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La búsqueda de una descendencia para Dios

© 2004 por Denny Kenaston

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CAPÍTULO 26

La mujer discreta

Su marido es conocido en las puertas,
Cuando se sienta con los ancianos de la tierra.

La mujer virtuosa es corona de su marido.
(Proverbios 31.23 y 12.4)

Alguna vez has relacionado a la mujer que menciona Proverbios capítulo 12 con la hermosa descripción de la mujer piadosa que describe el capítulo 31 del mismo libro? La Biblia se define a sí misma y estos dos versículos bíblicos son un excelente ejemplo de ello. Cuando un hombre encuentra a una mujer virtuosa, tal y como la describe el capítulo 31 de Proverbios, realmente ella es para él una corona de gloria. El Nuevo Testamento lo aclara mucho más cuando dice en 1 Corintios 11.7: “…pero la mujer es gloria del varón”.

Este testimonio del Nuevo Testamento apoya lo que dice en el capítulo 31 de Proverbios acerca de que el papel de la mujer es el de convertirse en un apoyo para su esposo. Es de notar que el versículo 23 del mismo capítulo aclara que la esposa discreta y virtuosa hace que su esposo reciba posiciones de influencia y liderazgo. Aquí se aprecia un buen ejemplo del efecto poderoso y positivo que la mujer puede ejercer sobre su marido. Esto quiere decir que en cada cosa que haga o diga una esposa, ella tiene influencias muchas veces no vistas que se mantienen obrando de forma constante y que tienen como objetivo bendecir, animar y darle fuerza moral al hombre que la ha escogido por esposa. Ella obra de tal manera que no desea ser vista ella misma por lo que hace o lo que dice, sino que en cada influencia suya su deseo es que él sea quien reciba la gloria y la honra. Por supuesto, una actitud así es parte de la vida cotidiana de una mujer discreta y virtuosa como la describe Proverbios 31. Una mujer virtuosa es aquella que se ha atrevido a creer y a poner por obra los preceptos de Dios con relación a su papel dentro del hogar, la iglesia y la sociedad. La mujer virtuosa se deleita en los frutos de una obediencia incondicional a Dios, aunque el mundo la catalogue de la forma que lo haga. Ella le trae bendiciones al hombre que está a su lado como su guía, y en todo lo que hace y dice se muestra su amor, su respeto y su agradecimiento hacia él. Es su forma de amar de una manera práctica y bíblica la que le hace ser la esposa virtuosa y discreta que hace que “su marido es conocido en las puertas”.

Detrás de cada hombre hay una
mujer discreta

Existe un famoso refrán que muchas veces es dicho o escrito en el contexto de la historia de un hombre de renombre: “Detrás de cada gran hombre hay una gran mujer”. Este refrán es verídico, tomando en cuenta lo que ya hemos estudiado del libro de Génesis.

A pesar de que este refrán se puede interpretar correctamente, yo les explicaré cómo lo interpreta nuestro mundo moderno actual: “Detrás de cada hombre hay una gran mujer que lo empuja, lo desafía y lo dirige. Es esta mujer la que lo anima a ser importante y lo motiva a sobresalir. Ella es quien lo ayuda a levantarse y a convertirse en alguien célebre. Si no fuera por ella entonces él no sería nada”. De este modo es como las personas de la sociedad moderna que no obedecen a Dios interpretan este refrán.

A mí parecer, este refrán tiene un mensaje verídico, pero hay que interpretarlo bíblicamente. Es cierto que las mujeres sí tienen una gran influencia sobre sus maridos. Algunas de ellas tienen una influencia positiva sobre sus esposos y otras lo hacen de forma negativa. De hecho, las esposas son quienes por lo general tienen mayor influencia sobre sus esposos. Y la “gran” mujer piadosa y discreta actúa a la sombra de su marido y a diario lo corona.

La acción a la que la Biblia llama “grandeza” no es más que una vida dedicada a un humilde servicio a Dios y a los demás. Una mujer se convierte en una “gran mujer” cuando obedece a Dios, actuando a la sombra del hombre que Dios ha puesto por su autoridad, ya sea en el hogar, la iglesia o la sociedad. ¡Ésta es la clase de mujer que se menciona en Proverbios capítulo 31! Una mujer virtuosa es una mujer que se dedica en cuerpo y alma a ser la “ayuda idónea” del hombre que la dirige. Ella encuentra placer y satisfacción bajo esa autoridad que Dios le ha puesto. La influencia de tal mujer sobre su marido es casi indescriptible. Ella se convierte en una poderosa influencia para él de tal manera que muchas veces sin palabras ella logra hacer que su esposo se convierta en alguien conocido “en las puertas”. La verdadera mujer virtuosa es la que sabe encontrar su lugar bajo la autoridad del hombre y la autoridad de Dios. De esa manera interpretamos que “detrás de cada gran hombre, probablemente hay una mujer discreta que está orando por él, apoyándolo, amándolo, admirándolo, respetándolo y que sabe actuar a su sombra para coronarlo diariamente”.

Estimadas madres e hijas, ¡aquí está el verdadero secreto de cómo llegar a ser una mujer virtuosa! ¡Este es el secreto de la verdadera grandeza! Les animo que abran sus corazones y que le pidan a Dios que él las llene del espíritu que se encierra en esta enseñanza. Por favor, les ruego que anhelen en sus corazones y que procuren con toda diligencia desarrollar las características de una mujer virtuosa, las características de una mujer que obra a la sombra del hombre.

