carácter puede que sea diferente al de aquellos con quienes nos asociamos, pero mientras más nos asociamos con ellos, más nos parecemos a ellos. He aquí la importancia de escoger compañeros tan dignos que al asociarnos con ellos podamos recibir una influencia inspiradora.

     Hemos conocido jóvenes excelentes, cuyo carácter era irreprochable. Ellos tenían buenos padres y buen entrenamiento, y para ellos, el futuro parecía ser brillante, …. Vimos a esos mismos jóvenes diez años más tarde. Ya eran borrachones, maldicientes, jugadores, y practicaban otros vicios horribles. ¿Qué causó tal cambio? Las malas amistades. Hemos conocido jóvenes de gran dignidad, hábiles, inteligentes, respetuosos, …. Los vimos más tarde. Sus esperanzas fueron arruinadas; fueron rechazados por la sociedad; abatidos, arruinados, enfrentaron un mundo sin amigos. ¿Qué causó tal cambio? Los malos amigos.

     Hemos conocido jóvenes de excelente valor; expertos, inteligentes, respetables. Los vimos más tarde. Sus esperanzas fueron devastadas; fueron excluidos de la sociedad; abatidos, arruinados, se encontraron con un mundo hostil. ¿Qué causó el cambio? Los malos amigos.   

     No cometas el error de pensar que podrás resistir las malas influencias de las malas compañías. En este aspecto, tú eres como los demás a quienes estás sujeto. Evita asociarte con las personas malvadas así como evitarías una vívora. En su toque hay un veneno que, tarde o temprano, no fallará en estropear la pureza de tu carácter, si te mantienes en contacto con ellas. Si la influencia de personas malas es degradante, la de asociaciones puras edifica. Muchos muchachos y muchachas han sido elevados de una vida abandonada a una posición de honor y utilidad por la buena influencia. Piensa en qué clase de persona tú quieres ser; entonces escoge esa clase de asociación.

     Tal vez algunos de ustedes pregunten que qué pasaría con aquellos que no son lo que deberían ser si todas las personas buenas negaran el asociarse con ellos. No queremos dejar dicho que uno deba ser egoísta, y nunca tratar de elevarlos a un plano mayor. Pero es una cosa el asociarse con ellos y ser igual a ellos, y es otra cosa el tener compasión de ellos. Debes ser amistoso con ellos. Pero, al asociarte con ellos de manera que ellos piensen que están bien no sólo los empeora a ellos, sino también a ti mismo. Sólo las personas virtuosas deben ser admitidas a un plano de igual posición en la sociedad de personas virtuosas. Y esto se aplica a ambos sexos.

     ¿Deberíamos permitir que los amigos malos se empeoren? Es mejor dejarlos que se empeoren solos y no permitirles que te arrastren con ellos. Pero tú no querrás permitir ninguna si puedes evitarlo. Al ser amable y social, y al mostrarte ser amigo de ellos, querrás levantarlos si puedes; pero, a menos que ellos muestren el debido interés de recibir ayuda, no tendrás más opción que dejarlos en el fango.

     ¿Y qué si aquellos de quienes nos consideramos dignos de asociarse con nosotros no se asocian con nosotros? Respondemos: Como regla general no hay nadie que sea digno de buena compañía que no tenga todos los asociados de su clase que necesita. Pero aunque los buenos amigos sean escasos, es mejor el no tener ningún amigo..., que asociarse con personas cuya influencia nos arrastre hacia abajo. Pero, lo principal, en cuanto a esto, es que nos cuidemos a nosotros mismos, y que nos aseguremos de ser dignos de las más puras relaciones.

     Y, al hablar de amistades, no nos olvidemos de nuestros padres. Ellos son nuestros mejores amigos. Muchos han testificado que la influencia de sus padres, mejor que la de cualquier otra persona, los han ayudado a llegar a ser lo que hoy ellos son. Dichoso el/la joven que, entre sus amigos, pueda contar con buenos padres cristianos. Y entre nuestros más deseados amigos debemos incluir a los buenos libros. No debemos asociarnos con libros que no valgan la pena, al igual que personas que no valen la pena. Aquellos que se enfrentan con la pregunta de cuál escoger entre malas asociaciones o ninguna, actuarán sabiamente al escoger buenos libros en lugar de escoger personas de carácter dudoso como compañeros. Con buenas asociaciones, buenos libros, y buenos padres como compañeros, podrás esperar ser más puro, más noble y más útil. Pero tu lista de compañeros no estará completa hasta que tengas a Cristo Jesús, tu hermano mayor, como tu “amigo más cercano que un hermano”.