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La búsqueda de una descendencia para Dios

© 2004 por Denny Kenaston

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CAPÍTULO 18

La esclavitud de la necedad

La necedad está ligada en el corazón del muchacho;
Mas la vara de la corrección la alejará de él.
(Proverbios 22.15)

Ahora estudiaremos otro versículo clave en cuanto a la crianza de los hijos. Yo escribo “versículo clave” debido a que aquí en este versículo aparece una palabra que revela algo especialmente fundamental acerca del corazón de un niño que no ha alcanzado cierto nivel de sabiduría. Me refiero a la palabra “necedad”. Mi oración es que Dios abra los ojos del entendimiento de los padres en cuanto a esta palabra para que así ellos puedan tratar más profundamente con el corazón del niño, discerniendo sus necesidades a una temprana edad, y no tan sólo juzgar sus hechos.

Vamos a estudiar varias palabras que nos ayudarán a definir mejor el acto de la “necedad”. Antes de seguir adelante con este estudio, yo deseo que sepan que las palabras “bobería” y “tontería” son sinónimas de la palabra “necedad”. Por eso, se puede decir que “la bobería y la tontería están ligadas al corazón del muchacho…” Todo padre o madre ha experimentado esto en su hijo.

Ahora yo compartiré contigo una descripción mental que encontré al estudiar la palabra “necedad”. Esto es como una espiral o un muelle circunferencial que alguien ha dejado caer precipitadamente al suelo: no se sabe para dónde va a saltar. La necedad es un espíritu completamente incontrolable, y la Biblia nos afirma que está ligada al corazón del muchacho.

Al predicar sobre este tema, en varias ocasiones le he preguntado a la audiencia si me doy a entender con lo que estoy tratando de decir. La mayoría de los padres siempre levantan la mano como muestra de que sí están entendiendo o de que sí me comprenden. Es preciso que nosotros aprendamos a identificar esa necedad, dándonos cuenta que Dios desea que no ignoremos la presencia de ella en las vidas de nuestros hijos. Si tratamos de eliminarla lo más que podamos desde la niñez de nuestros hijos, entonces no tendremos que tratar con tantas y tan graves trasgresiones en el futuro.

Considere las definiciones que se ofrecen a continuación. Las mismas provienen etimológicamente del significado de las mismas palabras en los idiomas hebreo, griego y español.

Necedad

• En hebreo la palabra necedad define a alguien “estúpido; con bobería; sin sentido”. La descripción mental es la de un hombre gordo que siempre está hablando de forma chistosa. ¿Has visto a tal clase de hombres?

• En griego la palabra necedad se refiere a alguien que “habla bobada; bromista; hablador de chistes”.

Bobería: Palabra que en español quiere decir “dicho o hecho necio”.

Necio: Palabra que en español quiere decir “bobo, tonto o majadero”.

Estúpido: Palabra que en español quiere decir “falto de inteligencia; necio”.

Chiste: Palabra que en español quiere decir “algo cómico; burla o chanza”.

Broma: Palabra que en español quiere decir “bulla, diversión, chanza, burla”.

¡Qué lista de palabras negativas! ¿Verdad? Te animo a meditar sobre ellas de manera que tengas una idea con relación a discernir lo que pasa en el corazón de tus hijos. La palabra “necedad” no sólo describe un acto o dicho malicioso. En el libro de Proverbios, las palabras “necio” y “necedad” algunas veces provinieron de otras raíces, las cuales también indican un acto criminal. Hay que distinguir el sentido de las palabras. La palabra “necedad” en Proverbios 22.15 no indica algo criminal, sino hechos y actitudes “sin sentido”, o sea, “sin provecho”.

Los proverbios que se refieren a la crianza de los hijos nos fueron dados para guiarnos al camino correcto. En el corazón de un niño hay lo que conocemos ya como la “bobería”, que es actuar sin sentido, y la falta de templanza (dominio propio). Cuando un niño es consentido, la necedad de su corazón crece mientras crece su cuerpo. Al llegar ese niño a la adultez, entonces esa necedad existente desde la niñez madura y se convierte en otra forma de necedad. Las palabras en hebreo que describen esta otra clase de necedad no son las mismas palabras que describen la necedad de la niñez. De hecho, las palabras hebreas que traducen la necedad “adulta” tienen sus raíces etimológicas en las palabras “maldad” y “perversidad”.

Ahora bien, vamos a considerar esas definiciones con relación a nuestros hijos. Todos sabemos que la bobería es parte de ellos, pues la vemos a menudo en sus acciones y dichos. Es cierto que nuestros amados hijos pueden ser “incontrolables” en ciertas ocasiones. No es difícil ver la necedad en un niño. Por cierto, muchas veces nosotros somos culpables de la misma y hasta de estimularla en ellos.