La esposa de J. Frank Norris

Al meditar sobre el tema de la mujer discreta, yo me puse a pensar en la vida de J. Frank Norris. Este hombre piadoso no fue muy conocido como lo fueron otros predicadores de su tiempo. Él fue un predicador bautista que vivió durante las primeras décadas del siglo XX. Desde los inicios de su ministerio se puede decir que él fue un fracaso como predicador. Esto quiere decir que cuando él predicaba entonces nadie se convertía al Señor y ni las vidas de las personas eran motivadas a cambiar. En cierta ocasión, Frank evaluó su vida y su ministerio para así concluir que no era una persona efectiva en la obra que Dios le había dado. Es por esa razón que él decidió abandonar el ministerio como predicador. Sin embargo, Frank tenía esposa discreta. La esposa de Frank era de esas mujeres de Dios que actúan a la sombra de sus esposos para coronarles en todo momento. Ella jamás le reprochó nada así como tampoco le dijo que era un fracasado como predicador. Por otra parte, ella nunca le recordó a él que nadie se había convertido al Señor al escuchar su predicación. Esta mujer virtuosa actuaba a la sombra de su esposo y en su corazón existía un deseo genuino por satisfacer a su esposo y a Dios. Un día, la esposa de Frank fue inspirada por Dios a orar y ayunar por el ministerio de su esposo durante tres días. Al mismo tiempo, Frank no le había dicho que planeaba abandonar el ministerio. Hasta ese momento, él no pensaba decirle nada a su esposa.

Lo cierto es que durante ese mismo tiempo, Frank fue incluido en un programa de predicaciones de una campaña que se desarrolló en un pueblo del estado de Texas. Él decidió asistir a la campaña y entonces después de cumplir con su compromiso de predicar en ese lugar, abandonaría el ministerio. Fue en esa misma semana que Dios inspiró a la esposa de Frank a orar y ayunar fervientemente por él. ¡Con qué celo tan profundo oró ella por su amado esposo! Ella oraba de día y de noche, con mucho fervor. Y Dios empezó a obrar. Frank predicó noche tras noche y nada sucedió. Ya cuando había llegado la última noche de la campaña, Frank llegaba a la capilla antes del servicio de predicación y recordó a sí mismo que aquella noche sería la última vez que predicaría. Entonces él se paró detrás del púlpito y algo extraño ocurrió dentro de él. ¡Dios se estaba moviendo en su corazón! El Espíritu Santo lo guió en cada palabra y Frank predicó aquel sermón como nunca antes lo había hecho. El Señor ungió aquella reunión que a su vez dio el inicio de un avivamiento en aquel lugar. Algunos pecadores del pueblo que se reconocían por tener un carácter muy duro llegaron a responder ante el llamado al arrepentimiento y a una vida consagrada al Señor. Familias enteras fueron reconciliadas y el quebrantamiento de los corazones de las personas fue notorio por todos lados. Esa noche, Frank estuvo ministrándoles a las personas que respondieron al llamado hasta muy tarde en la noche.

Luego de haber terminado el tiempo de consejería espiritual, Frank llamó a su esposa por teléfono con mucho entusiasmo para contarle las buenas noticias. No obstante, en aquel momento él casi no podía hablar ya que tenía “un nudo en la garganta”. Cuando al fin él pudo calmarse para poder hablar, le dijo:

—¡Oh, mi amada esposa! Dios derramó su bendición esta noche y yo ahora soy un hombre cambiado. ¡Hay esperanza para mí!

Su esposa realmente no se sorprendió al escuchar la noticia. Ella sabía que había estado ayunando y orando por el ministerio de su amado esposo y estaba segura que obtendría una respuesta de parte de Dios. ¡Aleluya! ¡Aprendamos a orar y a ayunar de esa manera que sintamos en nuestros corazones que nuestras peticiones serán contestadas por Dios para su gloria y su honra! Yo no sé lo que vas a pensar al leer esto aquí, pero sé que algunas hermanas necesitan aprender a orar y a ayunar por sus maridos hasta alcanzar la victoria.

Estimada lectora, la historia descrita anteriormente nos muestra un ejemplo maravilloso de una esposa discreta, una que a su esposo “le da bien y no mal todos los días de su vida” (Proverbios 31.12). Ella actuó tal y como actúan los ángeles; silenciosamente. Esta mujer discreta guardó silencio ante la realidad que significaba que ella había estado orando y ayunando por el ministerio de su esposo, y cuando éste la llamó para darle la noticia entonces no le mencionó lo que había hecho por él. Ella se alegró sobremanera por su deseo de seguir sirviendo al Señor como predicador del evangelio, pero en ninguna manera le dijo que era a causa de ella que Dios lo había bendecido. Sus acciones fueron invisibles y Dios recibió toda la gloria.

La realidad fue que Frank regresó muy animado de aquella campaña y con una poderosa bendición de Dios sobre su ministerio. A partir de aquel momento su ministerio creció y fue así como él llegó a pastorear dos iglesias grandes con alrededor de cinco mil miembros cada una.

¿Recibirá la señora de Norris alguna recompensa por su fidelidad como una mujer discreta? ¡Claro que sí! Su recompensa será en los cielos.

Al yo continuar pensando acerca de la influencia que las mujeres virtuosas han tenido sobre sus maridos, llegaron a mi mente varios ejemplos de cristianos famosos, hombres “conocidos en las puertas” (Proverbios 31.23). Por supuesto, existieron muchos de estos hombres que no tuvieron esposas, pero para la mayoría de esos varones de Dios siempre hubo una mujer virtuosa actuando detrás de la línea de combate que lo apoyaba, lo animaba y lo respetaba al punto de hacer que él se convirtiera en el líder que llegó a ser. Estas mujeres virtuosas les sirvieron, les apoyaron, les animaron, oraron por ellos e hicieron lo que tuvieron que hacer sin ser vistas y sin recibir ningún reconocimiento de parte de nadie. A continuación, yo deseo mencionar algunos ejemplos:

D.L. Moody tuvo por esposa a Emma, quien viajó con él, enseñándoles a sus hijos por los caminos y que también estuvo dispuesta a cambiar de residencia muchas veces a causa del ministerio de su esposo. Según él, ella fue una de las influencias más estabilizadoras en su vida. Emma estaba llena de una misericordia piadosa y su ejemplo poco a poco hizo a ese gran evangelista convertirse en un tierno y clemente ganador de almas.

