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Pláticas oportunas con adolescentes

-Daniel Kauffman

Capítulo 4

 

LAS JOYAS

 

     Cualquier tesoro extraño es una joya. En la fila de los ornamentos, muchos la miran de manera especial. Hay quienes aman tanto a las joyas que hasta pagan precios fabulosos por las más preciadas joyas. El más grande de los diamantes hasta ahora conocido, fue hallado en África por un siervo negro. Dicen que él la halló en una pila de basura, se la metió en el bolsillo y, al atardecer, se la entregó al propietario. Dicen que su amo le pagó $5000 por su honestidad, y que ahora el diamante es valorado por varios millones de dólares.

     Hay varios diamantes más valorados por o casi la misma cantidad. Al considerar esos precios, tenemos una idea del sacrificio que la reina Isabel propuso hacer cuando ofreció sus joyas, si fuera necesario, para costear los gastos de los viajes de Colón por el océano. 

          Quisiéramos llamarle la atención a otra clase de joyas que son mucho más valiosas que cualquier otra joya compuesta de piedras preciosas. Mientras que las joyas preciosas pueden ser obtenidas solamente a precio razonable, estas pueden ser obtenidas a precio muy razonable..., pueden ser obtenidas sin dinero y sin precio. Después de tú obtenerlas, ellas brillan como diamantes en tus coronas de gozo, y te pueden hacer mensajero de rayos de sol y de utilidad. Esas son joyas que, ¡ay!, son raras veces poseídas en su totalidad, lo cual hace que sus propietarios las aprecien más. Nombraremos unas cuantas:

LA VERDAD

     Hay muy pocas personas que quieren ser clasificadas como mentirosos comunes. Hay unos pocos que nunca mienten. Como regla general, al hombre común se le puede creer lo que dice. Pero, para que veas cuán fácilmente, a veces, una persona confiable puede separarse de la verdad, permíteme hacerte unas pocas preguntas: En todo lo que dices, ¿siempre has dicho la verdad exacta? ¿Nunca has dicho ninguna mentira sobre algún amigo con tal de “bromear un poco”? ¿Nunca has cambiado las cosas, ni siquiera un poquito, de lo que en verdad eran con tal de defenderte? ¿Nunca has hablado de “Santa Claus”, y otros personajes ficticios, como si ellos fueran personas reales? Si verdaderamente puedes decir que nunca has sido culpable de ninguna de estas ficciones, puedes considerarte el afortunado poseedor de una joya más preciosa que el rubí.

     Tú siempre te querrás armar de nuevas resoluciones para siempre decir la verdad exacta. Por un rato, tendrás que encargarte de tus asuntos por tí mismo. Luego, tendrás que enfrentarte con nuevas tentaciones. Tendrás algunas cosas que vender y el decir toda la verdad puede que no te parezca ser ventajoso. La manera más segura, la mejor y la única correcta para vencer todas las tentaciones es ser fiel todo el tiempo y bajo cualquier circunstancia. No importa qué acontezca, di la verdad. Si aparentemente te hace daño, di la verdad. Si debes confesar alguna mala acción, di la verdad. Aunque tengas que perder amigos, di la verdad. Siempre vale la pena el decir la verdad. Y no sólo te da el preciado tesoro de una limpia conciencia, sino que la gente pronto sabrá que puede depender en ti. Y cuando digas algo, la gente sabrá que es así porque tú lo dijiste. La verdad siempre es una protección contra la tentación, y además de mantener tu conciencia limpia, te mantiene libre de problemas, y hace que las personas confíen en ti. La verdad pone una estampa de nobleza en tu alma.

LA BONDAD

Es otra joya de gran valor. Nace de un corazón amable, lleno de amor y simpatía. Es un toque amable que no sólo le produce alegría a los demás sino que rebota y te hace feliz. Toda persona tiene sentimientos; asegúrate de respetarlos. Hasta los animales se muestran agradecidos cuando los tratan con amabilidad.

     ¿Vale la pena el ser amables? Mira a aquellos que siempre son amables, y cuenta sus amigos. Mira a los que se deleitan en herir los sentimientos de otros. Verás cuán pocos amigos tienen. Los que son notados por su amabilidad también son notados por su amable disposición. Las personas crueles nunca son felices. Debemos tratar de traer a este mundo toda la felicidad que podamos. Haz a los animales brutos lo más felices posible por tratarlos con amabilidad. Ayúdalos cada vez que halles la oportunidad. Libra a alguien de sufrimiento y él lo recordará. Háblale con amabilidad a alguien en problemas y él lo recordará. Insiste en siempre hablar amablemente y nunca violentamente. Si eres amable, serán amable contigo, y, así, tanto tú como los otros se beneficiarán de esta joya tan preciada en tu alma.

LA ALEGRĺA

      Está muy relacionada con la amabilidad. Salomón dice que “un corazón alegre constituye buen remedio”. Un corazón alegre gana amigos, mientras que una disposición pesimista aleja a los demás. “Cuando ríes, el mundo ríe contigo; cuando lloras, lloras solo.” A la gente le gusta los rayos de sol, y siempre son atraídos por una disposición alegre. El corazón, el hogar, la iglesia, el mundo…, todos fueran mejores si hubiera más alegría en ellos. Cuando hablamos de alegría, no nos referimos a ser ligeros. No hay nada tan disgustante que una persona burlona, dada a la risa tonta y disimulada, alocado, y simpletón necio que mide todas las cosas con la palabrita “diversión”, y que mira toda cosa seria como algo seco y aburrido. No, no. No ligues ambas palabras. Admiramos  una; detestamos la otra.

LA HUMILDAD

     Es otra señal de verdadera grandeza. Es un encanto que brilla a tiempo, y significa exaltación eterna. Es una gracia que debe ser cultivada. La vanidad es una molestia positiva. El orgullo es un obstáculo que no permite que Dios haga de muchos hombres y mujeres, lo que deberían ser si fueran verdaderamente humildes.

     Pero, ¿qué es la humildad? Es una cualidad en el hombre que lo hace dejar su yo en el fondo, y dedicar toda su vida a la causa de Dios y a la humanidad. Este mundo ha sido testigo de algunos de los ejemplos más sublimes de la humildad. Pero ninguno tan perfecto como el de nuestro Salvador, el cual, aunque siendo “Rey de reyes y Señor de señores,” “se despojó a sí mismo”. Y el hecho de que Él no sufrió por actuar así es una prueba de que “Dios le exaltó hasta lo sumo, y le dió un nombre que es sobre todo nombre”. Al fin, nadie pierde por ser humilde. Es una joya despreciada sólo por los que no son dignos de ella.

LA SALVACIÓN 

     Esta es una joya que aventaja con mucho a todas las ya mencionadas. Por ella, Lázaro pudo valer más que el ricachón Dives con todo su oro. Es la perla de gran precio que eleva el alma del hombre a tiempo, y lo hace digno de vestir la corona dorada de la eternidad. ¿Tienes tú esta joya?