¿Qué debemos hacer con la necedad en nuestros hijos? La respuesta es que debemos utilizar los métodos que Dios nos ha provisto para guiarles de una forma que vaya eliminando poco a poco tales actitudes del corazón y actos de su personalidad. Quizá tú reaccionarás al leer esto aquí. Quizá deseas preguntarme: “¿Por qué no permitir que los niños se diviertan como ellos lo desean?” Muy bien, la respuesta es sí, permite que ellos se diviertan. ¡Los niños pueden gozarse de la vida! No obstante, ellos no se deben perder su tiempo divirtiéndose en la bobería que no les enseña nada bueno y positivo, sino que debemos velar por hacer que ellos se diviertan en lo sano que les preparará el camino para la vida futura. Existe una gran diferencia entre un niño necio e “incontrolable” y un niño feliz y gozoso que sabe lo que significa la templanza. Esta es la clave de la enseñanza de este capítulo. Es por eso que si nosotros como padres aprendemos a discernir acerca del espíritu de nuestros hijos entonces podremos ayudarles mucho mejor en la vida. Si discernimos que nuestro hijo anda en la necedad, nosotros podemos ayudarle a ir eliminándola de su vida de manera que otras cualidades del carácter piadoso puedan desplazarla. ¡Un espíritu calmado es mucho mejor que un espíritu turbado!

La sociedad en la que vivimos ha influido mucho en nuestra manera de pensar. Seamos realistas; nuestra sociedad está riéndose y divirtiéndose, pero va rumbo a la destrucción. Para muchos, cada asunto tiene que ser chistoso y divertido. Los que producen películas, libros y juguetes conocen acerca de la necedad de los niños y han desarrollado un nuevo método para ganárselos. A este método podemos llamarle “Necedad 101”, ya que el principio es muy básico: los niños siempre son atraídos por lo cómico y lo divertido, y para ganárselos hay que hacerlo todo de esta forma. Desafortunadamente, existen muchos cristianos que han seguido esta manera de pensar y de actuar. Por ejemplo, en la actualidad, en muchos libros y revistas con un enfoque “cristiano”, aparece el profeta Moisés, representado como un hombre anciano, divertido y chistoso, con una barba curiosa, en lugar de representarlo como el poderoso y serio profeta de Dios.

Te animo a que vuelvas a meditar sobre las definiciones citadas anteriormente acerca de la palabra “necedad” y el principio de esta palabra en el corazón de un niño. Estoy seguro que al tú considerar estas definiciones con relación a lo que se ve en la mayoría de los niños en la actualidad, eso podrá cambiar tu modo de pensar de tal manera que ya no aceptes muchas de las cosas que casi todos aceptan como “inocentes y chistosas”. Al entender mucho más acerca de la necedad entonces uno se da cuenta del origen de los actos necios de un niño. No obstante, muchas veces somos nosotros los padres los que provocamos la necedad en nuestros hijos. Otras veces son otros hijos o algunos de nuestros familiares o los vecinos los que lo hacen. En otras ocasiones son los juguetes, los libros o las actividades mundanas y sin provecho alguno. La bendición de estudiar y meditar sobre la necedad es que al conocer lo que ella realmente es, entonces podemos comenzar a eliminar cualquier cosa que la provoca en la vida de nuestros hijos. Al hacer esto les demostramos amor a nuestros hijos, un amor muy práctico.

Desatadle y dejadle ir

Ahora yo deseo que estudiemos la próxima palabra del texto de la cita, la cual hace que comprendamos la urgencia de la crianza de nuestros hijos. Me refiero a la palabra “ligada”. Dios dice que la necedad está “ligada” al corazón del niño. Esta palabra es la misma que se usa para describir a Sansón cuando lo llevaron cautivo. Ya que a él se le consideraba alguien peligroso y se había convertido en un prisionero muy importante, lo ataron bien para que no pudiera escaparse. Al pensar en esta descripción, nosotros podemos ver a una persona atada con mucho cuidado y en la que se ha utilizado para ello muchos metros de sogas muy fuertes.

Ahora bien, la Biblia nos quiere decir que la necedad está ligada al corazón de un niño, o sea, “bien atada”, del mismo modo que lo estaba Sansón. En conclusión, ese deseo de ser desobedientes, esa bobería, esa actitud incontrolable y muchas otras cosas más es la prueba más convincente que nos demuestra que ¡todos los niños están atados y atrapados a causa de la necedad que hay en sus corazones!