Robert Moffat tuvo por esposa a Mary, quien con mucho sacrificio lo ayudó a establecer su hogar en medio de la selva, construyendo su choza con paredes de barro. Su fe en Dios y la confianza que ella tenía en su esposo fueron para Robert una constante fuente de ánimo. Ella se mantuvo siempre fiel a su lado, aun durante las primeras décadas del siglo XIX, cuando la vida misionera de los primeros misioneros era muy difícil. Pero a ella nunca le importó los obstáculos del campo misionero. Mary fue una gran ayuda para esposo y juntos establecieron una de las misiones que más florecieron en toda la zona donde residieron por muchos años en la selva.

Juan Bunyan tuvo a Elisabeth por esposa, quien lo apoyaba fielmente mientras él estuvo encarcelado a causa de la fe durante doce largos años. Ella cuidó con mucha ternura a los cinco hijos que tuvieron (una de sus hijas fue ciega) y lo visitó con regularidad mientras él estuvo en la cárcel. Ni siquiera una sola vez lo tentó para que él buscara indulgencias o se retractara y que así pudiese volver a casa. Y mientras tanto, Juan escribió su muy conocido libro titulado “El Progreso del peregrino”. Solamente la eternidad revelará el papel que su esposa tuvo que desempeñar para que se escribiera este libro tan interesante.

Adoniram Judson tuvo por esposa a Ann, quien fue la primera y la más famosa de sus tres esposas misioneras. (Las otras dos esposas murieron, él no se divorció de ellas.) Los Judson fueron misioneros en el país de Birmania. Toda la familia pasó muchas pruebas penosas y todo con el fin de plantar la primera iglesia en Birmania. Ann fue esposa, madre, traductora y una sierva muy leal para su esposo, especialmente mientras él estuvo encarcelado durante casi dos años. Realmente es algo difícil para nosotros imaginarnos la vida de las esposas de los misioneros de los siglos pasados. Yo estoy seguro que esos esposos enfrentaron muchas pruebas en la obra misionera y sin duda alguna que el alegre rostro de las fieles esposas tenía muchísimo valor para ellos.

El poder detrás de la reverencia

Yo recibo muchas cartas a causa del ministerio de evangelización de nuestra iglesia. En muchas ocasiones yo recibo cartas de esposas que han escuchado algunos de mis mensajes. Ellas escuchan los mensajes sobre la vida hogareña y surge en ellas un gran anhelo por ver a su esposo levantarse y tomar su lugar de líder en el hogar. Desafortunadamente esto no ocurre y a menudo me escriben haciéndome la siguiente pregunta: “Hermano Denny, ¿cómo puedo animar a mi esposo a convertirse en el líder de nuestro hogar? Él no ejerce sus responsabilidades y yo no sé qué hacer.”

Ahora yo deseo invertir un poco de tiempo para responder esta frecuente pregunta. Lo primero que deseo que sepas es que si tú quieres “cambiar las actitudes de tu esposo”, manipulándolo, entonces tu deseo es egoísta. Dios no bendice la “manipulación santificada”. En lugar de eso, yo deseo enseñarte un método correcto para animar a tu esposo a ocupar su lugar, y estoy seguro que nuestro Padre que está en los cielos lo hará un hombre de Dios (a menos que tu esposo sea un rebelde). No obstante, aunque él sea un rebelde, de acuerdo a lo que dice en 1 Pedro 3 todavía hay esperanza para él. Lo más probable sea que lo que escribiré a continuación no es algo que tú hayas pensado hacer, pero es muy importante que sepas que los caminos de Dios no son los nuestros (véase Isaías 55.8).

El apóstol Pablo nos señala este método en tan sólo unas pocas palabras en Efesios 5.33. Lo triste del caso es que estas palabras que Dios le permitió a Pablo escribir han sido pasadas por alto por muchas mujeres y esto sólo ha repercutido para su propio mal:

La mujer respete a su marido (Efesios 5.33).

La palabra clave en el versículo citado anteriormente es “respete”. La palabra “respeto” está perdiendo fuerza y valor en nuestra sociedad debido a que la maldad se está incrementando a cada momento. Muchas mujeres modernas dicen: “¿Cómo es que debo respetarle a mi marido cuando yo soy mejor que él, más inteligente y más capaz?” Yo deseo pensar que una mujer piadosa que profese la fe en Cristo no piense ni hable ni actúe de esa manera. No obstante, yo estoy seguro que es bueno refrescarnos la memoria acerca de cuán profundo el mundo actual ha caído. Lo más triste de todo es que a veces los llamados “cristianos” no están muy lejos de las acciones del mundo perverso y pecador.

Estimada lectora, es mi intención instruirte acerca de cómo hacer que tu marido llegue a ser “conocido en las puertas”. Para empezar, tú debes saber que en la palabra “respetar” están contenidas muchas otras palabras que revelan un secreto desconocido y maravilloso. Respetar es una herramienta muy importante a la hora de actuar a la sombra del esposo y serle de gloria diariamente. A decir verdad, yo conozco que muchas mujeres tratan a sus maridos de una manera totalmente no bíblica. Ellas piensan que si lo tratan mal y lo presionan, entonces él mejorará sus actitudes y arreglará su vida. ¡Pero ésa no es la manera bíblica! Por cierto, ese comportamiento acalorado no ha servido de nada y más bien ha empeorado la situación. La relación matrimonial debe estar fundamentada de acuerdo a lo que nos enseña la Palabra de Dios. Esto es así ya que fue Dios quien diseñó el matrimonio de un hombre y una mujer. Y de acuerdo al Creador, el respeto es el modo más excelente de acción para las esposas al relacionarse con sus esposos. Y yo te aseguro que aunque esta forma de actuar no parezca lógica ante los ojos y las costumbres de la sociedad actual, existe un poder increíble en la mujer virtuosa que aprende a respetar a su marido.

A continuación, vamos a estudiar algunas de las otras palabras y frases que están contenidas en la palabra “respetar” en el contexto del trato que la mujer debe tener para con su marido:

Someterse a él: Ceder o rendirse al poder, la voluntad o la autoridad de la otra persona. “Someterse” es una palabra más penetrante o profunda que “obedecer”, pues la obediencia puede cumplirse bajo el concepto de la formalidad y sólo por apariencia. La sumisión es una actitud de lo interno de la persona que conlleva también una rendición o entrega total.

Prestarle atención: Atenderlo de forma atenta, pensar en lo que él significa para ti y admirarlo por todo lo bueno y positivo que hace y dice. Esto quiere decir que la esposa debe fijar sus ojos en lo bueno y lo positivo que hace y dice su esposo y permitir que eso sea lo que la encanten en lugar de estarse quejando de él. El esposo debe sentir sobre él que ella lo mira y lo atiende con interés porque lo que él dice o hace le interesa mucho a ella.

Estimarle: Dar una atención enfocada, valorar y apreciar con vehemencia. Tener una opinión elevada de la otra persona. El modo de pensar con respecto a una persona mana del nivel de valoración que le tengamos. En este caso es muy importante lo que digas de tu marido. ¿Acaso deseas que tu marido se convierta en un líder? Entonces aprende a estimarlo mucho más y valóralo de una forma viva y genuina. Cuando él esté hablando siempre trata de mostrarle por medio de tus ojos, con tus gestos y palabras que te interesa lo que él dice. Lo más probable sea que al él notar la estima que le tiene su esposa entonces hablará más, guiará más y tomará sus responsabilidades con mucha más seriedad.

Honrarle: Cualquier expresión de respeto y estimación, ya sea en palabra o por medio de los hechos. Por si no lo sabías, una forma de “honrar” es adornar, ornamentar o decorar. La esposa “adorna, ornamenta o decora” su relación con su esposo al honrarle. Esta palabra también se usa en el contexto de lo que se hace ante la presencia o incluso en la ausencia del rey. Las mujeres pueden “adornar” la personalidad de sus maridos con expresiones, palabras y hechos llenos del respeto que Dios mismo les pide que tengan hacia ellos. ¡Nunca van a experimentar remordimiento de haberlo hecho!

Darle preferencia: Dar la primacía, otorgar ventaja. Valorar al otro más de lo que se valora a sí misma. Estimada lectora, en la vida práctica esto quiere decir poner los deseos, las opiniones y las ideas del esposo en primer lugar. Por supuesto, al hacer esto la confianza de él hacia ti crecerá.

Venerarle: Valorar muchísimo; respetar y adorar. Sé que no se debe adorar a los maridos, sólo Dios es digno de adoración. No obstante, cuando un esposo siente y ve que su esposa le valora mucho, al punto casi de “adorarle”, entonces él se esforzará en sus capacidades de liderazgo.

Deferírsele: Adherirse al dictamen, opinión o discernimiento de la otra persona debido al respeto y la honra que tiene hacia ella. Esta cualidad adorna el hermoso carácter de una mujer virtuosa. La esposa tendrá muchas oportunidades para ejercer esta virtud ya que en la vida matrimonial existen muchas decisiones que tomar.

Alabarle: Valorizar con palabras; alzar o levantar a la otra persona con palabras de valor o gratitud. La alabanza es una manifestación de las actitudes que se mencionan anteriormente. Muchas veces este tipo de alabanza de parte de la esposa hace arder un fuego en el corazón del esposo.

Amarle: Un deseo o querer voluntario, libre y dispuesto hacia la otra persona; haciéndole sentir que es agradado con fuertes afecciones o pasiones; amistad ardiente que mana de una alta estima. Sin mencionar acerca del amor de Dios, el amor de una esposa es sin duda la motivación más fuerte en la vida de un esposo. Este amor es lo que hace que el hombre ordinario se convierta en un hombre extraordinario.

Admirarle: Fijar la vista en algo o en alguien. Detenerse para ponderar de forma apasionada. Mirar conmovidamente.

La mujer respete a su marido (Efesios 5.33).

Estimadas lectoras y amadas hermanas en Cristo Jesús, los puntos descritos anteriormente son decisivos a la hora de la esposa cumplir con el mandamiento de “respetar” a su esposo. Hay tres maneras de cómo ellas pueden responder al desafío que estos puntos les exponen.

1. Pueden actuar indiferente y descuidadamente, mostrando una actitud apática.

2. Pueden sentirse abrumadas, dejando de seguir adelante a causa del desánimo.

3. Pueden sentirse inspiradas, motivadas y convencidas en medio de sus faltas. Pueden levantarse en fe con voluntad de poner por obra lo que Dios les ha enseñado.

Mi oración por cada una de ustedes es que respondan de esta última forma al tener en sus corazones una visión por su matrimonio y por su hogar con un propósito bien definido basado en la obediencia a Dios y por amor a Dios.

Todos los principios bíblicos son capaces de influir de forma positiva en las vidas de las personas. Los principios de Dios obran conforme a la ley de la siembra y de la cosecha que se menciona en la Biblia. Este proceso no podemos negarlo (véase Gálatas 6.7). Si tú escoges sembrar respeto hacia tu marido, entonces recibirás una cosecha copiosa y piadosa. Y si no la recibes de parte de él entonces siempre la recibirás de parte de Dios. Por supuesto, lo opuesto es también verídico. Nuestro Dios omnipotente ha establecido esa ley y somos nosotros los que escogemos lo que vamos a sembrar.