Quizá ahora tú te des cuenta y pienses: Usted tiene razón, hermano Denny. Sé que esas cosas están atadas al corazón de mis hijos. Tal vez tú has procurado muchas veces tratar con ellas, pero sin éxito. Algunos padres no hacen nada al respecto y simplemente aceptan convivir con esas actitudes necias de sus hijos. Ellos las llaman “los años terribles de la niñez” y esperan que pronto pasen. Yo no acepto “los años terribles de la niñez”; no es una frase bíblica.

Yo deseo compartir contigo una buena noticia: hay una manera de librar a tus hijos de la necedad. De hecho, “los años terribles de la niñez” pueden convertirse en la etapa más encantadora de la vida de tus hijos, y la tuya propia. En mi casa se escucha a menudo lo siguiente: “¡Todo hogar debe tener un niñito de dos años!” Lo decimos debido a los gozos y deleites que nuestros hijos de dos años siempre nos dan.

Entonces, ¿qué debemos hacer con la necedad que está ligada al corazón de nuestros hijos? Algunos escogen gritarles o hacerles estar durante un buen rato en la esquina de alguna de las habitaciones de la casa, pero en realidad estas acciones no hacen nada para quitarle a ese niño la necedad que hay en su corazón. Otros escogen hablarles de forma muy amable y cariñosa o hasta les dan un regalito, pero eso tampoco funciona como un buen método que sirva para quitarle esa necedad que está ligada al corazón del niño. Algunas personas han tratado con esa necedad. Otros le propinan al niño un golpecito en la mano o tratan de aconsejarle que no haga lo que está haciendo, pero la necedad siempre se queda atada al corazón del niño. ¡La necedad está ligada al corazón de tu hijo! Solamente en la Biblia se encuentra la solución para quitarla.

La solución bíblica se encuentra en la última parte del versículo de la cita: “Mas la vara de la corrección la alejará de él”. El uso de la vara es el método que Dios ha mandado para librar a tu hijo de la necedad. A través de mi propia experiencia, yo puedo decir que este método funciona. ¡Sí funciona! Yo no sé si tú lo has experimentado o no, pero yo sí he experimentado ocasiones cuando alguno de mis hijos se ha comportado neciamente. Yo le doy un castigo, utilizando la vara. El niño comienza a responder de una forma completamente diferente a partir de ese mismo momento. Yo me he fijado que después de haberle propinado el castigo que mereció, el niño se ha comportado mucho más calmado, mucho más contento, mucho más bondadoso. Comenzó a compartir sus juguetes con otros niños durante el resto de ese día en un ambiente de paz y de gozo. Eso quiere decir que poco a poco mi hijo está siendo librado de la necedad y cada día se hace mucho más sabio al actuar con sobriedad. ¿Cómo ocurrió esto? La necedad se alejó de él por medio del castigo con la vara. Por favor, hazle un favor a tu hijo: líbrale de la necedad ligada a su corazón por medio del método que Dios te da para ello en la Biblia. No es justo que dejes que la necedad controle a tu hijo, ni tampoco es la voluntad de Dios que tus hijos vivan bajo el dominio de ella.

Algunos niños pasan toda su niñez en medio de la bobería y la necedad. Vivir desenfrenadamente bajo el dominio de este tipo de comportamiento hace que peores actitudes se desarrollen en la personalidad del niño y lo peor de todo es que estas actitudes se harán mucho más fuertes con el pasar de los años. Debido a esto es que entonces la conciencia del niño se oscurece, el egoísmo se le refuerza en el corazón y sus hechos y actitudes van de mal en peor. A causa de todo esto y de mucho más es que no es justo dejar al niño seguir este rumbo a la destrucción. Me parece que es injusto e inhumano permitirle a un hijo seguir bajo el dominio de una condición tan miserable, cuando uno bien sabe que puede librarle de ello por medio del método bíblico del castigo con la vara. Durante todo el tiempo que el niño anda sin el castigo que merece, él anda frustrado y descontento, sin poder gozar de forma sana las oportunidades que le da la vida. A lo mejor hasta él mismo entiende que la necedad le guía, pero estoy seguro que los padres sí saben que la necedad está ligada al corazón de su hijo.

Amados padres, nosotros necesitamos de mucho discernimiento para entender lo que pasa con nuestros hijos. Por medio de ese discernimiento uno se puede dar cuenta mucho más temprano que un niño está empezando a seguir el rumbo de la necedad. ¿Recuerdas que anteriormente mencioné las ocasiones en las que yo sentía que algo andaba mal en alguno de mis hijos y entonces yo esperaba la oportunidad para corregirle? En tales ocasiones, la oportunidad para corregir al hijo necio se presentó sin esperar mucho tiempo. Yo deseo recalcarte que en tales ocasiones no les doy un castigo con la vara solamente por los actos necios ya cometidos, sino que además veo la necesidad de su corazón y le doy el castigo que merece, pensando en su futura conducta y en la eternidad de su alma. Si yo no le diera un castigo con la vara ese hijo seguiría en su necio caminar. Yo me he dado cuenta que ese hijo necesitaba un “avivamiento” en su vida, pues estaba repleto de la bobería y se sentía culpable. Y puesto que yo amo tanto a mis hijos es por eso que siempre estoy presto a observar y esperar las oportunidades diarias para librarle de su esclavitud de la necedad que está ligada a su corazón.