Es mi deseo que sepas que en ocasiones los efectos de los principios bíblicos no se ven. Es decir, los efectos positivos al cumplirlos o los efectos negativos al no cumplirlos. Muchas veces estos efectos toman mucho tiempo antes que los resultados sean visibles. Sin embargo, los principios de Dios son un rico tesoro escondido, lleno de bendiciones para quienes los encuentran y los utilizan para su beneficio. Yo te animo a que pruebes la bendición de Dios al poner por obra el principio de respetar a tu marido. Y al mismo tiempo te advierto que si tú sigues tratando de “cambiar a ese esposo” por medio de la presión y mal comportamiento, entonces tú recogerás una cosecha llena de tristeza y sufrimientos.

Yo he sido testigo de lo que ha sucedido en ciertos hogares que han aprovechado positivamente lo que se ha enseñado en estos párrafos. Les confieso que muchas veces me he quedado maravillado al ver transformarse a hombres débiles en líderes de su hogar y también en la iglesia. Esto ha sido posible ya que la esposa aprendió a poner en obra el elemento del respeto hacia su esposo. Por otra parte, yo también he visto los excelentes frutos que se han obtenido a causa de lo mismo en el trabajo ministerial de la iglesia.

Con relación a esto último que escribí en el párrafo anterior, por ejemplo, cuando se tiene la necesidad de ordenar a otro ministro en nuestra congregación entonces lo escogemos de nuestra propia membresía. Nos pasamos un período de tiempo en ayunos y oraciones, pidiendo la dirección de Dios. Al inicio de su ministerio, el hermano escogido no tiene mucha confianza en sí mismo, pero a la iglesia se le amonesta para que honre y respete al nuevo líder. Los hermanos de la congregación nos acercamos al hermano que ya está a cargo del liderazgo y le declaramos las bendiciones sobre él, por ejemplo, a causa del sermón que nos ha predicado. Esto lo hacemos sin importar que este hermano o su mensaje sean “perfectos”. Quizá hasta le escribimos una nota de gratitud por su manera de manejar alguna situación difícil que ha surgido en la congregación o en la vida de algún otro hermano. Por otra parte, nosotros le damos la confianza y el lugar para guiarnos o tal vez le damos a entender que aceptamos cuando nos confronta a causa de nuestro error. En todo esto reina un espíritu de respeto hacia este amado hermano que nos dirige, el mismo respeto que ha sido descrito en los párrafos anteriores con relación a las esposas y su actitud hacia los esposos. ¿Sabes lo que sucede muchas veces? Al cabo de uno o dos años, todos nosotros hemos sido testigos de cómo este nuevo líder derrama sus bendiciones en forma de talentos sobre la iglesia y así es como seguimos edificándonos en la fe preciosa que ha sido dada una vez a los santos.

Todo esto quiere decir que nosotros no tratamos de manipular al nuevo ministro. ¡De eso nada! Lo que más bien hacemos es animarle con un deseo sincero que él prospere en su nuevo cargo de pastor y líder. Lo cierto es que cuando este hermano empieza a florecer en su ministerio entonces somos nosotros los que recibimos las bendiciones.

Estimada esposa, tu actitud para con tu esposo debe ser igual; una actitud de respeto. Una actitud que lo anima, lo apoya, lo alaba y lo admira con mucha pasión. Todo esto lo haces no sólo por el bien de la relación matrimonial, sino por el bien de los hijos y del testimonio que les manifiestan a otros. Casi al inicio de este capítulo les escribí que a menudo recibo cartas de parte de mujeres que tienen un esposo “pasivo”. Bueno, yo ahora deseo escribirles que también he recibido muchas cartas de mujeres que escucharon el sermón o que leyeron el mensaje que se desarrolla en este capítulo y en ellas me cuentan que después de arrepentirse del camino que antes llevaban con relación al modo de relacionarse con sus esposos ahora se sienten bendecidas al ver las grandes transformaciones que han experimentado ellos en sus vidas. En sus cartas me describen de forma entusiasmada acerca de las cosas maravillosas que ahora hacen y dicen sus esposos “activos” y fieles hombres de Dios. ¡Los preceptos de Jehová dan resultados positivos!

Yo pienso que ahora sería provechoso si meditamos acerca del aspecto negativo del tema que venimos estudiando. En esta parte, yo les mostraré cómo convertir a su esposo en un hombre débil y tímido; uno que va y se sienta en un rincón y que guarda silencio; uno que nunca se decide a iniciar una conversación y que siempre tiene miedo a la hora de tomar decisiones. Aquí nos daremos cuenta del tipo de esposo que siempre tiene que mirar a su esposa en busca de alguna confirmación o de algún “permiso” antes de decir alguna cosa o de dar su opinión.

Bueno, si tú deseas tener tal clase de esposo entonces no hagas caso a lo que él te diga ni le prestes atención cuando él esté en tu presencia. Y cuando él regrese del trabajo, no vayas a encontrarle a la puerta ni lo recibas con palabras de amor y de admiración. No lo mires al rostro cuando él te hable. Cambia el tema de conversación e interrúmpelo cuando él tenga algo que decirte. Deshónralo cuando hables de él con tus hijos o con tus conocidos. A medida que se desarrolla la relación matrimonial entonces trátalo como a una marioneta y siempre hazle ver lo poco que él vale. Critícale constantemente y siempre mantén una actitud de queja por todo lo que él haga o diga. Déjale ver que desapruebas lo que él ha hecho o dicho por medio de un silencio tortuoso. Si haces esto durante cinco años, yo estoy muy seguro que tendrás un esposo tal como el descrito en el párrafo anterior.

Por supuesto, yo me imagino que no exista una esposa que desee tener tal clase de esposo. Sin embargo, yo he visto a esposas que están convirtiendo a sus esposos en “marionetas” a causa de la forma manipuladora y egoísta que lo tratan. Desafortunadamente, muchos de estos esposos son hombres con talentos y dones que bien tienen la capacidad de traer bendición sobre las vidas de sus esposas, de sus hijos, de la iglesia y de la sociedad, pero que no lo hacen debido a una esposa que no ha aprendido a respetar a su marido. La Biblia es clara: “Y la mujer respete a su marido” (Efesios 5.33).

Es necesario que cada uno de nosotros sepa que las cosas de Dios siempre son mejores que las nuestras y que Dios bendice a quien pone en práctica lo que aprende de su Palabra Santa. Muchas veces creemos de forma altanera y orgullosa que sabemos más que Dios. Hay hasta quien piensa que puede “ayudar a Dios”. La Biblia está llena de ejemplos de sucesos en los que muchas personas creyeron que Dios “necesitaba una mano” (véase 1 Corintios 10.6). Es cierto que Dios tiene una voluntad permisiva, pero no hacer la voluntad de Dios trae consecuencias que muchas veces se quedan en nuestras vidas como el aguijón de la carne. Yo pienso que en el caso de Abraham. Él trató de ayudar a Dios en cuanto al nacimiento del hijo prometido (véase Génesis 16). El resultado de esta “ayuda a Dios” por parte de Abraham y Sara fue Ismael. Y todavía hoy somos testigos de la confusión, de los sufrimientos y de la sangre que se ha derramado a causa de esta “ayuda” que Dios no necesitaba. Y con respecto a la negativa de las esposas sobre el asunto de respetar a los esposos, tú y yo somos testigos del alto precio que el mundo está pagando al actuar de una forma tan carnal, conforme a la sabiduría de este siglo y no conforme a la sabiduría de lo alto. La destrucción de los hogares, la actitud de indiferencia ante las cosas de Dios, la mentalidad orgullosa y altiva de muchos y el pecado que cada vez es más sucio y global son los resultados de una mente carnal que se deleita en actuar en contra de los estatutos de Dios.

Volviendo al tema del nuevo ministro que ordenamos en nuestra congregación, ahora te pregunto: “¿Qué clase de líder llegará a convertirse si la iglesia trata de manipularlo?” Bueno, tú y yo sabemos que así se convertirá en un títere al que todos mueven de aquí para allá. Esto hará que la congregación se convierta en un sequedal, sin fruto alguno. Sé bien que yo puedo citarles ejemplos reales y actuales sobre esto que he escrito, pero no creo que sea necesario hacerlo.

Estimada lectora y amada hermana en el Señor, este capítulo no trata acerca de un tema insignificante, sino que trata sobre las bendiciones sublimes y también acerca de las consecuencias devastadoras que traen como resultados o bien la obediencia a lo que dice Dios en la Biblia o la desobediencia. Yo he tratado de describir el carácter de una esposa virtuosa por medio del poder y la influencia que ella tiene y la capacidad de desarrollar una armonía en la voluntad de Dios. Sé bien que la esposa que toma en serio la Palabra de Dios se convierte en la mayor influencia para la vida de su esposo. Por supuesto, tal influencia radica en ella aprender a desarrollarse bajo la autoridad de Dios y de su esposo. Tal influencia se ejerce al ella actuar a la sombra de su esposo, siéndole una gloria diariamente. ¡Así es como “su marido es conocido en las puertas”! Y aunque el mundo no lo crea o no lo acepte, el lugar de tal esposa virtuosa es muy distinguido delante de los ojos de Dios. Sólo la eternidad revelará cuán importante y necesario fue, es y será que la esposa llegue a convertirse en una mujer virtuosa. “Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas” (Proverbios 31.10).

La amada hermana Juana

Hace muchos años, durante el tiempo que yo asistía a la Escuela Bíblica de una de las denominaciones que se conocen en la actualidad, yo tuve ciertas responsabilidades en el seno de un grupo de jóvenes. Además, yo también estaba encargado de transportar a algunos niños y jóvenes que juntos asistían a esta Escuela Bíblica y a las clases de la Escuela Dominical. Entre los jóvenes que me ayudaban en el trabajo, yo recuerdo que hubo una cierta joven que me impresionó más que los demás. Ella se llama Juana y asistía a este tipo de escuela como una preparación para la maestría. Desde su niñez, Juana fue educada en el hogar bajo principios bíblicos. Ella se caracterizaba por ser una persona muy piadosa. Algo que la hacía resaltar mucho era que ella conocía los resultados de actuar y de hablar como una mujer virtuosa. Esto la convertía en alguien especial. Ella ponía en obra su carácter virtuoso de una manera muy efectiva y peculiar. Durante ese tiempo al que ahora me refiero, Juana no estaba casada. Eso la hacía actuar con cierta libertad para ejercer un ministerio piadoso con éxito y sobre todo para servir de apoyo a los líderes de aquella Escuela Bíblica.