Amados padres, ¿pueden darse cuenta de cómo el castigo con la vara puede librar a su hijo de la esclavitud de la necedad? Aquí está la clave y un asunto de mucha importancia con relación en la crianza de los hijos. La cosa no es que tú, como padre, estés enojado con el hijo necio, sino que sepas que estás moldeando su alma. Entonces con toda calma y amor, lo llevas a su habitación para aplicarle la disciplina mencionada en el capítulo 16. De esta manera, el alma de tu hijo pueda tener descanso y alegría. Además, así le das un día de felicidad y de avivamiento a tu hijo. Es el plan de Dios que tus hijos tengan una vida feliz, gozosa, contenta y que irradie alegría. Y librarle de la necedad por medio del castigo con la vara es la manera por medio de la cual tú puedes ayudarles a mantener tal vida de dicha.

En cierta ocasión, cuando a penas nuestro hijo Joshua tenía 6 años de edad, yo me di cuenta que Joshua parecía estar siendo guiado por un espíritu de necedad. Al darme cuenta de esto, yo le abrí mi corazón a Dios por un momento y oré: “Padre, Joshua necesita un castigo con la vara. Hazle que manifieste todo abiertamente para que yo pueda librarle”. Cierto día, Joshua no se apareció a mi taller para ayudarnos a algunos de mis hijos y a mí con el trabajo. Pasó una hora y sentí que Dios me decía: “Ve a la casa”.

Sin pensar en lo que había orado una hora antes, yo fui a la casa. Al abrir la puerta, lo primero que presencié fue a Joshua tirándose en el piso con una rabia tremenda debido a que no podía jugar con un cierto juguete. Imagínate cómo se sentiría él en ese momento. Quizá él pensó: ¡Ay! ¡Papá me ha visto en el acto mismo del error! Sin ponerme a pensar mucho en sus pensamientos, yo puedo decir que fue una hermosa ocasión, pues Dios colaboró conmigo en el asunto y yo sabía lo que debía hacer. De forma calmada, yo lo mandé a su cuarto para que me esperara allí. Entonces allí juntos tuvimos un dulce tiempo de disciplina, tal como se explicó en el capítulo 16. Además, yo confieso que debido a que yo había orado aquella mañana en cuanto a lo que presentía que veía en su corazón, pude demostrarle a mi hijo Joshua cómo el Señor colaboraba conmigo en su crianza.

En tiempos como los que nos ha tocado vivir, nosotros podemos discernir que la necedad está ligada al corazón del niño y que es necesario que cada padre colabore con Dios para lograr limpiarles las conciencias a nuestros amados hijos. La única manera para librar al niño de la necedad es disciplinándole. Por esta razón es preciso que el castigo se le imparta lo más temprano posible en su vida. Demorarle el castigo es un acto de crueldad, ya que además de no hacer nada para impedir que se destruya, también les damos a nuestros hijos un mensaje silente que le dice: “No te amo. No me importa que tú andes en necedad. Me da lo mismo porque no te amo.”

Hay un refrán que dice: “Demorar en el uso de la vara arruina al niño”. ¿Sabes qué quiere decir la palabra “arruinar”? Esta palabra quiere decir “hacer podrir, hacer algo sin eficacia, perder la utilidad”. Al negarnos a actuar ante nuestra responsabilidad de librar a nuestros hijos de la bobería o la necedad, los consideramos como una basura o algo que no tiene valor alguno. Bien se puede decir que entonces le permitimos al enemigo de sus almas que entre en sus vidas para quitarles lo bueno que hay en ellos y para animarles a que sigan por el camino de la destrucción eterna. Esto es una tragedia con consecuencias eternas.

Oración

Oh Padre Celestial, nosotros en este momento oramos para poder visualizar lo que realmente está a nuestro alcance. Deseamos tener hijos felices, Señor, y necesitamos de tu gracia para llevarlo a cabo. Ayúdanos a visualizar este principio clave en la crianza de nuestros hijos. Ayúdanos también a percibir la gran cantidad de necedad con la que la sociedad quiere derrotar a nuestros hijos. Concédenos la capacidad de percibir los comienzos de la bobería en el corazón de nuestros hijos y ayúdanos a librarlos en amor, en lugar de reaccionar en frustración. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, amén.