Juana fue una gran bendición para mí en el desarrollo del ministerio que me había sido encargado en la Escuela Bíblica. Tal parece que ella sabía el momento justo para decir palabras apropiadas de ánimo, para orar por alguna situación o para enviarme alguna nota pequeña de exhortación. Lo cierto es que de una forma o de otra, ella siempre encontraba algo para alentar a los líderes de la Escuela Bíblica. Además, ella fue también una muchacha muy activa y dedicada en las actividades de la escuela. Su corazón se deleitaba en respetar a los líderes y maestros y a su vez engendraba un deseo valiente en el alumnado para que se sintieran responsables de cada actividad a realizar. Nunca olvido que en cualquier momento cuando yo más necesitaba algo que me animara a causa de estar enfrentando alguna prueba dura entonces recibía una notita de ella donde me escribía: “Amado hermano Denny, Dios le bendiga este día. Hoy oré por usted. Dios lo acompañe en todas sus tareas. Juana.” Yo admiraba mucho a esa joven y pensaba en mi corazón que algún joven encontrará una joya cuando se case con esta muchacha.

Entonces llegó el día cuando ella me vino a pedir consejo acerca de su futuro. Lo cierto es que cierto joven que también estudiaba en la escuela estaba pidiéndole que fuera su novia. El interés de este joven iba mucho más allá de convertirse en su novio, sino que ya él le había indicado que deseaba casarse con ella. Es por eso que ella se me acercó y me dijo:

—Hermano Denny, quisiera saber su opinión acerca de un joven de la escuela. ¿Acaso puede usted investigar un poco más de su vida y decirme su opinión?

Yo estuve de acuerdo en hacerlo y me di a la tarea de investigar acerca de ese joven. Realmente, yo no lo conocía mucho, pero los otros líderes y maestros que trabajaban en la escuela y se relacionaban más con él me dieron un buen testimonio de su persona. Este muchacho me pareció ser un buen cristiano, pero a mi entender él era un joven común y corriente. Lo que deseo expresar es que a mi entender este joven no era alguien “extraordinario”. Además, él no había estado mucho tiempo en la escuela y casi se puede decir que había comenzado a “madurar” en los caminos de Dios. Por supuesto, yo pensé algo así como: Juana es tan buena cristiana y piadosa. Ella puede llegar a casarse con alguien extraordinario. Bueno, de todas formas yo regresé a ella al poco tiempo y de acuerdo a lo que le dije ella entendió que el joven era “apto” o más bien que estaba “aprobado” por mí. No obstante, yo no dejé de hacerle ver que ella podía aspirar a alguien de mucha más capacidad y talentos. Más tarde ella aceptó ser su novia ya que sentía que era la voluntad de Dios.

La relación de ellos empezó a florecer de una forma muy linda y al cabo de un año se casaron. ¿Acaso te imaginas lo que sucedió en la vida de ese joven común? ¡Este joven desconocido para muchos llegó a ser uno “conocido en las puertas”! Él se convirtió en un predicador muy elocuente. Su esposa conocía los principios de la mujer virtuosa y ella se sometió bajo su autoridad y le fue una gloria para él día a día. Ella derramó toda su fortaleza y todos sus talentos en la vida de él. Y por supuesto, las notas de ánimo que yo antes recibía ahora era él quien las recibía. De igual modo, ahora era él quien recibía los beneficios de todas las oraciones que ella elevaba a Dios. Además, yo pienso que está de más que escriba que era él a quien ella tanto animaba, admiraba y apoyaba constantemente. Su espíritu sumiso, que anteriormente nos había bendecido a todos los que trabajábamos en el ministerio de la Escuela Bíblica, ahora lo bendecía a él. Toda su fuerza y poder, toda su espiritualidad y todo su amor ahora se derramaban sobre la vida de este hombre quien por medio de ese amor, de sus palabras de ánimo, de su apoyo, de su respeto, de su reverencia y de su propia vida ahora se había convertido en un líder.

Ya al cabo de dos años de haberse casado, este hombre no era el mismo que yo había conocido. Ahora él era “conocido en las puertas” de la escuela y se le había dado una posición de liderazgo dentro de la misma. Este hombre extraordinario llegó a ser un gran hombre de Dios, un buen predicador, un líder eficaz, un hombre con dirección y propósito y uno que se podía seguir a causa de su ejemplo. Cuando yo pude ver con mis propios ojos en lo que este hombre se había convertido y al compararlo con lo que era antes de haberse casado con Juana entonces supe la razón de su éxito. Su esposa era una mujer virtuosa y el resultado de su vida dedicada la galardonaron con un fiel hombre de Dios.

Sí, estimada lectora, Juana conocía los principios acerca de la mujer virtuosa y ella fue eficaz al ponerlos por obra. Y tú también puedes llegar a conocerlos y ponerlos por obra en tu vida sin importar si eres soltera o estás casada. Ustedes las mujeres fueron diseñadas por Dios específicamente para llegar a ser tal mujer que actúa a la sombra del hombre que tienen a su lado para guiarlas. En otras palabras, ustedes han sido creadas para ser la “ayuda idónea” del hombre. ¡Qué gran privilegio! Por favor, enfoquen sus energías y su creatividad en ese hombre a su lado. Y no olviden que hay tanto poder disponible para ustedes como mujeres de lo que hay también para cualquier hombre que predica o que es un líder. Juana “perdió” su vida e identidad al entregarse por completo a la vida y la identidad de su esposo. De hecho, yo estoy seguro que ella tenía toda la potencialidad para levantarse a sí misma y tomar un lugar de preeminencia, pero escogió esconderlo todo en su esposo. Nosotros sabemos que llegará el día cuando ella “resplandecerá como el resplandor del firmamento” (Daniel 12.3).

Un pez fuera del agua

Cuando Dios creó a Eva, él la diseñó con un propósito específico al igual que todo lo creado. Eva fue creada para que fuera la “ayuda idónea” de Adán. En este caso, el primer hombre fue agricultor y es por eso que es de suponer que Eva, de buena voluntad y sin quejarse, llegó a ser la esposa de un agricultor. La caída en pecado del género humano trastornó todo para los seres creados. Muchas veces es sabio tratar de visualizar cómo era la vida en el Huerto de Edén para reenfocarnos bien en el tema o el asunto acerca de la distinción de papeles de cada ser creado.

Al considerar a la “mujer moderna” y sus metas, yo tengo que pensar en la ilustración de un pez fuera del agua. La “mujer moderna” es una mujer que tiene su propia carrera, sus propios planes, es atrevida, es agresiva y su deseo principal es alcanzar la celebridad. Ahora bien, si tú crees la historia de la Creación según la Biblia (yo la creo) entonces para mi concepto esas mujeres modernas a las cuales acabo de describir las comparo con los peces fuera del agua.

¿Alguna vez has visto a un pez fuera del agua? Esto es algo muy interesante. Lo primero que se nota es que sus agallas se abren y se cierran rápidamente, tratando de recibir el oxigeno necesario. Bueno, lo cierto es que Dios no creó a los peces con la capacidad de obtener el oxigeno que necesitan a partir del aire, sino que lo obtienen con facilidad dentro del agua. Si se saca a cualquier pez fuera del agua entonces empezará a lanzarse al aire, pues necesita oxigeno y no puede obtenerlo si no es dentro del agua. Y por supuesto, un pez fuera del agua irá muriendo poco a poco. Como otra observación, un pez fuera del agua no se siente cómodo y feliz porque no está en el ambiente que le corresponde. Sin embargo, si este mismo pez es retornado al agua… ¡qué felicidad! Inmediatamente empieza a nadar y uno nota que está feliz de volver al lugar que le es natural.

Yo medito en esta descripción cuando me encuentro o escucho acerca de esas damas de carrera y las que apoyan el movimiento feminista en cuanto a la “liberación” de la mujer. Me entristece saber que muchas de esas mujeres creen en esa falsa “liberación de las mujeres” y lo que hacen es actuar y hablar tal y como un pez fuera del agua.

Yo escuché de una mujer que se llama Mary Pride. Ella escribió un libro titulado The Way Home (“El camino al hogar”). Yo no leí este libro, pero mi esposa sí lo hizo. Es un libro interesante que narra la historia de una mujer que tenía un título profesional y que se desempeñaba en una gran empresa. No obstante, tal y como un pez fuera del agua, ¡no podía respirar! Además, ella confiesa que sufría profundamente al descubrir que no se sentía como una mujer realizada, sino vacía. Ella no era feliz, aunque buscaba ser una mujer “liberada”.

Lo cierto es que al ella por fin tomar su respectivo lugar en el hogar entonces fue que se sintió tan realizada que escribió ese libro, bajo la inspiración del Señor, para que las demás mujeres profesionales puedan leerlo y darse cuenta que no están en el lugar correcto.

Yo sé que existen muchas maldiciones y confusiones que están cayendo sobre esos “peces fuera del agua”, quienes en realidad han perdido el camino correcto. Durante los últimos treinta años, un nuevo grupo de enfermedades ha aparecido: El síndrome de la fatiga crónica, las alergias, etc. Por lo general, las mujeres sufren más de estas enfermedades que los hombres. Los médicos están descubriendo que esas enfermedades resultan a causa del temor, la ansiedad y el estrés. Por favor, considere conmigo este asunto por un momento. Las mujeres han entrado a ejercer funciones que no deben desempeñar, cosas que son demasiado negativas para ellas. Mi concepto es que las mujeres no fueron diseñadas para desenvolverse en el mundo de los negocios. Al trabajar en los negocios, la mujer se fatiga a razón del estrés causado por la realidad que ella no está diseñada para algo parecido. Es por eso que muchas veces su cuerpo se enferma. La respuesta y solución al problema de la mujer es volver al lugar que fue diseñado para ellas. En este caso, las mujeres deben “saltar” y así “caer dentro del agua”. Y el resultado de “caer dentro del agua” se nota cuando ella desea someterse bajo la autoridad del hombre y para ser más específico, de su esposo. ¡Ése es el lugar que Dios diseñó para ellas!

Conclusión

Estimada lectora, para resumir brevemente lo que he tratado de exponer para ti en este capítulo, quiero decirte esto: Dios te hizo para tu esposo. Él te creó para que lo reverencies, lo animes y lo bendigas como la gloria que debes ser para él. Tú eres su ayuda idónea. Tú has sido creada para respirar en el ambiente de una vida a la sombra de tu esposo y desempeñar el papel de una mujer virtuosa.

Ahora te preguntaré: ¿Eres tú un pez fuera del agua? Si tú estás tratando de forzar a tu esposo, si lo presionas y si estás tratando de desempeñar el papel que él debe tener, si eres una “mujer de carrera”, entonces eres un pez fuera del agua. Por favor, no olvides que tu ambiente es el del hogar. Ahí es donde tú puedes bendecir a tu marido y a tus hijos tal y como una mujer virtuosa lo hace. Y te aseguro que al estar en el lugar y ponerte en la posición que Dios ha diseñado para ti, una vida piadosa manará de ti, una gracia transformadora fluirá de ti y nadarás por la vida con mucha facilidad, libertad y bendiciones.

Oración

Padre que estás en los cielos, yo te doy gracias por tu hermoso plan y propósito para las mujeres. ¡Tan excelente es tu sabiduría! ¿Cómo es que algunos pueden dudar de ella? Oro por todas las preciadas mujeres que han leído este capítulo. Por favor, Señor, derrama de tu Espíritu Santo sobre ellas en este mismo momento. Te ruego, Señor, que les testifiques en sus corazones acerca de lo que es correcto. Sí, Señor, háblales de la paz que se experimenta cuando se hace tu voluntad (Salmo 85.8) y guíales a su hogar otra vez. Dios nuestro, permite que ellas aprendan acerca del mandamiento de respetar a los esposos y a que se sometan bajo la autoridad de ellos. En el nombre de Jesús, amén.